Érase una vez en el III Reich (Crítica de "Jojo Rabbit")

Entre proyecto Marvel y proyecto Marvel, Taika Waititi, director de la fresca y divertida "Thor Ragnarok", se atreve con la II Guerra Mundial, el III Reich, y hace su particular película sobre el holocausto... dejándolo todo a un lado y poniéndose, en gran parte, en el punto de vista del verdugo. "Jojo Rabbit" se convierte en una de las comedias más frescas en mucho tiempo, y en el mejor ejemplo de la tragicomedia desde "La vida es bella".

Waititi lo logra dejando por momentos su estilo propio, un tanto más macarra, para abrazar ese tono más trágico y dramático que podría tener la obra de Benigni cuando se ponía seria. Sin embargo, no es justo compararlas porque "Jojo Rabbit" sabe encontrarse a sí misma y ser una película tan valiente y adulta como para tirar adelante sin necesidad de emplear el humor grueso o el macarrismo de su directo, algo que, aún así, se llega a echar ligeramente en falta.

El arranque fulgurante de la película no nos llega a mostrar las auténticas bazas de la película. Al revés, se trata del divertirse y ridiculizar el nazismo y a las Juventudes Hitlerianas con un humor tan Waititiano, como chaplinesco. Recordando a "El gran dictador", y con un Sam Rockwell que se hace amo y señor de sus escenas, con permiso (posteriormente) de Scarlett Johannson, auténtica alma de la película, capaz de ser el pepito grillo que Jojo necesita en su aprendizaje.

Ese divertido arranque, para hacernos reir y pasar un buen rato, dará paso a la cruda realidad de la guerra. Ese aroma a derrotismo del que no se desprenderá durante el resto del largometraje, que juega muy bien a camino entre la comedia y la tragedia, entre lo divertido y la barbarie. Waititi sabe coger la esencia de la obra original y darle su propia versión, no apta para carcas que odien la comedia dicharachera.

El Adolf que nos muestra Waititi con su propia voz y pintas, no deja de ser un señuelo, un gag cómico hecho para que dentro de una fábula dramática, llena de ternura pero descorazonadora como toda guerra, nos consiga arrancar alguna que otra carcajada y nos recuerde que de todo lo malo, se puede hacer humor, y que la vida sigue adelante, como la de este personaje: Jojo, del que debemos deternernos un momento a hablar.

Más allá del III Reich y del tono burlesco de la película, Jojo acaba siendo uno de esos personajes tiernos (y cabroncetes) a los que hay que querer. Un niño de 10 años que absorbe de lo que tiene alrededor. Nazi declarado, y amigo de un imaginario Adolf, le vemos crecer y aprender de la vida a través de las diferentes fuentes de influencia cercana. Desde su fiel amigo un año mayor, el Adolf imaginario, la escuela de buenos "adolfitos", su madre, pero, por encima de ellos (con permiso de Scarlett), el de esa niña judía interpretada por Thomasin McKenzie.

Es de la relación entre estos dos personajes, tan alejados el uno del otro por culpa de la sociedad, de ese amor-odio, del que más aprende el personaje principal. Y, de su mano, todos. Puede que se haya contado ya todo sobre el holocausto, pero nunca habíamos visto en la gran pantalla una divertida propuesta de cómo son los judíos, diga de un panfletario propagandístico impreso por el mismísimo Göebbels, y con un tono tan sarcástico como efectivo. La satira que nos vende Waititi en forma de fábula la compramos, porque nos gusta.

Nos queda, por lo tanto, un cuento, un duro cuento sobre la supervivencia en tiempos de guerra. Sobre cómo el nazismo pudo crear monstruos, y cómo toda influencia en un niño, puede hacerle variar, cual veleta, a lo largo de su frágil aprendizaje de la vida. Para ello Waititi ha labrado un gran guión (nominado al Óscar), y se ha rodeado de dos buenas y jóvenes estrellas, a la par que de una ristra de secundarios a la altura de las circunstancias. El resultado final se saborea y se disfruta, muy a pesar de ese amargor que desprende. 

Porque pocos directores pueden ser capaces de arrancarnos una sonrisa, de hacernos pasar un buen rato... y, en cuestión de segundos, mostrarnos en apenas un plano lejano, el horror de la situación. Waititi lo hace, como lo hizo Benigni. Pero, como he dicho, no iba a comparar las dos películas, porque "Jojo rabbit" sólo hay uno.

Nota: 7,5

Lo Mejor: Esos dos pedazo de jóvenes actores, y el humor de Waititi
Lo Peor: Que se le ve contenido en su intento de contarnos la fábula siendo, ligeramente menos Waititi de lo habitual.

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