Nueva entrada en la sección #Micinebélico donde un tuitero seguidor del blog responde a un pequeño cuestionario de cinco preguntas. En esta ocasión toca el turno de Juanma de la Poza, Director Ejecutivo de @viveonlinead y apasionado del cine que comparte a diario filmografías de todo tipo de actores del cine clásico así como cosechas de diferentes grandes años en la historia del cine. Por ello, he creído conveniente preguntarle a cerca del año más importante del cine bélico o del actor que más ha dado al género. Disfrutad con su #MiCineBélico.1. ¿Qué año de producción te parece el mejor del género?
El cine bélico nos ha dado y sigue dando muchas alegrías a los cinéfilos. La dureza de las batallas, el rigor histórico (en la mayoría de los casos) y esa amenaza silenciosa que es la muerte acechando incansablemente a los protagonistas desde el principio de la película, hacen que este género cinematográfico (tan injustamente vilipendiado por muchos críticos de cine) sea el medio ideal para conocer las características específicas que dominan en cada ser humano. La mayoría de mis «películas de guerra» (como las llamaba mi padre) favoritas están ambientadas en la Segunda Guerra Mundial. Aunque se ha acusado a Hollywood de haber falseado esta contienda, la meca del cine ha sido la principal responsable de la mayoría de las grandes cintas que se han rodado sobre este famoso conflicto militar.
Para mí 1945 es el mejor año de la historia de este género. Con obras maestras y buenas películas como También somos seres humanos, de William A. Wellman; Objetivo Birmania, de Raoul Walsh; Un paseo bajo el sol, de Lewis Milestone; Sangre sobre el sol, de Frank Lloyd; Roma, ciudad abierta, de Roberto Rossellini; La patrulla del coronel Jackson, de Edward Dmytryk; y, sobre todo, No eran imprescindibles, del gran maestro John Ford, la película bélica por la que siento más admiración. Ese mismo año se estrenó en nuestro país Los últimos de Filipinas, de Antonio Román, una de mejores películas bélicas del cine español, donde se describe de manera muy real y verídica la historia de un destacamento español que quedó aislado en el sitio de Baler, último bastión español en Filipinas durante la guerra hispano-estadounidense de 1898.
John Wayne. Y lo digo sin pensarlo dos veces. El Duque es uno de los grandes mitos e iconos de la historia del cine, y máximo responsable de un wéstern-bélico-épico tan grandioso e incomprendido a partes iguales como El Álamo (1960). Aunque La diligencia (1939), de John Ford, lo catapultó a la fama, muy poca gente sabe que Arenas sangrientas (1949), de Allan Dwan, es la película que hizo de John Wayne una súper estrella, estatus que nunca abandonó y que lo convirtió en un ídolo mundial. Consiguió su primera nominación al Premio Óscar al mejor actor (entre otros galardones) interpretando al duro sargento Stryker, un personaje con señales de amargura sobre todo en los momentos de paz, donde su heroísmo puede también depender de ciertas circunstancias, como esa inolvidable escena en la que va a la habitación de una mujer, la cual se le ha insinuado en un bar, descubriendo que no se trata de una prostituta profesional, sino de una esposa abandonada por otro soldado, como él, quién necesita trabajar para alimentar a su hijo de apenas unos meses de vida. Una encuesta realizada por la Motion Picture Herald lo eligió, al año siguiente de estrenar este filme, como el actor más taquillero de Norteamérica.
La lista de películas bélicas interpretadas por John Wayne es muy extensa: No eran imprescindibles (1945), de John Ford; El Álamo (1960), dirigida por el propio John Wayne; Arenas sangrientas (1949), de Allan Dwan; Hombres intrépidos (1940), de John Ford; La patrulla del coronel Jackson (1945), de Edward Dmytryk; El día más largo (1962), de Darryl F. Zanuck, Bernhard Wicki, Ken Annakin, Gerd Oswald y Andrew Marton; Misión de audaces (1959), de John Ford; La sombra de un gigante (1966), de Melville Shavelson; Boinas verdes (1968), de John Wayne y Ray Kellogg; Tigres del aire (1942), de David Miller; Reunión en Francia (1942), de Jules Dassin; Infierno en las nubes (1951), de Nicholas Ray; La flota silenciosa (1951), de George Waggner; Amor a reacción (1957), de Josef von Sternberg; Batallón de construcción (1944), de Edward Ludwig; Primera victoria (1965), de Otto Preminger; El zorro de los océanos (1955), de John Farrow... Y esta relación sería mucho más amplia si no hubiera rechazado trabajar en filmes tan emblemáticos como Doce del patíbulo (1967), de Robert Aldrich; Almas en la hoguera (1949), de Henry King; Uno Rojo, división de choque (1980), de Samuel Fuller; Duelo en el Atlántico (1957), de Dick Powell; Solo Dios lo sabe (1957), de John Huston o Patton (1970), de Franklin J. Schaffner.
Me gusta mucho el subgénero de prisioneros de guerra. Creo que es una de las mejores mezclas cinematográficas que existen. La base la podéis encontrar en el llamado cine carcelario, un emocionante subgénero del cine negro. Aunque en este tipo de películas nos encontramos con estereotipos muy manidos: presos que despiertan la simpatía del espectador a pesar de que algunos de ellos han cometido crímenes que merecen ser condenados, carceleros por los que el público siente antipatía porque suelen manifestar un comportamiento injusto... su principal objetivo es retratar los abusos y los crímenes cometidos contra los prisioneros.
¿Hay algo que nos guste más a los amantes del cine bélico que ver a un pobre soldado prisionero de los alemanes o de los japoneses? Ja, ja, ja. Y si el prisionero es estadounidense o británico mucho mejor. Ja, ja, ja. Traidor en el infierno (1953), de Billy Wilder, El puente sobre el río Kwai (1957), de David Lean) y La gran evasión (1963), de John Sturges son las tres películas más importantes de este subgénero. Aunque Feliz Navidad, Mr. Lawrence, 1983, de Nagisa Ōshima me parece una cinta a tener en cuenta.
Si hay una película bélica que merece la pena ser reconocida esa es, sin duda alguna, No eran imprescindibles. Rodada por John Ford en los compases finales de la Segunda Guerra Mundial, esta cinta nos ofrece un emotivo homenaje al sacrificio humano. Este cineasta considera mucho más importante hablar de pequeñas historias protagonizadas por héroes anónimos que se glorifican en la derrota (un tema fordiano hasta la médula), sin darle ningún tipo de mérito a la victoria, que contar batallas espectaculares. Una auténtica joya del séptimo arte que refleja a la perfección el contraste entre los conflictos cotidianos y los bélicos.
También me gustaría recomendar Escrito bajo el sol (1957), de John Ford, la historia de un hombre que pierde la cabeza por conseguir una carrera militar gloriosa, llegando incluso a sacrificar a su propia familia, y Misión de audaces (1959), de John Ford, el alegato antibelicista más demoledor jamás filmado. Tres obras maestras desconocidas por la mayoría del gran público, a pesar de que siempre aparecen en las listas de películas favoritas de cineastas tan importantes como José Luis Garci o escritores de reconocido prestigio como Javier Marías, Arturo Pérez-Reverte, Luis Alberto de Cuenca o Eduardo Torres-Dulce.
Hay una película que se estrenó el mismo año que la maravillosa Apocalipse Now (1979), de Francis Ford Coppola, titulada Evasión en Atenea, que no me gusta absolutamente nada. Está dirigida por George Pan Cosmatos (El puente de Cassandra, Rambo. Acorralado, parte II, Cobra), un verdadero especialista en películas de acción de muy poca calidad. Aunque el reparto es bastante bueno (Roger Moore, Telly Savalas, David Niven, Elliot Gould, William Holden y Claudia Cardinalle), tienes que estar muy aburrido para aguantar semejante despropósito. Ja, ja, ja.
Qué buena semblanza.
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ResponderEliminarTodos tenemos películas que aunque seamos conscientes de que no son buenas, personalmente nos gustan, tienen algo que nos engancha y les tenemos especial cariño. En mi caso, una de ellas es precisamente Evasión en Atenea, aunque es cierto que hace tiempo que la reviso, pero en su momento la vi varias veces y me gusta mucho por ese tono desenfadado que tiene, su falta de pretensiones, el tema del la arqueología de fondo, tantas caras conocidas en pantalla, no sé, tiene algo que me atrae.
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