Lo que el mar se llevó (Crítica de "Kursk")

Dieciocho años han pasado de aquel fatídico accidente de un submarino ruso, cuyo nombre pasaría a la historia: Kursk. Después de tanto tiempo, el mundo del cine ha lanzado su particular homenaje en forma de un film europeo que va destinado, más allá de a quienes allí murieron, a sus familias, y en especial a esos más de 70 niños que quedaron huérfanos tal y como nos anuncia la película en su escueto mensaje final.

Hasta llegar a ese punto, lo primero que choca del film es ese giro circular que nos viene mostrado por dos detalles: La iglesia y el formato del film. Vemos la película, contra todo pronóstico, en 16:9 hasta que el submarino se lanza a la inmensidad del mar en su último viaje. Ahí la pantalla se vuelve panorámica para generarnos toda la grandeza del celuloide, para, posteriormente, volver a tierra firme de la misma manera, con los 16:9.


Y la iglesia, y ese canto celestial de los niños pidiendo a Dios. Se empieza con una fiesta, una boda... y se acaba con un funeral. Entre medio, toda la chicha de la película, mostrada tras ese prólogo y epílogo que nos sirve para conocer a las familias de los protagonistas, con quienes viviremos ese mal momento sobretodo en la piel de Lea Seydoux, la embarazada mujer del capitán del buque.

La película se nos narra como si de un documental fuera. Basada en hechos reales pero, ¿hasta qué punto verídica? Lo que sí está claro es que no se esconde a la hora de culpar decididamente al Gobierno ruso de la catástrofe. Más allá de perder un submarino por una arma tan novedosa como fallida, por ese torpe intento de rescate y hacer caso omiso a la colaboración que se proponía internacionalmente.

Vemos ese rescate fallido desde el punto de vista ruso, y desde el punto de vista británico, encarnado con la gran estrella del proyecto (con permiso de Max Von Sydow, en un papel menor) por Colin Firth, probablemente el único que hacía el papel en pantalla del bando que tocaba. Porque como rusos vemos a una francesa, a un belga, a un alemán y, como hemos mencionado, al astro sueco que en su vejez le tocaba (cosas del rostro que tiene) hacer de malo de la película.

Dentro de esa acusación claramente política, "Kursk" crea su identidad como film en base a su sujeción en tres historias: bajo el mar, sobre la superficie y en tierra. Y ese omnipresente protagonista que lo ve todo, como si fuera Dios. Ese niño tan mudo, que parece ajeno a todo pero lo absorbe, y que es capaz de saber acusar a quien es el culpable de toda aquella situación.

Los planos fuera de la superficie, en tierra firme, tienen su belleza, mientras que sobre el mar vemos una historia sobria, sin artificios y que pretende ir al grano. Quizá sea la parte menos melodramática y floja del film. ¿Y qué sucede bajo el mar? Ahí, sí, donde esos marinos rusos intentaron sobrevivir. Ahí tenemos la parte de tensión y más tensión, con la típica ración de submarinos. Pero no acaba de generar la sensación de agobio que sí consiguen otras obras como Das Boot.

Los rusos están ahí abajo pero el paso del tiempo y esa locura que puede generar la claustrofobia no nos incumbe. Una lástima cuando instantes antes se nos ha mostrado la secuencia de la doble explosión con gran realismo. Las bombas nos aturden, nos dejan en shock a pesar de saber que sucederán y esa carrera contrarreloj para intentar sobrevivir, con mención especial a la secuencia de buceo de la película, son los momentos de, llamémoslo acción, más interesantes de la película.

El drama inunda la pantalla, como inunda el submarino y de ahí solo conseguimos salir cuando la esperanza se ha acabado perdiendo. Otras películas con submarinos hundidos bajo tierra suelen tener un final algo más amable para sus protagonistas... esta no, porque la realidad, la gran verdad, es que cuando un submarino toca fondo en un accidente así, es muy complicado poder salir con vida. Sirva "Kursk" de ejemplo de cine político y drama social, todo en uno. Una interesante propuesta que merece la pena ver pero que, una vez te la han contado, puede perder su interés. Buen docudrama en versión película, con unas buenas interpretaciones en lo que respecta a la tripulación.

Nota: 6,25

Lo Mejor: La sorprendente escena de la doble explosión. Corta, esperada, pero no menos impactante
Lo Peor: Aunque sirve como documental, la parte del torpe rescate y los temas burocráticos nos aleja de la vida de esos pobres hombres a la par que les condena.

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