Los hechos tuvieron lugar en 1942, donde un submarino alemán empezó a hacer trizas los buques de abastecimiento y mercancías aliados. Uno de esos tiburones metálicos que era informado posiblemente desde un barco alemán en una isla del Océano Índico. Por desgracia para los británicos, la isla era neutral y no se podía ejecutar una operación militar a gran escala. La solución fue emplear a veteranos ya retirados, que formaban parte de la Caballería británica en Calcuta. Es decir, gente que hacía décadas que no veía una guerra y estaban prejubilados.
Para llevar a cabo la película sobre dicha operación, se puso al cargo de la dirección un especialista en el cine de acción de la época como era Andrew V.McLaglen, con cierto peso dentro del cine bélico (dirigió "La brigada del diablo" o "Comando patos salvajes"). Precisamente el éxito de esta última producción, donde un grupo de veteranos eran protagonistas, propició que se pusiera a la cabeza de "Lobos marinos" debido a las similitudes, con otro grupo de veteranos (en este caso no mercenarios pero sí teniendo que mantener ocultas sus identidades) por protagonista.Gregory Peck fue el actor principal del proyecto, un nombre de peso para atraer al público. Junto a él tenemos a Roger Moore, que ya había formado parte de "Comando patos salvajes" y que aquí tenía un rol de galán guaperas que seducía a la espía alemana de turno. Todo muy al estilo 007, como no podía ser de otra manera. David Niven y Trevor Howard serían otros dos nombres a la lista. Destacar en el caso del primero que volvía a compartir cartel y algunas escenas con Gregory Peck, con quien coincidió en la sensacional "Los cañones de Navarone".
Los ingredientes están ahí, con rostros conocidos con amplias horas de vuelo en el cine bélico y, por lo tanto, capaces de entretenernos de principio a fin. Sin embargo a la película le fallan el resto de ingredientes. Comencemos por el más evidente, el humor... fino humor británico que aquí casi brilla por su ausencia. Y eso que Niven y Peck se lo pasaban en grande en "Los cañones de Navarone". Al final es Roger Moore el único que parece intentar aportar un poco de sentido del humor a la película, por desgracia eclipsado por la relación de amor con la espía.Porque al final dicha relación es lo más interesante y destacado de la película. Y eso en una producción sobre espionaje y una misión de comandos es un error de bulto. Veamos, la película arranca con Peck y Moore investigando, pero más que investigar ellos, es el director y el guión quien nos deja los trazos marcados. Nos muestra todas sus cartas, evitando así el factor sorpresa tan necesario en una película de espionaje. Sabemos de sobra quién es la mala y como se maneja. Y vamos viendo a Moore engatusado cuando debería ser el engatusador.
La película coge fuelle y argumento cuando se nos descubre, pasados casi tres cuartos de hora de producción, de qué va la misión y el alistamiento de veteranos de guerra. Es ahí donde la trama se divide en dos partes, la del espionaje y la del barco intentando llegar a su objetivo. El montaje entre ambos frentes es bastante adecuado y correcto, pero el falta punch sobretodo a la parte de la Operación. Apenas vemos dos o tres retazos de como el buque llega a su objetivo. A saber, el submarino les descubre sin que ellos se enteren, pero les dejan pasar al ser de día... y el barco se ve obligado a parar para arreglar una avería (se trata de una chatarra).Dos momentos que en otras manos hubieran generado tensión. Bastante bien resueltas ambas cosas, pero sin dotar del protagonismo ni epicidad a la propuesta. Mientras tanto, el bueno de Moore (y el escaso papel de Howard) nos traen más ración de romance y espionaje. Resuelto un poco de aquella manera y con alguna escena de acción muy de la época. El resultado en este apartado es de aprobado raspado, y gracias más al empeño y buen hacer de Moore en su salsa que a un guión solvente.
Llegado el clímax, choca ver que se ha dado tanto interés a la trama de espionaje que al final uno ve como mejor escena de "conclusión" el desenlace de dicha trama que el de la misión en sí. Los fuegos artificiales con la incursión nocturna, auténtica y única escena bélica antinazis de la película no sirven para enmascarar una producción fallida por la forma en que fue concebida, pese a tener buenos argumentos de base para hacer un entretenimiento de principio a fin.No puedo culpar ni a Moore (que bastante hace) ni a los casi desdibujados Niven o Peck, un tanto abandonados a su suerte junto al resto del reparto. Una película que parece querer tocar diferentes palos pero no acaba centrándose en ninguno en concreto. Una ración de esionaje bélico cuya razón de ser es una misión que tenía suficiente jugo para hacer algo mejor y más entretenido que esta "Lobos marinos" donde su colofón final no justifica las dos horas de metraje mal ejecutado.
Nota: 4
Lo Mejor: La trama y contar con esos monstruos de la interpretación. Con Moore a la cabeza
Lo Peor: Lo desaprovechado de la mayoría de actores y su escasa chicha en cuanto a la Operación "Lobos marinos".
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