¡Borradlos de la faz de la tierra!: La imagen de los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial

Hace unos años pude ver un clásico de Edward Dmytrik titulado "Tras el sol naciente", una película que narraba la vida de unos americanos en el Japón de los momentos previos a la II Guerra Mundial, nos narraba el ascenso al poder del imperialismo japonés y como estos atacaron salvajemente a su vecina China. La película, que concluía con el ataque a Tokio por parte de los bombarderos comandados por Doolitle, era prácticamente un documental donde se nos narran las fechorías de esos tipos tan poco amables que eran los japoneses.

Porque sí, el cine de la Segunda Guerra Mundial rodado durante la guerra tenía mayor protagonismo de Japón que de Alemania. Los nazis no se veían tan despiadados y, aunque había films para conocer más a fondo a ellos, solía haber otro aroma, como si fueran unos caballeros de la guerra que luchaban por obligación. ¿Los japoneses? Esos luchaban por fe ciega y fanatismo, porque eran unos "salvajes".


Una de las últimas frases de aquella película de Dmytrik la soltaba uno de sus protagonistas, el padre japonés de un chaval que se había echado a perder en su fanatismo. El padre, que se hacía el Hara-kiri por vergüenza hacia su propio país decía: "Destruidnos al igual que nosotros hemos destruido a otros. Destruidnos antes de que sea demasiado tarde". Dos años después de su estreno, efectivamente, fueron destruidos.

El cine de la época no tenía ninguna piedad. Los japoneses eran esas bestias que eran capaces de, aunque les hayas socorrido, clavarte el puñal, como en "Destino Tokio", donde Mike, uno de los tripulantes, moría a manos de un piloto japonés que, tras ser derribado era rescatado por los simpáticos americanos. Cary Grant, en un ejemplo de humanidad en toda regla lanzaría la frase de que "morirán muchos más mikes hasta que extirpen el régimen que pone puñales en manos de chiquillos de cinco años".

Valga decir que el poder del cine a estas alturas era tal que, obviamente, en EEUU os podéis imaginar que animadversión desprendían los japoneses cuando lo que te enseñan es que odian a todo lo que no sea fascista y, por lo tanto, odian a los americanos hasta el punto de clavarles puñales en la espalda. En un film como Guadalcanal (Guadalcanal Diary) uno de los soldados americanos se hace el muerto para acribillar a balazos a unos soldados japoneses, para posteriormente decirles: "Esto es lo que me has enseñado, Tojo!" En referencia al mandamás del Imperio japonés durante la guerra y a que esa guerra sucia la habían "iniciado ellos".

Exterminio
Volvamos a pensar en la frase tan salvaje de "Tras el sol naciente" película donde, como todas las de la época, los japoneses protagonistas principales son actores nativos americanos caracterizados vía maquillaje para ponerles rasgos asiáticos. Una de las frases más salvajes de la historia del cine, que aquí llegó sin DOBLAR (en el DVD la podemos escuchar en inglés subtitulado aunque estemos viendo la película en castellano) es de la mejor película o la más reconocida de la época: "Objetivo: Birmania".

El periodista que acompaña a Errol Flynn y los suyos llega a decir a cámara que son "unos salvajes" (entre otras bestialidades) y que habría que "¡exterminarlos a todos!, ¡Borradlos de la faz de la tierra!", en efecto, la película estrenada a principios de 1945 adelantaba uno de los episodios más lamentables de la historia, y por el que siempre se ha pasado de puntillas: La justificación de la bomba atómica contra civiles.

A continuación pongo alguna otra frase que me ha parecido la pena recordar para ver de qué estábamos hablando:


"Vosotros la quisisteis y ahora vais a recibirla, y no quedará terminada hasta que vuestro sucio y mezquino imperio sea borrado de la faz de la tierra" (Dana Andrews en "The Purple heart" uno de los prisioneros que bombardearon Tokio y fueron condenados a muerte por el Imperio japonés).

"Voy a matar a japoneses. A todos los que están manchados de sangre y les pueda poner las manos encima. Deben ser castigados y yo los voy a castigar" (una de las enfermeras de "Sangre en Filipinas, atacada por la ira)

"Perdona a tus enemigos, pero primero queda a la par" (Frase de "Sangre en el sol", film ambientado en el Japón previo a la guerra pero donde se ve claramente el intento por mostrar como eran los japoneses).


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