
Inicios
Raoul Walsh inició su andadura cinematográfica cuando el cine aún iba en pañales. En la década de los años 20 dirigió unas cuantas producciones siendo una de las más famosas "El precio de la gloria" (1926), una historia de amor en plena Primera Guerra Mundial donde dos oficiales se peleaban por el amor de una francesa que trabajaba en una cantina cerca del frente. Esta película tendría un remake del mismísimo John Ford en la década de los 50.

En Europa ya había arrancado la II Guerra Mundial cuando se encargó de "Mando siniestro", film que bien podría considerarse un Western al tratar el tema de la guerra de Secesión, y donde volvería a contar con John Wayne, a quien había dirigido en "La gran jornada", además de Claire Trevor y Walter Pidgeon. A la Guerra Civil americana volvería a acceder un año después con su gran clásico "Murieron con las botas puestas", donde narraba la vida y muerte del General Custer.
Inseparable Errol

En 1943 a Errol le tocó hacer de policía de Alaska encargado de descubrir y dar caza a un espía alemán en "Persecución en el Norte", curiosa película diferente a otras del género. Y continuando con la premisa de realizar cine diferente llegaría "Tres días de gloria" (Uncertain glory) donde a Errol le tocó hacer de héroe inesperado de la Resistencia francesa.
Sin duda alguna, la gran película bélica del tándem Walsh-Flynn sería su última colaboración conjunta, la mencionada y analizada "Objetivo:Birmania", el gran título por antonomasia de cuantos se rodaron durante la II Guerra Mundial. El gran logro del proyecto consistía en hacer creible la jungla birmana a pesar de ser rodada en Californa. Se consiguió con creces y una de las grandes aportaciones fue el hecho de dejar en silencio, sin banda sonora, algunos fragmentos de la jungla, donde únicamente se escuchaban los sonidos propios de la jungla. Dicha propuesta, se comenta, salió de boca del bueno de Errol.
Después de la guerra
Acabada la guerra no tocaba dedicar los esfuerzos propiamente al cine bélico y Walsh fue desapareciendo poco a poco del género, si bien en los años cuarenta aún dirigiría "Escuadrón de combate", una película de aviación que contaría con un joven Rock Hudson en uno de sus primeros papeles. La película en sí, bastante pobre después de unas notables producciones rodadas en dicha década.

La aportación de Walsh al cine bélico se cerraría en el ocaso de su carrera. En 1961 llegaba "Marines, Let's go", ambientada en la Guerra de Corea en la que fue su única aportación a dicha contienda. Sería la penúltima película que dirigió, tres años después llegaba "Una trompeta lejana", otro de sus más famosos westerns
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