El título en cuestión fue dirigido en la década de los años 50 por el tándem belicosero por antonomasia: Michael Powell y Emeric Pressburger. Juntos rodaron un puñado de películas bélicas (Powell tiene alguna más en solitario) y esta es una de las más reconocidas por el público al mostrar unos hechos reales intentando repartir el peso de la trama entre sus diferentes protagonistas.
Los hechos en cuestión son los del acorazado alemán Graf Spee, que fue el terror de los mares en el inicio de la IIGM, siendo capaz de hundir numerosos barcos mercantes gracias a su táctica de moverse constantemente y saber en qué zonas encontrar dichos barcos. Con la misión de interceptarlo, un grupo de tres buques británicos da con el gigantesco buque alemán con el objetivo de hundirlo. El resultado es una feroz batalla que dejó tocados a todos los implicados, sobre todo al Exeter británico. El Graf Spee, no obstante, acabó retirándose y entrando en el puerto de Montevideo.El objetivo una vez ahí era arreglar daños, coger fuerza y esperar largo tiempo antes de partir. Pero la insistencia de los británicos en los despachos, pidiendo que no dieran cobijo durante largo tiempo al acorazado alemán, y el hecho de tener fuera del puerto aguardando a los buques con los que se había enfrentado derivaría en el desenlace: el barco en cuestión se vio obligado a salir a los tres días y, cuando todo el mundo esperaba un segundo asalto de la batalla, el Graf Spee voló por los aires al ser hundido por su propio capitán, pidiendo a sus hombres que abandonasen el barco.
"La batalla del río de la Plata" es un largometraje que se puede repartir en tres actos claros. Por una parte la introducción mostrando lo que es capaz de hacer el buque en cuestión, la relación con un grupo de prisioneros que tiene a bordo y el objetivo de la Marina británica de dar con él. En segundo lugar tenemos la parte puramente bélica, con la batalla en cuestión; por último, un tramo más pacífico donde mostrar los entresijos políticos e intereses que derivan a su desenlace con esa 'no' batalla con la que concluye.La parte más destacada y emocionante es, sin duda, la dedicada a la batalla. El contar con ayuda de la Marina británica hizo posible que pudiesen rodar con auténticos barcos de guerra que, junto a las maquetas para las escenas necesarias dotan de cierto realismo a la propuesta. Pese a ello la batalla contiene mucho escenario de corta dimensión, dejando claro que son escenas rodadas en estudio y que en el montaje acaban alejando del aroma marino al espectador. La batalla, por lo tanto, tiene momentos loables y, a su vez, otros demasiado teatralizados. Pese a ello es una batalla narrada en su inmensidad y extensión, la cual cosa se agradece.
Después de ello, tenemos una parte más densa pero muy interesante en el ámbito histórico. No hay mucha floritura pero Powell y Pressburger se las ingenian para que nos traslademos al Montevideo de finales de 1939 y cómo se generó una gran expectación con dicho buque. Entre el temor por llevar la guerra a su pequeño país neutral y la emoción de verla 'in situ' vemos a civiles y a periodistas de todo tipo (alguno norteamericano, todavía ajeno al conflicto) dándole vueltas al tema. Entre los civiles, ejerciendo de uruguayo, tenemos al mismísimo Christopher Lee antes de ser Drácula.La emoción va in cescendo en ese tramo final. Quien no supiera nada sobre los hechos se llevará la misma sorpresa que los espectadores uruguayos cuando ven volar por los aires el barco después de todo el runrún generado. Powell y Pressburger logran ese buen efecto y le dan un merecido buen final a su obra que, pese a no ser ninguna joya, es un buen documento histórico.
Con actores de la talla como Anthony Quayle o Peter Finch, "La batalla del río de la Plata" es un interesante relato bélico, de esos que muchos recuerdan con cariño pero que está lejos de ser de los imprescindibles del género, si bien sí aparece en algunas listas o libros sobre lo mejor del género (como en "Las 100 mejores películas del cine bélico").Nota: 6
Lo mejor: Algunos tramos de la batalla y su desenlace
Lo peor: Los hechos y la película en sí dividen en exceso la obra en tramos muy dispares en interés.
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