Tras el desembarco de Normandía, las tropas aliadas se pusieron a liberar Francia pueblo a pueblo camino de Berlín. El objetivo claro era conseguir alcanzar la capital germana antes de finales de año, para poder volver en Navidad a casa. Por el camino, quedaba una capital importante por liberar: París. La liberación era inminente pero, visto lo ocurrido en Varsovia, ¿Qué pasaría si la población se sublevaba y los alemanes destruían la ciudad?, El General Von Choltitz tenía una orden clara de Adolf Hitler, antes de ser derrotados y batirse en retirada, París debía arder.
Con esa idea, y tras el éxito de "El día más largo" con un amplio reparto internacional, desde Francia quisieron hacer una película patriótica que conmemorase la liberación de la capital parisina. Contó con algunos de los actores franceses del momento como Jean Paul Belmondo, Charles Boyer, Jean Pierre Cassel (padre del también actor Vincent Cassel), Yves Montand y, como no, Alain Delon. Pero, al mismo tiempo, un reparto internacional en pequeños papeles comandado por Orson Welles, Kirk Douglas (como General Patton), Glenn Ford (Gnral Bradley), George Chakiris y el "psicótico" Anthony Perkins.
Sinopsis
Principios de agosto. En el búnker en ruinas donde Hitler estuvo a punto de morir en la famosa Operación Valkiria (ya narrada en la película "Rommel"), el máximo mandatario alemán ordena al recién ascendido Teniente Coronel Von Choltitz (Gert Fröbe) que se encargue de París. El objetivo es defenderla de cualquier amago de rebelión (como acababa de suceder en Varsovia) y, en última instancia, prender fuego a toda la ciudad, dejándola en ruinas. En París, por su parte, en un cine algunos miembros de la Resistencia contemplan como han arrasado con Varsovia en un pequeño documental que insta a la población francesa a "no cometer" los errores polacos.
La Resistencia francesa, en pleno apogeo postnormandía, se sabe casi liberada, pero duda del momento clave en el que asestar el golpe al ejército alemán. Un paso en falso condenaría a toda la ciudad, y a todos sus monumentos. Apenas hay munición y fusiles para defenderse en caso de una sublevación. Tan pronto como la Resistance se entera de que los aliados "rodearán París", posponiendo su liberación, uno de sus miembros (Alain Delon) decide viajar a Londres. Mientras tanto, François Labbé, instada por un sector de la Resistencia contrario a la sublevación, intentará liberar a su marido, Bernard Labbé, miembro clave de la Resistencia al que harían caso.
Con ayuda de un Cónsul sueco (Orson Welles), la mujer llegará a la Estación de Tren de donde partiría su marido. En plena locura, soldados alemanes sujetan a la mujer y Bernard acabará robando un fusil, siendo abatido ante los sollozos de su mujer. La sublevación será inminente. El Coronel Rol-Tanguy tiene claro que ayudaría mucho que la Policía francesa se declarara en huelga. Ese mismo día, una serie de jóvenes con ganas de sublevarse caerán en una trampa, y serán fusilados en la noche.
A la mañana siguiente un sector de la Resistencia se moviliza. Van a la Prefectura de la policía en masa y se adueñan de la misma aprovechando la huelga (de hecho, muchos de los policías de esa prefectura y de otras están entre los sublevados, facilitando la tarea). Ondearán la bandera francesa en la prefectura y, posteriormente, en Notre Dame, que está justo en frente. El Coronel Rol, que no había ordenado dicho movimiento, se moviliza rápido y lanzara un mensaje a los sublevados, diciéndoles que la mejor idea es que 300 se queden en dicha prefectura y que el resto vayan a ocupar sus puestos en otros puestos de policía de toda la ciudad: "Lo esencial es que los alemanes nos vean en todas partes" (Coronel Rol).
Se confiscan botellas de vino de todo tipo que hay en una bodega para preparar Cocktails molotov para los blindados alemanes y, de este modo, se inicia la revolución francesa del 44. Un soldado alemán que sobrevive a una emboscada, conseguirá subir a un coche, aún humeante su traje, y llegará al Hotel donde se hospeda la plana mayor alemana, con Von Choltitz a la cabeza. El General enviará tanques a ocupar la prefectura de policía, iniciándose así una encarnizada batalla. Miembros destinados a la prefectura reciben órdenes de retirarse pero ya es tarde, no queda otra que defenderse con uñas y dientes.
Tras los combates iniciales, el General alemán, totalmente enajenado, amenaza con prender fuego a toda la ciudad, pero el cónsul sueco le convencerá de lo contrario: "La historia le agraedecerá algún día que haya salvado a esta ciudad" le llegará a decir. Convencido, Von Choltitz llamará a iniciar una tregua de 24 horas que, sin embargo, algunos miembros de la Resistencia no acatarán. Aprovechando dicho momento, pero a punto de iniciarse de nuevo las hostilidades, el Mayor Gallois saldrá de la ciudad con un mensaje para Eissenhower que consiste en pedir munición. Pero, por el camino, le hacen entrar en razón de que eso no será suficiente, que lo que hace falta es que las tropas aliadas entren triunfales en París.
Tras una charla con el General Patton (Kirk Douglas) a quien Gallois no reconocerá, este acaba yendo a buscar al General francés Leclerc, hombre que tiene una cuenta pendiente y muchas ganas de poder volver a ver París liberada. Mientras tanto, el General Von Choltitz hablará con el cónsul sueco. Le reconocerá que su intención no es la de quemar la ciudad, pero que está recibiendo muchas presiones desde arriba y que, lo mejor para todos es que las tropas aliadas entren y liberen París. De este modo, le entregará un salvoconducto al sueco para que pueda persuadir a los aliados.
"Si yo supiera que con la destrucción de París Alemania ganaría la guerra, yo mismo la incendiaría con mis manos" (General Von Choltitz).
El General Bradley da luz verde a Leclerc para liberar París, y ordena a la 4ª División que esté alerta por si hace falta que entren en la capital francesa. Los aliados entran en París mientras los alemanes tienen todo el tinglado de explosivos preparados, solo bastará una orden del General al mando, y París arderá en llamas. Suenan las campanas en París por primera vez en cuatro años, los aliados ya están aquí.
A partir de ahí, los últimos 40 minutos del film se tratan de una sucesión de combates por liberar diferentes puntos de la ciudad. Veremos pequeñas historias como las del hombre que se fue a por tabaco y acabó alistándose con De Gaulle, pero le traía 4 años después "cigarrillos Camel" a su mujer. La del hombre que soñaba con visitar París y, tras combatir con heroicidad y un bazoca al enemigo, acabará en un bar tomándose un vino instantes antes de morir. La del sargento alemán hecho prisionero por indisciplina que tendrá la misión de defender la cárcel en la que ha estado recluido los últimos días, o la del combate entre dos tanques que acaba con un abordaje al no poder disparar.
Pequeñas historias protagonizadas por actores en papeles cortos que culminarán con la liberación del Hotel Meurice. Ahí un oficial francés entrará ametrallando a un cuadro de Hitler para, con la pistola, cual cowboy, matar al cabo alemán que les aguardaba para la emboscada. Conseguirá hacer prisionero a Von Choltitz y los altos mandos alemanes. París ha sido liberada, los alemanes se han rendido, y el General al mando de la ciudad no ha dado la importante orden de hacerla pedazos. Un plano de un teléfono descolgado y prácticamente destrozado y una voz al otro lado insistiendo... ¿Arde París, Arde París... Arde París?, sin repuesta desde este lado de la línea. Posteriormente se ven imágenes documentales de la liberación parisina (25 de agosto de 1944) para pasar a un plano aéreo (ya en color) de la ciudad en 1966 (año del rodaje de la película) mientras suena la preciosa composición de Maurice Jarre.
Escenas
"¿Arde París?" no es una película que destaque sobremanera por sus secuencias bélicas. Tras unos escasos flirteos, es el tramo final el de los combates. Pero se trata de pequeños combates en diferentes barrios de la ciudad y, en todo momento, parece una misión fácil donde los alemanes tienen poco que hacer. Sin gloria alguna, son las pequeñas historias de sus personajes, muchas con triste final, las que toca destacar.
La más interesante de todas arranca con tanques franceses siendo aplaudidos por la población. Una ametralladora alemana dispara provocando el caos, y aniquilando a civiles y algunos soldados. Un pequeño grupo de franceses una vez conocida la ubicación de quien les dispara, irá a una casa. Tras subir las escaleras llaman a la puerta y les abre una señora, totalmente emocionada que les ayudará a abrir los portones de las ventanas y que se pondrá a prepararse el café, nerviosa por la emoción, mientras desde su propia casa, esos patriotas franceses lanzan granadas y ráfagas al enemigo alemán. Una vez acabado, los soldados franceses se despiden dándole las gracias.
Además, toca destacar el momento en que Jean Paul Belmondo (escaso su papel) y una mujer han de atravesar una avenida principal parisina mientras son disparados. Hasta ahí han llegado en bici y la única manera de pasar es arrastrándose por el suelo mientras llevan consigo las bicicletas, en un plano muy curioso que es de lo que más recordaba de la película antes de este revisionado.
Pero, posiblemente, lo más destacado de la película sea el papel de Gert Fröbe. Su General Von Choltitz es lo más importante de la trama de la película y el único personaje que va apareciendo desde el principio hasta el final, mientras el resto de actores importantes tiene pocas secuencias de lucimiento. Él será el nexo del film, con algunos momentos humorísticos como cuando le piden un cuadro que está en el Louvre, y él les espeta que ningún problema, pero que el Louvre está en la zona ocupada por la Resistance. Sus conversaciones con el papel interpretado por Orson Welles son también bastante destacables.
Crítica
Tras las cámaras estaba René Clement, autor de una obra sobre la Resistance como "La batalla del rail", de carácter casi documental (una especie de film neoclasicista, pero hecho en Francia al acabar la guerra), y de un drama sobresaliente como "Juegos prohibidos". Era un director ideal para una película bélica francesa, con un presupuesto amplio para lo que costumbraba el cine francés, y la colaboración desde Hollywood con unas cuantas estrellas.
Su reparto es digno de destacar, al igual que sucedía en films de la época como "El día más largo" o "La batalla de las Ardenas". Sin embargo aquí los papeles son escasos. Sucede al igual que con el film normandiano, pero donde allí John Wayne y Robert Mitchum, las dos principales estrellas, tenían los dos papeles con mayor peso, en esta ocasión los papeles franceses más destacados no fueron para las grandes estrellas, que apenas tuvieron pequeños papeles a modo cameo, al igual que sucedía con los cortos papeles de Kirk Douglas, Glenn Ford y compañía.
Eso sí, la película es interesante de principio a fin. Un buen ejercicio de cine de caracter documental al que le falta, por desgracia, el interés de otros conflictos. El día D, Market Garden, las Ardenas o Pearl Harbor eran citas importantísimas para poder hacer una gran superproducción... la liberación de París, por desgracia, no tenía el glamour de los grandes combates más allá de enaltecer heroicamente, como bien hace la película, a los miembros de la Resistancia que pusieron todo patas arriba. Al mismo tiempo, sirve para agradecer el gesto de un oficial alemán que, sabiéndose derrotado, se negó a cumplir sus órdenes.
El resultado final se disfruta, si bien se hace un tanto largo. La liberación de París se podría haber narrado en menos de esos 40 minutos, repletos de imágenes documentales y pequeños escarceos que parecen aislados uno de otro. También el primer tramo de la película se llega a hacer algo largo, si bien la alternancia de personajes y situaciones hace que la película vaya bien encaminada gracias a un guión hilvanado por un joven que responde al nombre de Francis Ford Coppola. Finalmente, destacar la BSO de Maurice Jarré ("El puente sobre el río Kwai", "Lawrence de Arabia") hermosa, de composición francesa, que liga genial con la trama principal.
Dentro de su especie, es posiblemente la menos reconocida. Pero no es menos cierto que en términos generales acaba siendo una película con mejores planos y mejor realizada que títulos como la británica "La batalla de Inglaterra" o la americana "La batalla de Midway". Destacar en ello la labor de su director por llevar a buen puerto una historia que podría resultar carente de interés fuera de las fronteras galas.
Nota: 6,75
Lo Mejor: El General Von Choltitz, la BSO de Maurice Jarre y un guión bien elaborado para que la trama se siga con interés.
Lo Peor: Teniendo secuencias bélicas propias de interés, el empleo de imágenes documentales no me convence. Tampoco que se alargue el combate final para narrar pequeñas escaramuzas aisladas, donde con un par hubiera servido.
Con esa idea, y tras el éxito de "El día más largo" con un amplio reparto internacional, desde Francia quisieron hacer una película patriótica que conmemorase la liberación de la capital parisina. Contó con algunos de los actores franceses del momento como Jean Paul Belmondo, Charles Boyer, Jean Pierre Cassel (padre del también actor Vincent Cassel), Yves Montand y, como no, Alain Delon. Pero, al mismo tiempo, un reparto internacional en pequeños papeles comandado por Orson Welles, Kirk Douglas (como General Patton), Glenn Ford (Gnral Bradley), George Chakiris y el "psicótico" Anthony Perkins.
Sinopsis
Principios de agosto. En el búnker en ruinas donde Hitler estuvo a punto de morir en la famosa Operación Valkiria (ya narrada en la película "Rommel"), el máximo mandatario alemán ordena al recién ascendido Teniente Coronel Von Choltitz (Gert Fröbe) que se encargue de París. El objetivo es defenderla de cualquier amago de rebelión (como acababa de suceder en Varsovia) y, en última instancia, prender fuego a toda la ciudad, dejándola en ruinas. En París, por su parte, en un cine algunos miembros de la Resistencia contemplan como han arrasado con Varsovia en un pequeño documental que insta a la población francesa a "no cometer" los errores polacos.
La Resistencia francesa, en pleno apogeo postnormandía, se sabe casi liberada, pero duda del momento clave en el que asestar el golpe al ejército alemán. Un paso en falso condenaría a toda la ciudad, y a todos sus monumentos. Apenas hay munición y fusiles para defenderse en caso de una sublevación. Tan pronto como la Resistance se entera de que los aliados "rodearán París", posponiendo su liberación, uno de sus miembros (Alain Delon) decide viajar a Londres. Mientras tanto, François Labbé, instada por un sector de la Resistencia contrario a la sublevación, intentará liberar a su marido, Bernard Labbé, miembro clave de la Resistencia al que harían caso.
Con ayuda de un Cónsul sueco (Orson Welles), la mujer llegará a la Estación de Tren de donde partiría su marido. En plena locura, soldados alemanes sujetan a la mujer y Bernard acabará robando un fusil, siendo abatido ante los sollozos de su mujer. La sublevación será inminente. El Coronel Rol-Tanguy tiene claro que ayudaría mucho que la Policía francesa se declarara en huelga. Ese mismo día, una serie de jóvenes con ganas de sublevarse caerán en una trampa, y serán fusilados en la noche.
A la mañana siguiente un sector de la Resistencia se moviliza. Van a la Prefectura de la policía en masa y se adueñan de la misma aprovechando la huelga (de hecho, muchos de los policías de esa prefectura y de otras están entre los sublevados, facilitando la tarea). Ondearán la bandera francesa en la prefectura y, posteriormente, en Notre Dame, que está justo en frente. El Coronel Rol, que no había ordenado dicho movimiento, se moviliza rápido y lanzara un mensaje a los sublevados, diciéndoles que la mejor idea es que 300 se queden en dicha prefectura y que el resto vayan a ocupar sus puestos en otros puestos de policía de toda la ciudad: "Lo esencial es que los alemanes nos vean en todas partes" (Coronel Rol).
Se confiscan botellas de vino de todo tipo que hay en una bodega para preparar Cocktails molotov para los blindados alemanes y, de este modo, se inicia la revolución francesa del 44. Un soldado alemán que sobrevive a una emboscada, conseguirá subir a un coche, aún humeante su traje, y llegará al Hotel donde se hospeda la plana mayor alemana, con Von Choltitz a la cabeza. El General enviará tanques a ocupar la prefectura de policía, iniciándose así una encarnizada batalla. Miembros destinados a la prefectura reciben órdenes de retirarse pero ya es tarde, no queda otra que defenderse con uñas y dientes.
Tras los combates iniciales, el General alemán, totalmente enajenado, amenaza con prender fuego a toda la ciudad, pero el cónsul sueco le convencerá de lo contrario: "La historia le agraedecerá algún día que haya salvado a esta ciudad" le llegará a decir. Convencido, Von Choltitz llamará a iniciar una tregua de 24 horas que, sin embargo, algunos miembros de la Resistencia no acatarán. Aprovechando dicho momento, pero a punto de iniciarse de nuevo las hostilidades, el Mayor Gallois saldrá de la ciudad con un mensaje para Eissenhower que consiste en pedir munición. Pero, por el camino, le hacen entrar en razón de que eso no será suficiente, que lo que hace falta es que las tropas aliadas entren triunfales en París.
Tras una charla con el General Patton (Kirk Douglas) a quien Gallois no reconocerá, este acaba yendo a buscar al General francés Leclerc, hombre que tiene una cuenta pendiente y muchas ganas de poder volver a ver París liberada. Mientras tanto, el General Von Choltitz hablará con el cónsul sueco. Le reconocerá que su intención no es la de quemar la ciudad, pero que está recibiendo muchas presiones desde arriba y que, lo mejor para todos es que las tropas aliadas entren y liberen París. De este modo, le entregará un salvoconducto al sueco para que pueda persuadir a los aliados.
"Si yo supiera que con la destrucción de París Alemania ganaría la guerra, yo mismo la incendiaría con mis manos" (General Von Choltitz).
El General Bradley da luz verde a Leclerc para liberar París, y ordena a la 4ª División que esté alerta por si hace falta que entren en la capital francesa. Los aliados entran en París mientras los alemanes tienen todo el tinglado de explosivos preparados, solo bastará una orden del General al mando, y París arderá en llamas. Suenan las campanas en París por primera vez en cuatro años, los aliados ya están aquí.
A partir de ahí, los últimos 40 minutos del film se tratan de una sucesión de combates por liberar diferentes puntos de la ciudad. Veremos pequeñas historias como las del hombre que se fue a por tabaco y acabó alistándose con De Gaulle, pero le traía 4 años después "cigarrillos Camel" a su mujer. La del hombre que soñaba con visitar París y, tras combatir con heroicidad y un bazoca al enemigo, acabará en un bar tomándose un vino instantes antes de morir. La del sargento alemán hecho prisionero por indisciplina que tendrá la misión de defender la cárcel en la que ha estado recluido los últimos días, o la del combate entre dos tanques que acaba con un abordaje al no poder disparar.
Pequeñas historias protagonizadas por actores en papeles cortos que culminarán con la liberación del Hotel Meurice. Ahí un oficial francés entrará ametrallando a un cuadro de Hitler para, con la pistola, cual cowboy, matar al cabo alemán que les aguardaba para la emboscada. Conseguirá hacer prisionero a Von Choltitz y los altos mandos alemanes. París ha sido liberada, los alemanes se han rendido, y el General al mando de la ciudad no ha dado la importante orden de hacerla pedazos. Un plano de un teléfono descolgado y prácticamente destrozado y una voz al otro lado insistiendo... ¿Arde París, Arde París... Arde París?, sin repuesta desde este lado de la línea. Posteriormente se ven imágenes documentales de la liberación parisina (25 de agosto de 1944) para pasar a un plano aéreo (ya en color) de la ciudad en 1966 (año del rodaje de la película) mientras suena la preciosa composición de Maurice Jarre.
Escenas
"¿Arde París?" no es una película que destaque sobremanera por sus secuencias bélicas. Tras unos escasos flirteos, es el tramo final el de los combates. Pero se trata de pequeños combates en diferentes barrios de la ciudad y, en todo momento, parece una misión fácil donde los alemanes tienen poco que hacer. Sin gloria alguna, son las pequeñas historias de sus personajes, muchas con triste final, las que toca destacar.
La más interesante de todas arranca con tanques franceses siendo aplaudidos por la población. Una ametralladora alemana dispara provocando el caos, y aniquilando a civiles y algunos soldados. Un pequeño grupo de franceses una vez conocida la ubicación de quien les dispara, irá a una casa. Tras subir las escaleras llaman a la puerta y les abre una señora, totalmente emocionada que les ayudará a abrir los portones de las ventanas y que se pondrá a prepararse el café, nerviosa por la emoción, mientras desde su propia casa, esos patriotas franceses lanzan granadas y ráfagas al enemigo alemán. Una vez acabado, los soldados franceses se despiden dándole las gracias.
Pero, posiblemente, lo más destacado de la película sea el papel de Gert Fröbe. Su General Von Choltitz es lo más importante de la trama de la película y el único personaje que va apareciendo desde el principio hasta el final, mientras el resto de actores importantes tiene pocas secuencias de lucimiento. Él será el nexo del film, con algunos momentos humorísticos como cuando le piden un cuadro que está en el Louvre, y él les espeta que ningún problema, pero que el Louvre está en la zona ocupada por la Resistance. Sus conversaciones con el papel interpretado por Orson Welles son también bastante destacables.
Crítica
Tras las cámaras estaba René Clement, autor de una obra sobre la Resistance como "La batalla del rail", de carácter casi documental (una especie de film neoclasicista, pero hecho en Francia al acabar la guerra), y de un drama sobresaliente como "Juegos prohibidos". Era un director ideal para una película bélica francesa, con un presupuesto amplio para lo que costumbraba el cine francés, y la colaboración desde Hollywood con unas cuantas estrellas.
Su reparto es digno de destacar, al igual que sucedía en films de la época como "El día más largo" o "La batalla de las Ardenas". Sin embargo aquí los papeles son escasos. Sucede al igual que con el film normandiano, pero donde allí John Wayne y Robert Mitchum, las dos principales estrellas, tenían los dos papeles con mayor peso, en esta ocasión los papeles franceses más destacados no fueron para las grandes estrellas, que apenas tuvieron pequeños papeles a modo cameo, al igual que sucedía con los cortos papeles de Kirk Douglas, Glenn Ford y compañía.
Eso sí, la película es interesante de principio a fin. Un buen ejercicio de cine de caracter documental al que le falta, por desgracia, el interés de otros conflictos. El día D, Market Garden, las Ardenas o Pearl Harbor eran citas importantísimas para poder hacer una gran superproducción... la liberación de París, por desgracia, no tenía el glamour de los grandes combates más allá de enaltecer heroicamente, como bien hace la película, a los miembros de la Resistancia que pusieron todo patas arriba. Al mismo tiempo, sirve para agradecer el gesto de un oficial alemán que, sabiéndose derrotado, se negó a cumplir sus órdenes.
El resultado final se disfruta, si bien se hace un tanto largo. La liberación de París se podría haber narrado en menos de esos 40 minutos, repletos de imágenes documentales y pequeños escarceos que parecen aislados uno de otro. También el primer tramo de la película se llega a hacer algo largo, si bien la alternancia de personajes y situaciones hace que la película vaya bien encaminada gracias a un guión hilvanado por un joven que responde al nombre de Francis Ford Coppola. Finalmente, destacar la BSO de Maurice Jarré ("El puente sobre el río Kwai", "Lawrence de Arabia") hermosa, de composición francesa, que liga genial con la trama principal.
Dentro de su especie, es posiblemente la menos reconocida. Pero no es menos cierto que en términos generales acaba siendo una película con mejores planos y mejor realizada que títulos como la británica "La batalla de Inglaterra" o la americana "La batalla de Midway". Destacar en ello la labor de su director por llevar a buen puerto una historia que podría resultar carente de interés fuera de las fronteras galas.
Nota: 6,75
Lo Mejor: El General Von Choltitz, la BSO de Maurice Jarre y un guión bien elaborado para que la trama se siga con interés.
Lo Peor: Teniendo secuencias bélicas propias de interés, el empleo de imágenes documentales no me convence. Tampoco que se alargue el combate final para narrar pequeñas escaramuzas aisladas, donde con un par hubiera servido.
A mi me gustó. Además las secuencias de llegada de los liberadores siempre me emocionan.
ResponderEliminarLástima que la mención a "La Nueve" sea como de pasada y se limite a filmar el nombre de alguno de sus blindados.
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