Crítica de "The Artic convoy"

Recién llegada a nuestras salas, "The artic Convoy" nos traslada a la labor de los marinos mercantes noruegos durante la II Guerra Mundial. Los intertítulos iniciales nos informan de cómo funcionaban los convois que realizaron viajes desde Islandia hasta la URSS para enviar armamento a los soviéticos en su lucha contra la Alemania nazi.

A partir de ahí asistimos al viaje de un buque mercante a lo largo de los 14 días que debe durar una travesía. El cine noruego está especializándose en los últimos tiempos en recordar su historia bélica y la resistencia ante el invasor nazi. En ese sentido esta película deja en evidencia a los políticos del país, y alaba a los auténticos resistentes de un país que quedó en manos alemanas en poco tiempo (como muchos otros).

Como el resto de películas de la cada vez más nutrida filmografía bélica noruega, "The artic convoy" es un drama bien construido y narrado, interesante en lo que quiere contar o mostrar, pero hueco de algunos elementos que lo harían más emocionante y atractivo. Nuevamente el contenido detrás del bonito envoltorio (cartel y sinopsis) no es lo suficientemente jugoso para el espectador.

Eso sí, los 105 minutos resultan amables comparados con otros títulos que superan las dos horas, y la temática es lo suficientemente atractiva para embarcarnos en el viaje. Un viaje lleno de peligros pero donde la acción queda reservada a apenas dos o tres circunstancias. Al igual que en la grandiosa "Das Boot" se trata de mostrar lo duro y agobiante, por momentos claustrofóbico, que resultaba un viaje de estas lides. Aunque por el camino no aparezcan todos los submarinos o aviones alemanes que a uno le gustaría para dar mayor emoción a la película.

Se prioriza el realismo, ese que ya en su primera emocionante escena nos informa de los peligros a los que se enfrentabarán los protagonistas. El liderazgo o las tensiones políticas, con piques con un sueco, marcarán el rumbo a seguir del largometraje cuyo objetivo no es otro que el de llegar a buen puerto.

Esa acción y emoción acaba en un claro segundo plano, pero el montaje potencia esa sensación constante de peligro y vamos asistiendo, como si de una película de submarinos se tratase, a los diferentes peligros a los que hacían frente: submarinos, minas y aviones. Todo ello con el peligro a volverse loco, con la dureza de perder compañeros y la tensión de no saber si conseguirán el objetivo.

Como toda buena película se guarda la carta de la escena más emocionante o impactante par su tramo final. Hasta en ello acierta esta producción sin grandes pretensiones más allá de su país natal. Noruega hace interesantes películas bélicas, muy mimadas en el aspecto técnico, pero les sigue faltando alma. Y eso que en "The artic convoy" llegamos a acercarnos a algunos de los personajes durante su viaje.

Por el camino, además, iremos descubriendo cómo funcionaba un convoy de aquellas magnitudes, así como los aspectos beligerantes o neutrales de diferentes nacionalidades. El resultado es una estimulante y corta lección de historia para aquellos que quieran conocer más entresijos de la II Guerra Mundial, o aquellos amantes de la historia que echasen en falta una historia como esta.

Resulta un refrescante drama bélico a tener en cuenta. Una película interesante y bien ejecutada. Pero con momentos fríos, tan fríos como esos bloques de hielo que llegamos a observar. Tan fríos como ese Ártico al que deben sobrevivir los protagonistas.

Nota: 6

Lo mejor: La vida a bordo y la tensión en su tramo final.

Lo peor: La falta de alma o empatía hacia los personajes. Al cine noruego le falta dar un paso más para acercarse al público foráneo.

Comentarios

Formulario de contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *