
Hablar de Gregory Peck y el cine bélico es hablar, sin duda alguna, de "Los cañones de Navarone", el título por excelencia en su filmografía bélica. No es un papelón, ni mucho menos, pero el Capitán Keith Mallory que lideraba ese pequeño comando en tierras helénicas es parte de la simpatía de un título imprescindible del cine bélico. Sus tiras y aflojas con el personaje interpretado por David Niven, o ese Stavros (Anthony Quinn) que había jurado matarle al acabar la guerra completan su personaje. También toca decir que el uniforme alemán... le sienta tan bien.
Sin embargo, antes de "Los Cañones de Navarone" Peck ya había hecho sus pinitos en el género. Es más, su primera nominación al Oscar (solo tendría dos en toda su carrera, siendo premiado por "Matar a un ruiseñor") fue por un drama bélico con el cine de aviación de por medio: "Almas en la hoguera" dirigida por Henry King en 1949, y que obtendría gran repercusión en los premios de la Academia con cuatro nominaciones incluyendo película y la mención a Peck como intérprete principal. Los problemas psicológicos que genera el enviar a jóvenes a morir y no saber si volverán a casa de cada misión son fielmente reflejados en esta película que rendía homenaje a las fortalezas volantes.
Pero la historia de Peck en el mundo del cine le debe bastante al género, ya que su primer papel en Hollywood llegaría de la mano de Jacques Tourneur en "Días de gloria". El director no quería que una gran estrella eclipsara en el reparto la idea de realismo que quería dotar a su film ambientado en la URSS durante la II Guerra Mundial. Recordemos, los soviéticos eran aliados de los americanos y tocó, desde la meca del cine, apoyar con películas la labor de los camaradas rusos. Aquí Peck ejerce de miembro de la Resistencia que combate al invasor alemán. Su papel sería lo suficientemente convincente para que en Hollywood se abriera hueco.



Sin embargo, ahí parecía quedar la carrera bélica de Peck que, a pesar de su caché, no entraría nunca en ninguno de los mastodónticos proyectos de la gran década de los 60, como sí lo harían Wayne, Mitchum, Burton, Fonda o Robert Ryan... y no sería hasta 1977, catorce años después, que Peck volvería al cine bélico en "MacArthur: El general rebelde", una de esas películas bélicas rodadas en la decadencia del cine bélico clásico pero intentando mantener dicho tono. La película, sin ser realmente buena, es una biografía que bastantes amantes del género tienen en buena estima y nos ofrece el que posiblemente sea el último gran papel de Peck en su carrera.

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