La IIGM en el Cine, Capítulo XXII: "El hundimiento" (Oliver Hirschbiegel, 2004)

Volvemos a Europa para narrar el desenlace de la II Guerra Mundial. En suelo Europeo habíamos hablado de la última gran ofensiva alemana, en las Ardenas, para ganar tiempo. Tras la victoria aliada en tan decisiva batalla, a Alemania solo le faltaba esperar. Historias como la de "El puente de Remagen" o "Corazones de acero" nos narraban esos últimos meses de la guerra con los aliados entrando en territorio alemán. Pero, no solo por Occidente, en el Este, habíamos dejado a los soviéticos liberando  tardíamente Varsovia.

Sería el ejército rojo, el de Stalin, el que llegaría a la capital alemana antes. A finales de Abril el frente era Berlín, y esos hechos, los de aquellos fatídicos días, incluyendo el del 30 de Abril de 1945, fecha en la que Hitler acaba con su vida, y el resto hasta el 7 de Mayo, fecha en la que oficialmente se rinde el ejército alemán, son los que nos cuenta "El hundimiento", la sobresaliente película de Oliver Hirschbiegel que pasará a la historia por traer a un Hitler sensacional interpretado por Bruno Ganz, en esos fatídicos últimos días del III Reich.


Sinopsis
Alemania, abril de 1945. Una mujer entra a trabajar como Secretaria de Adolf Hitler. El líder alemán, amable con su gente, sigue confiando en la victoria. Fuera, los soviéticos están a tan solo 12 kilómetros de la capital. El desastre está servido, y se ordena quemar todo tipo de informes, e incluso medicamentos y alimentos para que los enemigos bolcheviques no se hagan con bienes preciados. A espaldas del Führer, Himmler empieza a hablar con gente cercana, como el cuñado de Eva Braun (personaje interpretado por Thomas Kretschmann).

Fuera, en las calles, desolación. Un hombre manco intenta recuperar a su hijo, que se ha convertido inesperadamente en héroe de guerra junto a otro grupo de muchachos que deberían ir a la escuela pero están defendiendo su madre patria. El niño se marchará desesperado. De esta historia posteriormente le veremos recibiendo una condecoración del Führer en persona, el niño será clave en diferentes momentos de la película. En el búnker se montan fiestas, con una Eva Braun dispuesta a olvidar los horrores de la guerra, pero las bombas cada vez caen más cerca.

Vamos viendo diferentes conversaciones de Hitler con otros miembros del partido nazi o del Ejército. A Hitler le importa poco el futuro del pueblo, les toca sufrir. Lo importante es el bien común, y la guerra aún se puede ganar (él es el único que confía en ello). Mandará fusilar a un oficial sin razón alguna. Cuando este acaba hablando con el mismísimo Hitler para decirle que él y sus hombres continúan luchando, no solo no será fusilado, si no que será ascendido a Comandante en Jefe de la defensa de Berlín. Y es que este es otro de los temas que trata la película, como en franca decadencia fue haciendo nombramientos a su antojo a la desesperada.

Fuera, durante la batalla con los soviéticos, el niño soldado del que he hablado se dará a la fuga al contemplar el horror de la guerra. Mientras, un oficial médico se juega el pellejo para buscar medicamentos. En su retirada, acabará dentro del búnker del Führer siendo un actor secundario que contempla la decadencia que hay allí abajo. A Hitler le comunicarán que sus planes no pueden funcionar porque no hay suficientes hombres para hacer frente a los soviéticos, y montará en cólera. Ahí es cuando asume que es su final, que acabará teniendo que acabar con su vida.

El cuñado de Eva Braun decidirá marcharse del búnker y de Berlín para no acabar muerto junto al resto de la plana mayor allí presente. Vemos ahí el fanatismo de la mujer de Goebbels, que reconoce que no querrá que sus hijos vivan después de la caída del III Reich y del nacionalsocialismo; Fuera, vemos como niños soldados acaban con sus propias vidas víctimas del desastre. La ausencia de Hitler la aprovechará Göering para intentar hacerse con el poder. Veremos también a Sperr, hombre de confianza de Hitler, el arquitecto con el que tenía grandes planes para el futuro de Alemania. Éste le dirá a la secretaria que se marche cuando pueda, que ahí no merece la pena morir.

También intenta convencer a Hitler en vano. Y le reoconocerá no haber cumplido algunas de sus órdenes, si bien su lealtad sigue intacta. Hitler no le estrechará la mano en la despedida de su buen amigo. Fuera, volvemos a ver al niño que, tras deambular, conseguirá encontrar a su padre. Si bien posteriormente los altercados de gente fanática acabarán con el padre colgado por "Traición" y el niño, huérfano, nuevamente deambulando junto a otros chavales sin hogar.

En esa vorágine derrotista final, Himmler, desde Lübeck ofrecerá la capitulación a los aliados, lo cual para Hitler será alta traición. Quien pagará los platos es el cuñado de Eva Braun, que será encontrado y fusilado por desertor. Otro oficial de Hitler acabará suicidándose con dos granadas en la mesa donde iba a comer con sus hijos y su mujer. Dentro del búnker, Hitler y Eva se casan, tras quince años de noviazgo. Será un simple papeleo innecesario e inútil puesto que ambos acabarán con sus vidas en ese búnker.

Tras ellos, el efecto dominó. Goebbels y su mujer, y algunos oficiales más, se dejarán la vida en dicho búnker. Otros soldados saldrán del mismo dispuestos a seguir combatiendo o a rendirse. Entre ellos la secretaria de Hitler, que conseguirá finalmente salir viva de todo ese horror. Cuando va a pasar por entre los soldados soviéticos, aparecerá el niño, cual ángel de la guarda, para darle la mano. De este modo, al ver a la joven mujer agarrando a un niño, los soviéticos la dejan pasar sin hacer nada. Mientras, el ejército alemán se está rindiendo y acabará capitulando.

Incluso en esos instantes finales, tras conocer la rendición, dos hombres se pegarán un tiro en la cabeza, últimas víctimas del fanatismo nacionalsocialista que imperaba en un país en ruinas.

Escenas
"El hundimiento" es una película repleta de pequeñas escenas que podrían ser mencionadas. El reparto coral de la película invita, sin lugar a dudas, a hablar de algunas de ellas puntualmente. Como la ya mítica escena en el despacho del Führer que ha sido víctima de numerosos memes, donde le comunican que los ejércitos que él pretende movilizar están casi diezmados y, por lo tanto, no podrán romper el cerco soviético, provocando de este modo la ira de un Hitler que comienza a ver fantasmas y traidores en todos lados.

También podemos hablar de esa escena en la que el líder nazi condecora a un grupo de jóvenes y aguerridos soldados, menores de edad, donde llega a espetar que "ojalá mis generales tuvieran el mismo valor", intentando culpar, de este modo, a los oficiales de carrera del desastre alemán. La fe con la que luchan en las últimas, fanáticamente esos jóvenes hasta acabar suicidándose, es otro de los puntos fuertes de la película.

Pero, sin duda alguna, la secuencia cumbre en el búnker es la de los suicidios finales. En primer lugar con Hitler y Eva Braun, pegándose un tiro el primero e ingiriendo ella una cápsula de cianuro. Previamente habían envenenado al perro. En una sala, sentados en el sofá, se quitaban la vida ante la expectación y la angustia de quienes aguardaban fuera para, posteriormente, prenderles fuego para que los soviéticos no pudieran coger sus cuerpos sin vida.

Más salvaje es la escena de la muerte de los niños de Goebbels. Su mujer se encargará de darles de beber un sedante que les dejará durmiendo durante unas cuatro horas. La hija mayor (de cinco niños) se querrá negar y llorará, pero su madre, con ayuda de un militar, acabará obligando a la niña a ceder. Posteriormente, con nocturnidad, entrará al cuarto para hacerles masticar la pastilla de cianuro que acabará con las vidas de las pobres criaturas. Y es que la fanática mujer de Goebbels había llegado a reconocer que no quería que sus hijos "crezcan en un mundo sin nacionalsocialismo". Posteriormente Goebbels y ella se suicidarán para también ser convertidos en cenizas.

Crítica
Dura, como tuvo que ser aquellos oscuros días del final del III Reich. Así es la obra maestra de Olivier Hirschbiegel, que tras haberse dado a conocer con "El experimento", aquí llegaba al tope. Una parte de la historia de Alemania que nadie se había atrevido a llevar a cabo con tal crudeza. Hasta ahora centradas más en la figura de Hitler, el director quiere dar protagonismo al Führer como maestro de ceremonias de esta tétrica y deprimente historia. Pero, al mismo tiempo, da voz al resto de protagonistas.

Centrándose en un personaje femenino (la secretaria) simplemente como excusa, vemos a un médico alemán con ideas nada fanáticas, a un oficial con miedo, a esa sensación de traición que sobrevuela en el inicio de la película... o a esa locura de un Hitler que se cree él solo sus películas de que la guerra aún se puede ganar, y de que el pueblo debe sufrir porque sí. Y que si él muere, dará igual todo lo demás.

El resultado es espeluznante, porque muestra un Hitler humanizado y en franca decadencia. Un líder, un rey, dispuesto a morir y a que muera quien haga falta pero que tras su muerte no habrá más Reich ni mayor gloria para Alemania. Al mismo tiempo, se ve a un Hitler consciente de sus actos a pesar de su locura, pidiendo la cabeza de cuantos traidores cree ver a su paso. La interpretación de Ganz, en este apartado, es soberbia y es la que consigue elevar el tono final de la película.

Fuera de ese búnker se suceden algunas historias, aunque pocas. Hirschbiegel aprovecha el atrezzo y todos los combates exteriores para contextualizar y dar esa sensación de que la guerra ya ha derribado las puertas de Berlín. El apartado bélico de la película es bastante bueno, pero no es, ni de cerca, lo mejor de la película. Es tras esas paredes del búnker, donde se da lugar a una Sodoma y Gomorra, donde se hace hincapié. Una alta sociedad que intenta vivir de lujos y borracheras a pesar de que fuera la gente muere... para finalmente tener ese mismo fatal destino. Quien se quede ahí, está condenado a morir.

Se trata, pues, de una película más de interiores que de exteriores, lo cual hace crecer la sensación de agobio, angustia o claustrofobia (pongan el calificativo que quieran) en el espectador. El resultado final se disfruta mucho por el realismo dotado, y por conseguir un drama bélico de altos vuelos que es de lo mejor que el género ha deparado en este Siglo XXI. Por algo los seguidores de Todosobremicinebélico le acabarían otorgando el 3er puesto (empatada con "Cartas desde Iwo Jima") como mejor película bélica del Siglo XXI.

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