La IIGM en el cine (VII): "No eran imprescindibles" (John Ford, 1945)


 El bombardeo de los aviones japoneses sobre la base norteamericana en las islas Hawaii, en Pearl Harbor, supuso la entrada de los EEUU en la guerra. Japón invadiría acto seguido diferentes islas en el Pacífico, entre ellas las Islas Wake o, las más famosas de todas, las Filipinas, en manos de los USA desde que en 1898 echaran a los españoles.

El cine de Hollywood ha tratado diferentes veces el conflicto en las Filipinas en ese intervalo de tiempo que va desde el 7 de diciembre de 1941 a Abril de 1942 cuando se rinde definitivamente el último reducto norteamericano. Pero si hay una película que refleja fielmente aquella pérdida, el dolor por dejar todo aquello y la esperanza de volver algún día, esa es, sin duda alguna "No eran imprescindibles" rodada en los compases finales de la guerra por John Ford y que muestra esa caída a los infiernos de aquella zona.


Sinopsis
Los Tenientes Brickley (Robert Montgomery) y Rusty Ryan (John Wayne) están al mando de lanchas torpederas en las Filipinas en los compases iniciales de la Segunda Guerra Mundial. Tras una exhibición delante de miembros del alto mando queda claro que los mandamases no ven útiles este tipo de embarcaciones (que despectivamente muchos llamarán "bañeras" a lo largo del film). Llega el 7 de diciembre, Pearl Harbor, y la guerra estallará.

Los aviones japoneses bombardearán la base donde reside el Escuadrón de Lanchas torpederas, que consiguen salvar las lanchas al haber salido a la mar y combatir a los aviones japoneses con lo poco que tienen. Ahí quedará herido el Teniente Ryan en la mano. El alto mando les enviará a una nueva base, en Bataan, con la misión de enviar correo entre dicha zona y la capital, Manila, una serie de operaciones que ni Ryan ni Brickley aprueban, pero órdenes son órdenes.

En su estancia de Bataan el barco hace numerosos viajes como correo a la espera de una misión en condiciones que conlleve hundir un barco enemigo. El día que llega la gran misión Rusty es enviado al Hospital perdiéndose la Operación. De las dos lanchas que partirán cumplir el objetivo, solo vuelve una, con la mayoría de miembros de la otra tripulación a bordo. Mientras, Ryan en el hospital se hará amigo de un Oficial al que se le conoce como Ohio, y de una enfermera, Sandy (Donna Reed).

La guerra sigue y no hace amigos. Rusty y Sandy inician un idilio amoroso, el Teniente presentará en Sociedad a la Enfermera antes de una velada romántica... será la última vez que se vean, puesto que al Escuadrón le envían a Mindanao con la misión de llevar a bordo al Almirante y al Alto Mando en las Filipinas, incluyendo el General McArthur. Cuatro lanchas torpederas partirán hacia Mindanao, mientras que el resto de hombres del escuadrón, sin lanchas porque se ha perdido el resto, se deberán unir al Ejército de tierra.

De las cuatro lanchas que parten hacia Mindanao, únicamente llegarán tres, una de ellas remolcada en el tramo final, averiada. Los oficiales llegarán sanos y salvos para coger un vuelo a Australia camino a iniciar la reconquista. En Filipinas son conscientes que únicamente luchan para ganar tiempo y atrasar una posible invasión japonesa a otras islas, entre ellas Australia. Con una lancha inservible y otra averiada tontamente en el propio Mindanao, Ryan y Brickley reciben el encargo de atacar un buque enemigo muy peligroso. Es vital hundir dicho barco y para ello únicamente cuentan con ocho torpedos "negociados" con un submarino, y dos lanchas, pero una de ellas en dudoso estado puesto que acaba de ser arreglada.

Los hombres van a cumplir el último servicio bélico de importancia. Cumplen con su objetivo y en la retirada cogen rumbos diferentes. El Teniente Ryan y su tripulación son atacados por aviones, obligándoles a poner pie a tierra, momento en el cual un último avión japonés destruirá la lancha. Dos de los miembros mueren y se les hace un funeral en el pueblo, desconociendo el destino de la lancha comandada por Brickley. Ryan decide entonces que el resto de hombres se unan al Ejército para ayudar en lo que puedan, y él solo decide volver en busca de la lancha de Brickley y la tripulación.

Dará con ellos en el momento en que la lancha va a ser "requisada" por el Ejército para emplearse como correo, como inicialmente había sucedido. Uno de los miembros de la tripulación recoge la bandera de los EEUU, o lo que queda de ella, totalmente destrozada, del barco antes de que se lo lleven. Los hombres ponen rumbo a ninguna parte en medio del caos y la retirada. En ese momento Ryan y Brickley reciben las órdenes de presentarse en el aeródromo para viajar a EEUU. Las lanchas torpederas han sido un éxito y tienen que ayudar a construir nuevas para continuar la guerra. Montarán en ese avión y mientras se van, los hombres que dejan a tierra contemplan esperanzados ese avión. Se ve el mensaje del General McArthur anunciando que volverán (a las Filipinas) mientras suena el Gloria, Gloria, Aleluya.

Secuencias
La verdad es que no es un film donde abunden las secuencias bélicas pero en todo momento queda constancia de que es un film bélico con todas las letras. Exceptuando el pequeño flirteo amoroso es un bello canto hacia la derrota, que mezcla la desilusión y desesperanza que pudiera haber en aquellos inicios de la guerra, con la esperanza final que lanza el único mensaje positivo de todo un film derrotista pero patriótico.

Entre esas secuencias me quedo con el tono irónico que tiene algunos de los instantes y frases del personaje de John Wayne. Al principio del film cuando su amigo y superior Brickley le pide opinión, Ryan le reconocerá que él tampoco cree en las lanchas torpederas pero que de esta manera ha consguido galones: "Antes era capitán de una pastilla de jabón en mi bañera" le espeta.

Posteriormente, cuando necesitan torpedos y se ponen a negociar con el Comandante de un submarino por que les pueda dejar algunos torpedos, el oficial del submarino no les va a dar ninguno debido a que los necesita, pero alega que únicamente han hundido dos barcos en lo que va de guerra. Robert Montgomery le espeta todas y cada una de las gestas de las lanchas torpederas, esas "bañeras" capaces de hundir numerosos barcos enemigos y haber enviado al infierno a miles de "hijos de nipón", el personaje de John Wayne añadirá que además "hemos repartido más correo que la West Union en toda su historia".

En cuanto al resto de momentos para recordar de la película, destaco los planos de Ford en algunos momentos, especialmente a destacar el momento en que entran a una iglesia donde el cura no está por llevar dos días en el hospital. John Wayne lanzará un discurso en memoria de los dos hombres que acaban de perder y acto seguido irá al bar a tomar algo para paliar el dolor. La profundidad de campo en ese plano, con Wayne sentado de espaldas a la cámara, dos niños trayéndole el alcohol, mientras el padre de las criaturas permanece en la barra y otro niño, al fondo del plano, poniendo Radio San Francisco donde sonará la canción que le recordará su historia de amor con la Enfermera Sandy. Precioso.

Por último, esa retirada en avión, donde solo hay 30 plazas pero espera gente para llenar dos aviones. Únicamente llegará uno, por lo que gente tendrá que quedarse en tierra. En el avión faltan dos suboficiales de las lanchas torpederas, por lo que sus huecos lo ocuparán otros dos hombres, uno de ellos Ohio, el amigo de Rusty Ryan en el hospital. Ohio le dirá a Ryan que no sabe qué habrá sido de la Enfermera Sandy. Finalmente llegan los dos hombres que faltan y Ohio y el otro hombre deben bajar del avión para ceder sus asientos, no sin antes entregar cartas a sus mujeres.

En ese mismo momento, el personaje interpretado por John Wayne le dirá a Ohio que le cede su puesto, que él tiene una mujer en casa, mientras que sus "asuntos están aquí", en referencia a la enfermera a la que quiere volver a ver. Brickley (Robert Montgomery) le parará los pies preguntándole para quién trabaja: ¿Para ti?, Wayne asiente y se quedará en el avión en un claro mensaje de Ford. Los que allí murieron lo hicieron por cumplir órdenes, y los que de allí se marcharon no lo hicieron por dejar en la estacada a sus compañeros, lo hicieron por cumplir órdenes, para prepararse para ganar la guerra.

Crítica
La película de Ford fue rodada tan pronto como pudo. Tras unos cuantos años dedicados a los documentales durante la II Guerra Mundial, obras que podéis seguir en Netflix y de las que habla la serie Documental "Five came back", Ford decidió lanzar su homenaje a la Marina de los EEUU y en concreto a las lanchas torpederas. Contó con un actor como Robert Montgomery que había tripulado ese tipo de embaraciones, y con su actor fetiche, el mito John Wayne.

El film se rodó en 1945 con la guerra acabándose, y se estrenaría después de haber concluido la guerra, por lo que su repercusión cara a premios de la Academia y otros asuntos pasó de puntillas debido a que la guerra pasaría a un segundo plano, una pena puesto que estamos ante una de las obras más redondas y más conseguidas de la época.

Ford, fiel a ese estilo tan clásico pero eficaz, coloca la cámara allá donde debe estar, con planos preciosos y nos cuenta una historia sobre la desesperación, una brillante historia sobre la derrota. Pero una derrota que se asume, ellos son durante gran parte del metraje prescindibles, las lanchas también, excepto en ese mensaje final donde deben ir a construir nuevas para poder combatir al enemigo.

Vamos viendo la decadencia de las Filipinas paso a paso. Ellos tienen que ir de un sitio a otro, de la primera base a Bataan, después a Mindanao, donde escucharán al capitulación de Bataan y la agonía de Corregidor, para finalmente deber huir en avión o por tierra mientras se vuelan puentes a su paso, con el enemigo ya pegado en el cogote y aquella batalla perdida.

Ese "Gloria, Gloria, Aleluya" que suena en algunos momentos del metraje, como cuando hace aparición el General McArthur, los hombres mirando al cielo en busca de Dios, con la esperanza de poder revertir la situación, y esa serie de infortunios que hace que poco a poco vayan quedándose sin lanchas torpederas. Un perfecto croquis de lo que fueron aquellos salvajes meses que van desde el 7 de diciembre de 1941 a Abril de 1942 cuando Filipinas se rindió definitivamente al enemigo.

Cuando el film se empezó a rodar, ya se había vuelto a pisar el terreno sagrado de las Filipinas, y cuando se estrenó ya se había acabado la guerra. Pero ello no quita ni un ápice a ese mensaje final, la frase de McArthur (que no de Terminator), ese "Volveremos" a Filpinas que quedó como mensaje claro para que la Resistencia de ese país combatiera con lo que pudiera al enemigo. Aunque en este film el personaje de Wayne huye finalmente en avión, destacar que John Wayne ese mismo 1945 rodaría otro film sobre las Filipinas: "La patrulla del Coronel Jackson" (Back To Bataan) donde ejerce de un Oficial norteamericano que se queda en las islas combatiendo al enemigo en esos años (1942-44) en que se espera a McArthur. Pero eso será una historia que recuperaremos en el futuro, antes toca ver qué golpe asestó EEUU a Japón para iniciar a levantar la moral.


Nota: 8,5
Lo Mejor: Que dentro de la época estamos ante un film que ahonda en una derrota y la glorifica de manera sensacional
Lo Peor: Poca cosa, por destacar algo, la escasez de secuencias bélicas, pero que no quitan un ápice de dramatismo al film.


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