Toca una ración de cine de John Ford para el día de hoy. El maestro especialista en Westerns picó de todo tipo de género, incluido el cine bélico. Si bien pocas de sus películas contenían grandes batallas, cabe destacar su gran pasión por el Ejército y la Marina de los Estados Unidos. A un hombre de Marina, precisamente, va dedicada "Escrito bajo el sol", título en España de "The wings of eagles", un original que se basaba en la biografía de Spig Wead, un hombre que mamó Marina desde bien joven y que hizo carrera en la misma.
Wead, que fue un pionero altamente interesado en que la Marina mejorase el sistema de portaaviones cara a una futura guerra, alegando que era necesario aunar esfuerzos marítimos y aéreos en uno solo, acabaría teniendo un accidente doméstico que le dejó en silla de ruedas. Con todo en contra, el hombre tiró adelante y se labró carrera como guionista para Hollywood, especializándose en cine sobre aviación y mar. Posiblemente su obra más reconocida sea la de "No eran imprescindibles", en la que trabajó para un gran amigo: John Ford. Precisamente Ford es el director de la obra biográfica estrenada póstumamente (Spig Wead murió en 1947, tras haber conseguido servir en la Marina durante la II Guerra Mundial).
Inicialmente Ford era reacio a embarcarse en llevar a cine la vida de un buen amigo. Creía que le traería muchos recuerdos y ello le impediría acabar el proyecto. Cuando la productora le comunicó que John Wayne y Maureen O'Hara habían aceptado trabajar en el proyecto, Ford acabaría accediendo. Cabe recordar que la pareja protagonizaría algunos largometrajes del director, incluyendo la sensacional y homérica "El hombre tranquilo". Por ello, Ford acabaría aceptando el proyecto, y lanzando este drama con los clásicos tintes cómicos marca de la casa.
Secuencias
La película está compuesta por una sucesión de secuencias en las cuales va pasando el tiempo. Es muy difícil aunar y resumir más de 20 años de la vida de un hombre y sus vicisitudes en poco más de 100 minutos. Pero Ford lo hace con bastante maesstría gracias a un montaje tan dinámico como centrado en ir al grano. Como si de una sucesión de pequeñas escenas se tratase, nos va avanzando en la vida de Frank "Spig" Wead, con sus dramas familiares, a la par que vemos como va avanzando en su carrera militar.
Difícil separar una cosa de la otra, por mucho que el personaje interpretado por John Wayne parezca destinado a hacerlo. Con diversión vamos viendo su carrera como piloto, con esa escena inicial tan llamativa como memorable, con Wayne haciendo volar a un miembro del ejército del aire. Todavía no tiene ninguna experiencia en el vuelo en solitario, pero bastará para despegar ese hidroavión y que el espectador sepa de que va esto. Se trata de narrarnos con simpatía, en claro homenaje a Wead, la vida de un amigo.
Y eso que toca hablar de dramas familiares. No es fácil hablar de un hombre que perdió a su hijo recién nacido por enfermedad, y como posteriormente sus dos hijas no le reconocerían en la pantalla del cine porque apenas han visto a su padre. Un matrimonio condenado a la separación por el amor de uno a la Marina. Estamos ante un claro drama familiar donde la parte militar debería quedarnos relegada a segundo plano. Sin embargo, la simpatía con la que Ford rueda las escenas en casa, con las dos niñas haciendo trastadas y el intercambio de tartazos con el que la película avanza a calzón quitado nos hacen pasar una primera parte realmente divertida.
Es el ejército el que abarcará buena parte de las secuencias iniciales. Al mencionado vuelo, rodado como si de una película aventurera se tratara le seguirán los clásicos piques de a ver quién la tiene más larga dentro del ejército. De ahí que la Marina y la Aviación se vayan liando a las ya clásicas peleas de taberna tan típicas no ya de los saloones de los Westerns, si no del propio cine fordiano. No puede haber una película de Ford, por muy "tranquila" (guiño al homérico Sean Thornton) que se precie, que no tenga al menos una borrachera y algún que otro puñetazo. En ese aspecto, hay momentos de "Escrito bajo el sol" que nos retrotraen al clasicazo irlandés rodado un lustro antes.
Viendo esos piques, vamos conociendo aspectos que relanzan la carrera militar de Spig Wead camino del éxito... y de la separación con su mujer. La conclusión de la Copa Schneider, donde el tono humorístico también está impreso en esos planos en la gran pantalla de Wayne y su tropa saludando a cámara en un noticiario que su mujer (Maureen O'Hara) y sus hijas observarán. Hijas que no llegan a reconocer al padre, porque nunca está en casa
En uno de los momentos de la película una de las niñas mientras recortan noticias de periódicos relacionadas con su padre le preguntará a la otra a ver qué sigfnifica la palabra "record". Cuando esta le dice que "un record es una cosa que nunca ha hecho nadie", la otra responderá que "entonces sería un record que viniese a casa papá". Sí, Ford era amigo de Wead pero no quita una coma al desastre familiar que estaba generando su gran carrera en la Marina (o Armada, según el doblaje).
Cabe destacar como escena dramática el momento cumbre, el punto de inflexión de la película. Wead vuelve a casa, y ve el desastre que hay montado ,con su mujer fuera del hogar y sus hijas cocinando. Tras la llegada de la mujer, acabarán yendo a dormir. Por la noche, una de las niñas tiene una pesadilla y grita. El personaje interpretado por John Wayne no se lo pensará dos veces y se levantará rápidamente de la cama, aún dormido. Lo hace instintivamente, como gesto de superviviencia, porque toca recordar en ese momento el drama familiar que supone la pérdida de un hijo (pasada en el tramo inicial de la película, aunque fuera de manera testimonial). En su intento por auxiliar a la pequeña, Wayne caerá por las escaleras.
Aquí se podría decir que concluye la primera parte de la película. En mi opinión la más divertida y desvergonzada, con claro tono de humor pero sin dejar de lado los momentos dramáticos familiares. Las escenas de hospital, no obstante, vuelven a mostrar un claro amor por el montaje, y en pequeños momentos vamos viendo avanzar al personaje. A la par que observamos el primer portaaviones moderno de los Estados Unidos (el Saratoga) con aviones sobrevolándolo, en la clásica estampa muy yankee que inundaba las salas durante la II Guerra Mundial.
El clásico plano que servía para cerrar una película patriótica, aquí sirve para mostrarnos la nueva vida de Spig. Se cierra un ciclo... comienza otro. Dejamos de lado la vida familiar, que tendrá una anecdótica y corta escena como única representación en un segunda parte del film algo más corta y no tan efectiva. La simpatía de sus protagonistas, al perder protagonismo los duelos aéreos da paso a una parte más dramática, con un solemne John Ford. Ahí aparece Ward Bond en el alter ego del director, amigo y confidente. Y vemos como el personaje interpretado por John Wayne se labrará carrera en Hollywood a la par que en Broadway.
En este tramo veremos como pierde brevemente el contacto con su amigo del alma, un inseparable compañero interpretado por Dan Dailey. Que, no obstante, volverá a aparecer en cada tramo de la vida del personaje, como narrador que es (algo que su mujer, veremos como va perdiendo peso en esta segunda parte).
Llega Pearl Harbor, comunicado por radio, y nuestro intérprete ve que aquello para lo que estaba preparando a la Marina ya está a la vuelta de la esquina, y pedirá ir a filas, aun a riesgo de que le rechacen por motivos obvios. Pero el peso que tenía un héroe norteamericano como Frank Wead hará lo suyo para que consiga ir al combate.
Veremos como idea un plan para abastecer a los grandes portaaviones, mediante lo que él denomina portaaviones Jeep. Se trata de pequeños buques con capacidad de albergar aviones que serán empleados como repuesto en el tramo final del conflicto. Para estas escenas Ford echa mano de imágenes documentales, algunas de las cuales nos sonarán (como la del avión que en un aterrizaje forzoso acaba hecho un cromo). Y nos regalará una pequeña e insignificante escena bélica con un avión japonés estando a punto de matar a nuestro protagonista. Le salvará la vida su inseparable amigo.
No voy a entrar en exceso a hablar de un tramo final que nos sirve para poner punto final a la vida del protagonista, pero que carece de la gloria bélica que podría haberse ganado. En este tramo final la película acaba haciéndose menos fuerte, quedando su tramo bélico como el que menos bien le sienta a la película. No obstante hay tiempo para regalarnos una escena final, con la mirada emocionante de John Wayne a cámara, despidiéndose de todos aquellos que han formado parte de su vida en la Marina, de la que se despide. Y ahí, siendo despedido mientras sobrevuela el mar en un último viaje, Ford decide poner punto final a la biografía cinematográfica de su amigo Frank Spig Wead.
Balance
Con una primera parte más divertida y mucho mejor tratada en el aspecto de montaje, "Escrito bajo el sol" acaba siendo un drama con tintes cómicos sobre el ejército (en este caso la Marina). Un claro y sencillo homenaje a un amigo por parte de uno de los grandes directores de la historia. No está a la altura de su primera línea de filmes, pero no cabe la menor duda de que Ford acabó tomándose el trabajo en serio como para que este llegara a buen puerto.
Un notable ejercicio que contiene a los clásicos actores de la carrera de Ford, aderezados con una buena fotografía y con el regalo de uno de los más grandes papeles de John Wayne, que maneja a la perfección tanto el dramatismo como la comedia cuando toca (a tartazo limpio). Quizás el recuerdo reciente de "El hombre tranquilo", claramente una película superior, le acabe restando. Eso y que pese a no ser una película bélica, la escena bélica acaba sabiéndonos a realmente poco (¿necesaria?). Un título a caballo entre las grandes del director y de las olvidadas. Una película que merece la pena reivindicar.
Nota: 7
Lo Mejor: La primera parte del film con un montaje muy dinámico y entretenido
Lo Peor: El tramo final, con una parte bélica menos trabajada.
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