La primera incursión de George Clooney como director dentro del cine bélico resulta ser una bienintencionada y entretenida -pero inocente- película que no termina de saber en ningún momento donde ubicarse y pierde cierto fuelle por ello. Los "monuments men" que hacen mención al título no terminan de quedar dibujados en un proyecto tan ambicioso que ha resultado algo fallido.
Con la temática que abarcaba el film, el presupuesto que podía ir destinado al mismo y el reparto de estrellas que lo componían todo el mundo veía a los monumentales violentos de Clooney capacitados para hacer saltar la banca en taquilla y en los oscars que se entregarán este fin de semana. Sin embargo ya algo fallaba cuando Clooney echó par de meses atrás el estreno del film, impidiéndolo aspirar a las estatuillas.
Ni tan siquiera iban a ser tenidos en cuenta. Es una pena el desperdicio que se ha podido hacer de un argumento que podía prometer. Tenía, el film de Clooney, todas las bases para ser algo más ambicioso que en lo que el actor y director ha convertido a sus Monuments. Sin embargo algo ha fallado, quizás empezando por el toque de comedia, y siguiendo por un guión con excesivos saltos narrativos.
Humor
El mezclar humor con el género bélico es algo que se ha hecho desde tiempos inmemoriales. Desde films como "El Gran Desfile" de Vidor, pasando por la II GM, donde Hollywood hacía pelis de guerra como churros y en todas ellas en los fragores previos al combate siempre había cierto toque de humor. Pero esos toques terminaban en cuanto empezaba lo bueno. La guerra despedazaba y obligaba al héroe de turno a arriesgar su vida con gloria y seriedad, sin romanticismos ni risas.
Clooney hace una peli de guerra sin apenas tiros, porque la historia no lo requiere, pero cuando estos aparecen en escena la película sigue teniendo ese toque de humor pseudogamberro. Funciona, a buena fe que lo hace cuando en la sala de cine la gente ríe. Pero Clooney se queda a medio camino entre la guerra y la risa. Sin saber si quiere ir a hacer una película seria que haga honor a los "monuments men" auténticos o una gamberrada al puro estilo "Malditos Bastardos".
Si algo le funcionaba a Tarantino era que su humor no era tan inocente, si no negro, y los toques del director unido a la violencia tanto verbal como de imágenes hacía que sus bastardos pese a ciertos agujeros importantes en el guión salieran victoriosos y convincentes. No hacía falta narrar ni tan siquiera la historia tal y como había sido, bastaba con entretener y ser poco tomado en serio... pero siendo consciente de ello en todo momento.
A Clooney le falla esto último. Le falla saber diferenciar el toque cómico del bélico. Su film no puede ser considerado una comedia, pero intenta caer simpático a pesar de la seriedad del asunto. Y en ese pecado se cae fácilmente quedando el film en lo que en el diccionario bélico se considera "tierra de nadie". Ahí quedan Clooney y sus colegas durante gran parte de la película.
La mezcla, en definitiva, de humor y drama no le queda bien. Quizás por el empeño del director y de sus protagonistas -si tienes a Goodman y Murray en el proyecto se sabe de antemano que estos vienen a aportar su toque de carcajada al film- por soltar alguna que otra broma en cualquier momento. Y las muertes carecen de gloria con tanto humor. Error básico de un Clooney que como director tenía fama de serio.
Su film parece -en las bases- que aborda una de esas misiones peligrosas. Pero se desquebraja poco a poco. El querer abordar tanto espacio de tiempo, con tantos personajes y muchos frentes hace que el ritmo del film sea rápido, con excesivos saltos, sin encajar una secuencia con otra. Perdiendo el pulso narrativo. Y en ese ritmo los momentos dramáticos con frases gloriosas sobran. Clooney tiene par de momentos o tres en los que alaba la labor que están haciendo, con música de fondo que pretende enfatizar la labor.
No hay gloria
Lo que en "Salvar al soldado Ryan" quedaba de maravilla cuando los soldados, en su descanso, hablaban y reflexionaban sobre lo que estaban haciendo, aquí suena un tanto cómico, fuera de lugar. No le pega ese dramatismo al resto del film, y el contrapunto humor-seriedad no cuadra, no cuaja. Clooney no es ni Robert Aldrich ni Brian G. Hutton. Directores que en dos films de misiones imposibles como eran "Doce del Patíbulo" o "los violentos de Kelly" eran capaces de mezclar guerra y comedia.
Pero ambos lo hacían con delicadeza, porque -como haría Tarantino posteriormente- no hablaban de gloria. Los muertos no servían a un gran fin. Doce hombres malos, que iban a ir al paredón, y una cuadrilla de colegas queriéndose hacer ricos a costa de la guerra no tienen gloria. Es por ello que ambos directores jugaron mucho con los toques cómicos, pero que a la hora de la verdad, a la de hacer guerra, se terminaba la comedia. Ni Marvin ni Eastwood pestañeaban más de la cuenta recordando a los muertos.
Clooney patina en ese aspecto. Quiere rendir homenaje a unos hombres cuya labor se desconocía. Y por meterse de lleno en el terreno embarrado de hacer humor en medio de la guerra se olvida por completo de dotar de secuencias de seriedad a su film, y por ello, cuando se da cuenta y quiere rendir homenaje a los "Monuments men" esa gloria, esa dramatización, esa palabrería... queda totalmente fuera de sitio, de lugar. En tierra de nadie.
No obstante, al César lo que es del César, Clooney ha hecho una película para pasar el rato que para quien quiera verla como puro ejercicio de entretenimiento, le puede valer. Sin embargo, quien espere una película bélica de las que se hacían antes, de esas misiones peligrosas bien narradas, aquí no queda gran cosa que ver. Tampoco para quien quiera ver una gamberrada con todas las letras. Y no hace falta decir que la escasez de tiros hace que la película no pueda tampoco ser considerada palomitera.
En definitiva, que Clooney, en su intento de recordarnos la imagen de estos "Monuments men" termina por rescatarlos del anonimato para darles sus 120 minutos de gloria. Pero la gloria termina ahí. Cuando pasen los años el cine dejará a la película de Clooney en una gran olvidada, como tantas y tantas películas de los 40 y 50 que no llegaron a ser épicas ni memorables. Una lástima, porque había material para algo más que para pasar el rato.
Nota: 5,75 / 10
A favor: Que con su metraje no llega a aburrir. Se pasa el rato y Goodman y Murray hacen su función.
En Contra: Que ni es la película seria que hace unos meses parecía que pretendía ser, ni llega a ser una gamberrada memorable. Se olvidará pronto.
Con la temática que abarcaba el film, el presupuesto que podía ir destinado al mismo y el reparto de estrellas que lo componían todo el mundo veía a los monumentales violentos de Clooney capacitados para hacer saltar la banca en taquilla y en los oscars que se entregarán este fin de semana. Sin embargo ya algo fallaba cuando Clooney echó par de meses atrás el estreno del film, impidiéndolo aspirar a las estatuillas.
Ni tan siquiera iban a ser tenidos en cuenta. Es una pena el desperdicio que se ha podido hacer de un argumento que podía prometer. Tenía, el film de Clooney, todas las bases para ser algo más ambicioso que en lo que el actor y director ha convertido a sus Monuments. Sin embargo algo ha fallado, quizás empezando por el toque de comedia, y siguiendo por un guión con excesivos saltos narrativos.
Humor
El mezclar humor con el género bélico es algo que se ha hecho desde tiempos inmemoriales. Desde films como "El Gran Desfile" de Vidor, pasando por la II GM, donde Hollywood hacía pelis de guerra como churros y en todas ellas en los fragores previos al combate siempre había cierto toque de humor. Pero esos toques terminaban en cuanto empezaba lo bueno. La guerra despedazaba y obligaba al héroe de turno a arriesgar su vida con gloria y seriedad, sin romanticismos ni risas.
Clooney hace una peli de guerra sin apenas tiros, porque la historia no lo requiere, pero cuando estos aparecen en escena la película sigue teniendo ese toque de humor pseudogamberro. Funciona, a buena fe que lo hace cuando en la sala de cine la gente ríe. Pero Clooney se queda a medio camino entre la guerra y la risa. Sin saber si quiere ir a hacer una película seria que haga honor a los "monuments men" auténticos o una gamberrada al puro estilo "Malditos Bastardos".
Si algo le funcionaba a Tarantino era que su humor no era tan inocente, si no negro, y los toques del director unido a la violencia tanto verbal como de imágenes hacía que sus bastardos pese a ciertos agujeros importantes en el guión salieran victoriosos y convincentes. No hacía falta narrar ni tan siquiera la historia tal y como había sido, bastaba con entretener y ser poco tomado en serio... pero siendo consciente de ello en todo momento.
A Clooney le falla esto último. Le falla saber diferenciar el toque cómico del bélico. Su film no puede ser considerado una comedia, pero intenta caer simpático a pesar de la seriedad del asunto. Y en ese pecado se cae fácilmente quedando el film en lo que en el diccionario bélico se considera "tierra de nadie". Ahí quedan Clooney y sus colegas durante gran parte de la película.
La mezcla, en definitiva, de humor y drama no le queda bien. Quizás por el empeño del director y de sus protagonistas -si tienes a Goodman y Murray en el proyecto se sabe de antemano que estos vienen a aportar su toque de carcajada al film- por soltar alguna que otra broma en cualquier momento. Y las muertes carecen de gloria con tanto humor. Error básico de un Clooney que como director tenía fama de serio.
Su film parece -en las bases- que aborda una de esas misiones peligrosas. Pero se desquebraja poco a poco. El querer abordar tanto espacio de tiempo, con tantos personajes y muchos frentes hace que el ritmo del film sea rápido, con excesivos saltos, sin encajar una secuencia con otra. Perdiendo el pulso narrativo. Y en ese ritmo los momentos dramáticos con frases gloriosas sobran. Clooney tiene par de momentos o tres en los que alaba la labor que están haciendo, con música de fondo que pretende enfatizar la labor.
No hay gloria
Lo que en "Salvar al soldado Ryan" quedaba de maravilla cuando los soldados, en su descanso, hablaban y reflexionaban sobre lo que estaban haciendo, aquí suena un tanto cómico, fuera de lugar. No le pega ese dramatismo al resto del film, y el contrapunto humor-seriedad no cuadra, no cuaja. Clooney no es ni Robert Aldrich ni Brian G. Hutton. Directores que en dos films de misiones imposibles como eran "Doce del Patíbulo" o "los violentos de Kelly" eran capaces de mezclar guerra y comedia.
Pero ambos lo hacían con delicadeza, porque -como haría Tarantino posteriormente- no hablaban de gloria. Los muertos no servían a un gran fin. Doce hombres malos, que iban a ir al paredón, y una cuadrilla de colegas queriéndose hacer ricos a costa de la guerra no tienen gloria. Es por ello que ambos directores jugaron mucho con los toques cómicos, pero que a la hora de la verdad, a la de hacer guerra, se terminaba la comedia. Ni Marvin ni Eastwood pestañeaban más de la cuenta recordando a los muertos.
Clooney patina en ese aspecto. Quiere rendir homenaje a unos hombres cuya labor se desconocía. Y por meterse de lleno en el terreno embarrado de hacer humor en medio de la guerra se olvida por completo de dotar de secuencias de seriedad a su film, y por ello, cuando se da cuenta y quiere rendir homenaje a los "Monuments men" esa gloria, esa dramatización, esa palabrería... queda totalmente fuera de sitio, de lugar. En tierra de nadie.
No obstante, al César lo que es del César, Clooney ha hecho una película para pasar el rato que para quien quiera verla como puro ejercicio de entretenimiento, le puede valer. Sin embargo, quien espere una película bélica de las que se hacían antes, de esas misiones peligrosas bien narradas, aquí no queda gran cosa que ver. Tampoco para quien quiera ver una gamberrada con todas las letras. Y no hace falta decir que la escasez de tiros hace que la película no pueda tampoco ser considerada palomitera.
En definitiva, que Clooney, en su intento de recordarnos la imagen de estos "Monuments men" termina por rescatarlos del anonimato para darles sus 120 minutos de gloria. Pero la gloria termina ahí. Cuando pasen los años el cine dejará a la película de Clooney en una gran olvidada, como tantas y tantas películas de los 40 y 50 que no llegaron a ser épicas ni memorables. Una lástima, porque había material para algo más que para pasar el rato.
Nota: 5,75 / 10
A favor: Que con su metraje no llega a aburrir. Se pasa el rato y Goodman y Murray hacen su función.
En Contra: Que ni es la película seria que hace unos meses parecía que pretendía ser, ni llega a ser una gamberrada memorable. Se olvidará pronto.
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