La Gran Guerra (Mario Monicelli, 1959)

En 1959 Mario Monicelli realizaba una de sus grandes obras: La gran guerra. Con un título que recordaba claramente a la contienda que abarca desde 1914 a 1918, el director italiano nos cuenta en clave de humor la historia de dos cobardes de profesión, y soldados de hobby, que acabarían siendo héroes inesperados y olvidados de la guerra.

Alberto Sordi y Vittorio Gassman son los dos protagonistas de un film que logró en Venecia (vale que competía en casa) el León de Oro, mientras que fue nominada a los Oscars como película de habla no inglesa. La película nos sumergía en la Primera Guerra Mundial, aunque más con toque cómico, sin dejar de lado la tragedia que toda guerra genera.



Sinopsis
Oreste Jacovacci y Giovanni Busacca se conocen cuando el primero pertenece al equipo médico y el segundo debe pasar unas pruebas para ir al combate. Como buen cobarde que es, Busacca le pedirá, por favor, que no le deje pasar las pruebas, que alegue alguna enfermedad o algo. Oreste poco menos que se ríe de él haciéndole creer que está todo controlado... pero el en siguiente plano vemos como Busacca pasa la instrucción militar.

Poco después los dos personajes coincidirán en un tren, donde Busacca quiere vengarse de él, sin embargo acabarán teniendo una relación que les unirá poco a poco. Les vemos en un barracón donde juntos irán a buscar dos escobas por todo el Cuartel General, necesitando un sello de un Oficial X para poder pedir las escobas... las escobas, como es lógico, llegarán tarde, para reprimenda del oficial al mando.

Entre anécdotas y anécdotas con humor de por medio, vemos como Busacca se enamora perdidamente de una mujer interpretada por Silvana Mangano (Constantina). Busacca logra acostarse con ella, la cual le comunica que al día siguiente ha de marchar al frente, si bien uno de los hombres de la compañía parece ser que se librará de ello al tener que ir a la retaguardia a una misión de información... nada grave. Busacca sabe que es su compañero Jacovacci quien está detrás de ese puessto e intenta pedirlo. Finalmente ninguno de los dos lo conseguirán debido a su creciente cobardía.

Ya en el frente vemos como llega la primera misión especialmente peligrosa: Tres personas irán a las alhambradas enemigas a colocar unos explosivos para volarlas. Uno de los escogidos es Busacca, que insiste en que él no entiende de explosivos, que es "electricista". Se salvará porque un miembro del grupo le pide 10 Liras a cambio de ocupar su puesto. Este hombre ya le habíamos visto antes pidiendo dinero a cambio de favores... y ya tiene fama dentro del batallón de jugarse la vida siempre por dinero para alimentar a la familia.

Salvado de esa peligrosa misión donde morirá uno de los tres hombres que van, pero consiguen cumplirla, se pide a un electricista para llevar el cableado por la retaguardia para poder contactar entre la artillería y la infantería. Busacca se presenta voluntario y acto seguido lo hace su compañero, antes de que puedan escuchar a quien pedía voluntarios que "nos están acribillando...", momento en el que los dos héroes inesperados procuran retirar lo dicho, pero no les queda más remedio que realizar la operación.

Sufren pero lo consiguen... aunque siempre mejor estar en su pellejo que en la de los soldados italianos que atacan sin cabeza alguna a las líneas enemigas mientras se esperan órdenes telefónicas que tardan en llegar debido al problema del cableado.

Maestros del escaqueo
Nuestros dos protagonistas seguirán escaqueándose siempre que pueden. Como cuando piden ser enviados al pueblo a recoger una serie de cosas. El personaje interpretado por Gassman (Giovanni) vuelve a ir a ver a su amada Constantina. Cuando van a volver ven que el Regimiento está siendo atacado y deciden quedarse en el pueblo y esperar a la mañana siguiente para volver.

Ha sido una escabechina de las serias... el hombre que solía realizar favores por dinero muere "gratuitamente" como dirá su oficial, y estos dos hombres se salvan nuevamente de la peor parte, demostrando ser unos especialistas en esto del escaqueo. Además, el Regimiento (ellos incluidos) reciben un permiso. Estando de permiso aprovecharán para sacar dinero, para repartírselo entre ellos dos. Pero justo en ese momento hace aparición la mujer del hombre mencionado anteriormente. Los dos protagonistas se sienten en parte culpables y ven sufrir a la mujer y deciden darle el dinero (o al menos parte de él) antes de volver al combate.

Y tras intentar escaquearse nuevamente, llegamos a la parte cumbre de la película. Una misión importante está a punto de tener lugar. Los italianos necesitan que los austriacos no se enteren de sus planes, al menos para aguantar una noche, y a la mañana siguiente llegarán refuerzos por el río. El oficial al mando de la operación dice a un subordinado que envíe a los dos más... duda qué palabra decir y acaba añadiendo "los dos menos eficaces" o más prescindibles. Vamos, que nuevamente los dos maestros del escaqueo están yendo a donde teóricamente no debe pasar nada.

Envían el mensaje tal y como deben hacer, y a la hora de voler la lluvia les frena sus intenciones y deciden quedarse a dormir en el granero. Aún se acrecienta como buena la idea al ver que los austriacos están atacando el puesto donde "teóricamente" Deberían estar ellos. Vamos, que todo va en orden para volver a escaparse cuando hacen acto de presencia los austriacos.

Giovanni y Orestes son hechos prisioneros por los austriacos, uniformados, por si fuera poco, de austriacos, por lo que pueden ser fusilados, y al segundo, el más "corto" De los dos, se le escapa la idea de los italianos de cruzar con "barcos-puente" el río. Ante las presiones de los austriacos de fusilarles si no cuentan la historia, Giovanni parece dispuesto a hablar cuando delante suyo el oficial de menor graduación austriaco le da una moneda a su superior: habían apostado a ver si los italianos cantaban la Traviata o no.

Giovanni se siente dolido y lanza un discurso donde se niega a contar nada, además de insultar al Oficial al mando austriaco. Por ese motivo lo mandan a fusilar. Muere con honor, sin decir ni una palabra; Giovanni intenta escaquearse alegando que no sabe nada. De hecho es cierto, puesto que su cobardía reiterada nos hace ver que si supiera algo lo diría a la mínima. Es fusilado mientras grita que él es un cobarde.


Con los dos protagonistas principales del film muertos, los italianos lanzan su contraofensiva, la misión ha sido un éxito en gran parte gracias a estos dos valerosos (o cobardes) soldados. Y para colmo de los colmos, vemos como dos miembros del Regimiento se paran delante de cámara y recalcan que "nuevamente" los dos protagonistas han vuelto a librarse de la guerra... nada más lejos de la realidad, un plano nos los muestra en el suelo, mientras todo el Ejército italiano pasa por el costado sin inmutarse.

Secuencias
La primera secuencia es una declaración de intenciones clara. Un hombre pidiendo que, por favor, le dejen escaparse de la guerra, y otro que va donde su oficial y le dice "¿Puedo cerrar la ventana aquella junto a aquel hombre alto?, mientras le señala. Gassman piensa que le están haciendo el favor, pero Sordi lo único que está haciendo es reirse de él.

El Episodio de la escoba nos recuerda los papeleos y burocracias varias que hay que pasar para conseguir un papel firmado. Una simple escoba y tienen que recorrerse el Cuartel General buscando una firma, un sello, y declarar para qué la quieren... una estupidez enorme, pero así son a veces este tipo de papeleos.

Las pocas secuencias bélicas están bastante bien rodadas, si bien el toque cómico del film hace que no se nos mezcle con demasiada crudeza. La guerra, en momentos, parece algo más lejano que no acaba de influir a los protagonistas.


Eso sí, el tramo final, perfectamente llevado, con Sordi abriendo ese ventanal para ver como fusilan en la lejanía a su amigo. Sordi mostrando toda su cobardía pidiendo clemencia antes de acabar corriendo al misma suerte que su amigo y ser fusiladoo sin contemplación alguna.

Crítica
La gran guerra es una comedia, que no se puede esconder en otro género. No hay tanta secuencia bélica y en todo momento el dúo protagonista son una especie de el Gordo y el Flaco, dos tipos que no se entienden, pero que se entienden... que se tienen aprecio, pero al mismo tiempo son unos cascarrabias consigo mismos. Dos hombres que son todo lo peor del Ejército italiano.

Y esa es otra. Italia durante la Gran Guerra no tuvo fama de ser un ejército perfectamente subordinado. Ni tampoco de tener unos oficiales competentes al mando. Y de eso va la película sin hacer demasiada sangre, de dos hombres a los que la guerra les ha pillado allí pero que procuran subsistir, sobrevivir, sin dar palo al agua... y de una serie de oficiales preocupados en tonterías.

Desde el affaire con las escobas, o algunas decisiones militares, se nos muestra como los oficiales al mando no son mucho mejores que los soldados. ¿Y los protagonistas? un par de personas capaces de esconderse de la guerra, cobardes a más no poder, y con un don especial para estar lejos del peligro en casi todo momento (sus suertes cambiarán únicamente al final).

Con envoltorio de comedia pero dejando claro el toque trágico de la cinta, con la muerte de ese personaje que nos cae bien, con la muerte, poco a poco, de algunos de los miembros más afamados... pero, sobretodo, con ese final, fusilados. Con Gassman fusilado con un plano lejano, como si fuera en el anonimato, y con Sordi siendo fusilado recalcando su cobardía e intentando traicionar a su Italia si pudiera o supiera algo que no sabe. Finalmente se convierten en héroes inesperados y quizás innecesarios de la trama.

Notable producción la de Monicelli, que nos recordaba, apenas dos años después de Senderos de Gloria, que el cine de la Primera Guerra Mundial aún estaba latente. Una lástima que las grandes superproducciones clásicas sobre la II Guerra Mundial de los años 60 hicieran olvidar esta contienda, que quedó prácticamente para unas pocas (escasas) películas que denunciaban la contienda.

Nota: 8

Lo Mejor: Ese dúo protagonista capaz de escapar de todas.
Lo Peor: Quizás le falte algo más de mala baba en algunos momentos, para pensar con mayor seriedad en su mensaje.

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