El Perro Pastor (Crítica "El Francotirador")

De sobra es sabida la fama de Clint Eastwood y su gusto por el cine clásico. Fuera de la época a la que su cine podría encajar de maravilla, solo las grandes obras del cineasta pueden llegar a tener una gran acogida. Lejos queda ese pulso narrativo de dos obras geniales como "Mystic River", "Million Dollar Baby" o ese duo formado por la no tan sensacional "Banderas de nuestros padres" y "Cartas desde Iwo Jima".

Como sucediera entonces, quedó patente que el acercamiento de Eastwood a la historia de los Estados Unidos desde casa no cuajó al 100% lejos de su país. Todo lo contrario que esa joya escondida e improvisada que podía suponer "Cartas desde Iwo Jima", la visión del lado japonés de la contienda, y que quedó como una de las mejores películas del género bélico.


Años después, y tras el bajón posterior a "Gran Torino" tenemos a un Clint que no logra coger el pulso a su cine. Flaco favor hace que "American Sniper" (El Francotirador) sea una obra basada en hechos reales de la que poco más se puede sacar. Eastwood se limita a ser un espectador, a realizar unas buenas secuencias de combate -donde destaca ese par de minutos de batalla bajo una tormenta de arena- y a contarnos una historia excesivamente cargada de barras y estrellas.

No hay mucho más. Bradley Cooper borda un gran papel y Eastwood sirve la cámara sin alardes, porque nunca ha sido amante de ellos, pero sin que la cinta despierte ese alma del director o el interés a mostrar las cosas. Centrando la trama en una especie de lucha de supervivencia entre francotiradores como ya hiciera Annaud con mejor resultado en "Enemigo a las puertas", la cinta mantiene el interés.

Pero tampoco se le puede pedir más. El exceso de patriotismo que inunda la cinta es un punto a favor de su acogida y éxito en USA, pero precisamente será el punto de partida que sirva para criticarlo lejos del Nuevo Continente. Todo un festival hacia los SEAL es lo que nos vende el bueno de Clint. No hay más. Banderas americanas y la vida de un soldado americano, que sirvió a su patria, pero por encima de todo, sirvió a sus compañeros, porque su padre le había criado para ello.

Porque si algo deja claro la cinta, es ese mensaje que ya nos quedara claro en el pasado con la notable "BlackHawk Derribado" de Ridley Scott. Entonces se nos enseñó que los soldados luchan por sus hermanos, por lo que consideran su familia. Chris Kyle luchó por ellos, no cabe la menor duda visto el film. Lo que en otra situación sería denominado un "Yonki de la guerra" pasa a ser un buen hombre que luchó por los suyos.

Pero a Kyle, como a Eastwood, se le olvidó la palabra familia. Apenas vemos unos retazos, unas pocas imágenes del "descanso del soldado" en casa. Quizás deliberado por Eastwood y el guión del film, quizás porque sucediera así realmente. Pero el film deja ese sabor algo extraño en el espectador. Sobretodo cuando se trata de la vuelta a casa del soldado, con flashes un tanto forzados para que intuyamos el trastorno mental del personaje.

En cierto modo es como si el personaje de Sienna Miller fuera una especie de Dios para Kyle. Él cuando está en el combate piensa en diversos momentos en su mujer, pero al llegar a casa todo cambia. Ahí, en EEUU es cuando se da cuenta que su lucha es contra otros, contra el francotirador olímpico, junto a sus compañeros de armas. Nació para ser un Perro pastor, pero por desgracia para su mujer, su familia era otra.

No hay más vida que la de un yonki de la guerra, un hombre que lucha no ya por su patria, si no por sus compañeros, pero que intenta justificar cada muesca en el rifle, cada ausencia en casa, con dos palabras: "Patria" y "Defensa". Quizás, en el fondo, era realmente otro engañado más -como numerosos norteamericanos- que creían que la manera de evitar la guerra en casa era ir a combatir tan lejos, a un sitio donde no eran bien recibidos.

Pero todo ese sinsentido no termina de quedar claro en el cúmulo de cosas que deja a la vista un Clint Eastwood que, como he comentado unas líneas más arriba, se limita a ser espectador, a contarnos la película, sin tomar partido. Tampoco es que tomara mucho partido en otros films anteriores. Pero cuando uno no lo hace, corre el riesgo de que si la historia, la trama, el guión y el empaque del film no cuajen, pueda terminar diluyéndose en el olvido. Chris Kyle será recordado en Texas, pero no en la historia del Cine, por muy bien que lo haga Cooper.

Nota: 6,5 / 10

Lo Mejor: La batalla bajo la Tormenta de arena
Lo Peor: Que cada secuencia entre guerra y guerra parezca excesivamente corta que no nos da tiempo a ver realmente los transtornos postbélicos que dicen que existen.

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