
Lean estaba preparando un proyecto con Alexander Korda como productor para llevar a cabo la realización de la novela "El viento no sabe leer". James Mason ("Rommel, el zorro del desierto") iba a protagonizarla, y se había contratado a la japonesa Kishi Keiko para el papel femenino de esta historia romántica ambientada en la II Guerra Mundial. Dicha película acabaría rodándose... pero sin David Lean en el proyecto, ni Mason, ni mucho menos Keiko que ya estaba preparada para el papel. El motivo de dicho desplante no fue otro que el que Lean acabaría aceptando dirigir "El puente sobre el río Kwai".

Acostumbrado a meter mano en los guiones, la relación de Lean con Foreman iría de mal en peor dado que el director británico tenía una idea diferente sobre algunos temas, sobretodo enfrascados en el importante enfrentamiento dialéctico entre Nicholson y Saito. Mientras el guión iba cobrando forma, tocaba echar mano de un reparto de estrellas. El personaje de Shears se haría americano precisamente para poder vender bien la película en Estados Unidos, dado el caracter británico del resto del proyecto. Para el mismo se comentó inicialmente el nombre de Cary Grant; para el papel de Nicholson Noel Coward y Lawrence Olivier parecían destinados al papel tras la negativa inicial de un Alec Guinness que Lean quería en el proyecto.

David Lean puso sobre la mesa la idea de rodar en Cinemascope, tan de auge en aquellos años 50. Otros detalles previos al rodaje radican en temas impostantes como que Lean NO quería que la marcha del Coronel Boogey sonara en el inicio mientras la silbaban, ya que la consideraba ridícula. Y no accedió a rodar en Yugoslavia para abaratar costes, insistiendo en rodar en tierras asiáticas. Precisamente el tema inicial de la marcha, y no gustar como estaba llevado a cabo el personaje de Saito conllevaría el abandono de Foreman del proyecto. Primera víctima de Lean. El guión lo acabaría Michael Wilson, y en el mismo la productora EXIGÍA la inclusión de una historia romántica para carteles promocionales. Dicha historia no abarcaría ni cinco minutos en pantalla (por suerte para los seguidores de la película) pero sirvió para no pocos carteles con Holden en bañador.
Rodaje

Eso sí, tres especialistas morirían en el rodaje de la escena donde se colocan las cargas de dinamita al ser llevados por el río. Y en este macabro punto toca señalar que el maleficio del film iría más allá con un hombre falleciendo por enfermedad tropical de vuelta a Gran Bretaña, además de otro muerto y dos heridos de gravedad en un accidente de coche. El rodaje se pudo concluir para gloria de Lean, Guinness y compañía, no sin antes un último susto.
Cinco cámaras preparadas para rodar la escena de la voladura del puente. El fenómeno del rodaje de una gran superproducción de Hollywood hizo que el día de la voladura se invitara a numerosos miembros del gobierno del país asiático que fueron a ver como se volaba el puente. Todo tenía que salir bien a la primera, porque volar un puente y que no se grabaran las imágenes iba a ser una chapuza que dispararía el presupuesto. Y, a la hora de la verdad, el tren que iba teledirigido (era de verdad) descarrilaría en una curva previa a llegar al puente. Por suerte, hubo tiempo de avisar de que no volaran el puente. Y todo quedó pendiente para el día siguiente.
Al día siguiente, nuevamente con toda la parafernalia rodeando tan famosa e importante escena, sí se pudo conseguir que el tren llegara al puente y este estallara dotando de un sensacional realismo a la parte más mítica de la película. Era el 11 de marzo de 1957. El rodaje concluía y Lean se puso manos a la obra como montador para acabar la película en agosto del mismo año. En total, sólo costó 2,8 millones, cifra bastante baja para tratarse de un gran proyecto. Y la película se convirtió en el gran éxito de su año superando los 27 millones de dólares ganados (recordemos que un 10% fue a parar a la hucha de Holden).

El caso es que para evitar problemas con la caza de brujas en las que estaban inmersos tanto Carl Foreman como Wilson, Pierre Boulle acabó siendo "engatusado" por Spiegel para acceder a ser considerado guionista único y, por lo tanto, fue quien recibió el galardón al Mejor Guión del año. En la década de los 80 se reconocería a los otros dos guionistas como co-autores del guión, pero nunca recibirían en sus manos tan merecido galardón, puesto que para entonces ya habían fallecido ambos.

*Bibliografía y filmografía
David Lean. La emoción y el espectáculo (Tomás Fernández Valentí)
Películas clave del cine bélico (Edmon Roch)
El puente sobre el río Kwai (David Lean)
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