¿Era necesaria una nueva película sobre Midway? La duda la pongo sobre la mesa, puesto que el cine bélico de los últimos 20 años se ha dedicado a traspasar nuevas fronteras a la hora de llegar al público. Emmerich, fiel a un estilo palomitero que no se quitará en la vida, ponía la batalla de Midway otra vez en boca de Hollywood, más de cuarenta años después del clásico con Charlton Heston de protagonista, y casi veinte desde "Pearl Harbor" de la que, por similitudes artísticas no pocos podríamos considerar una "sucesora" al igual que la primera lo fue de "Tora, Tora, Tora".
Pero el patriota director alemán deja claro desde el principio que las similitudes con la película de Bay se deben quedar ahí, ya que él también tiene su pequeña escena con Pearl Harbor de fondo, para nada tan espectacular ni larga, pero suficiente para abrir el apetito del espectador hacia el conflicto mundial. Bueno, en realidad las similitudes con la cinta de Bay son muchas más, con un tono épico de valientes y héroes que parecen no pestañear, con unos diálogos previos a la batalla que hacen parecer a la cinta de Bay incluso "El padrino", y una sensación de meter con calzador a Doolittle y los suyos (cobraría bien Eckhart por un papel tan escaso).
Pero todo ello lo pone el director para dejar cierto buen regusto en el espectador. A sabiendas de que su conocimiento de la historia no parece que fuera a dar a más y no querer hacer un remake que sea un calco a la cinta de los setenta, apenas deja un 40% del film (siendo generosos) a la famosa batalla, contándonos hazañas y batallitas del inicio de la guerra. Mantiene el interés gracias a tener tres o cuatro personajes (pero sobretodo a Ed Skrein) como nexo claro entre esos seis meses que suceden al día de la infamia de Pearl Harbor, pero uno acaba con la sensación de ¿estar siendo engañados?
El director consigue camuflar sus no pocos defectos en una ligera ración de historia que parece tomar prestada no ya de los documentales, si no del propio cine, con Pearl Harbor, el raid sobre Tokio y Midway como el telón de fondo, con no pocas escenas que nos recordarán a mucho cine aéreo y naval del Pacífico. La espectacularidad gracias a una gran labor de los técnicos de sonido y los efectos visuales marca de la casa de un director que vive por ellos y depende en gran medida de ellos hace que el ritmo de la película no decaiga ni en un par de momentos forzados 'entre guerras' donde queda claro que ni él, ni el guionista, ni mucho menos los actores parecían estar cómodos.
"Midway" nos mete de lleno en el fragor de la batalla y lo hace sin caer en el patriotismo degenerado de otras cintas. Y eso que bebe directamente del cine de los cuarenta en cuanto a forma de narrar los hechos, mucho más que de las grandes épocas (años 60) del género bélico. El tono épico que desprende todo su aroma por toda la cinta llega al clímax en el tramo final, palomitero y fantasma a más no poder. Se escuda, no obstante, en personajes reales y hechos reales, con lo que recupera cierta credibilidad a pesar de que haya cosas que no nos cuelen.
Emmerich se toma tan en serio su trabajo que procura evitar en caer en la tentación que crucificó a Bay y "Pearl Harbor" cara a la crítica. Se deja de patriotadas, da más protagonismo a los japoneses incluso en su honorable derrota y acaba homenajeando a todos los que perecieron en el mar, de un bando y de otro. Un gesto honorable para tunear una producción hecha para que el público disfrute y nada más. Ahí es donde pone todo el énfasis la película.
Contrasta, eso sí, que la espectacularidad de la propuesta y los numerosos combates no alcancen, eso sí, en ningún momento la gloria que alcanzaría el tramo bélico de "Pearl Harbor", no digo ya de los films más reconocidos de lo que llevamos de Siglo. Uno acaba con la sensación de haber pasado un buen rato pero que ciertas sobradas (¿americanadas?) en la batalla decisiva dejan un regusto no diría amargo, pero sí algo raro. No acaba de convencer del todo.
Obviamente, si nos metemos a analizar otros aspectos de la película podríamos acabar repudiándola. Y no estoy aquí para ello, porque las algo más de dos horas en la sala de cine se me hicieron entretenidas, pasé un rato agradable y ese viaje por los inicios de la Segunda Guerra Mundial le dan un toque interesante históricamente hablando a una cinta hecha para otras cosas. Y, porque no, aplaudo con las orejas ese homenaje a John Ford que se gasta el bueno de Emmerich en su tramo midwayano.
Quienes quieran pasar un rato agradable, quienes disfruten con todo el cine bélico que desprenda testosterona y sea espectacular, esta es su película. Eso sí, no esperen moralinas. Parece que en cierto sector está mal visto que el cine bélico actual beba de sus años patrióticos con historias sencillas pero heroicas de grandes gestas, quedando obligado a mostrar intestinos, páncreas, amputaciones y un claro mensaje crítico con los conflictos armados. "Midway" coge lo bueno del cine de los años 40 para contarnos una aventura bélica, con un amago de cine sesentero o setentero (el de repartos corales narrando hechos históricos) todo ello con una buena, que no sobresaliente, puesta en escena y técnicas del Siglo XXI. El resultado final se disfruta, bastante, pero no será una película para la historia del género.
Nota: 6
Lo Mejor: Su pequeña ración de historia y los efectos sonoros y visuales.
Lo Peor: Simplona en unos diálogos indignos no ya de esta época, si no incluso de los años 40.
Estoy bastante de acuerdo. No está mal el hilo histórico para explicar el contexto en que sucede la batalla y como llegaban unos y otros.
ResponderEliminarMuy desdibujado queda Spruance y lo que no me gustó nada es esa ejecución del artillero de cola capturado por los japoneses, no recuerdo haber leido jamas que tal cosa ocurriera.
Debe ser por la vejez pero las escenas tipo videojuego no pueden superar aún, en credibilidad, a las imperfectas escenas de combate de los años 60.
Saludos.
Pues en el libro sobre la Batalla de Midway de C.L. Symonds habla del suceso:
ResponderEliminar"Gaido fue el hombre que se había ganado la aprobación de Halsey cuatro meses antes al intentar luchar contra un bombardero japonés Nell desde la popa de la Enterprise durante la incursión en las Islas Marshall (ver capítulo 4). Después de que los japoneses interrogaron a los dos estadounidenses, ataron pesas a sus tobillos y los dejaron caer al costado."