Dentro de pocos días (el 17 de abril) se cumplirán los 101 años del nacimiento de un actor bastante ligado al cine bélico: William Holden. Uno de esos grandes actores de la época dorada del cine, intérprete de la sensacional "El crepúsculo de los dioses" de Billy Wilder, y de una de las grandes películas bélicas de todos los tiempos: "El puente sobre el río Kwai". Como suelo hacer habitualmente, el artículo de hoy va dedicado a este actor dentro del género bélico.
Aquellos maravillosos 50
Holden tuvo una carrera prolífica en los años 50. Ahí fue donde se estrenaron las dos películas arriba mencionadas, además del papel que le llevaría a la gloria del Oscar, como no, por una película bélica en un campo de prisioneros, a las órdenes de Wilder.
Su primer incursión en el cine bélico fue con una de submarinos. Pocos pondrán a Holden a bordo de un submarino, y mucho menos aún con la Guerra de Corea de fondo. En dicho conflicto el cine de infantería fue el predominante con alguna incursión en el cine de aviación, pero el marítimo era escaso, y en cuanto a submarinos solo hemos encontrado una película: "Comando submarino" que es la que protagonizó un Holden que ya era famoso, puesto que en 1950 había protagonizado la mencionada "El crepúsculo de los dioses".
A partir de ahí, Holden realizó casi una película bélica cada año de la década de los 50. "La fuerza de las armas" (1952) ambientada en la Campaña de Italia, y basada en una obra de Ernst Hemingway sería la siguiente, pero su gran pelotazo llegaría en 1953 con "Traidor en el infierno" (Stalag 17), a las órdenes de Billy Wilder. Ahí Holden era un aviador prisionero de guerra que negociaba con los alemanes para conseguir privilegios, algo que no gustaba a sus compañeros de cautiverio. El papel le valdría el Oscar de la Academia de Hollywood, toda una sorpresa.
Un año después, en 1954, Holden cerró el ciclo "por tierra, mar y aire" al pilotar en "Los puentes de Toko Ri", película que le devolvería a la Guerra de Corea, tan prolífica en aquellos años 50 y tan olvidada posteriormente (la llegada de Vietnam tuvo que ver). Película entretenida y que probablemente sea de las más recordadas de su periplo bélico. Pero su gran película recordada sería otra, de 1957. Un año antes, eso sí, toca apuntar otra muesca con "Los héroes también lloran", drama romántico ambientado en la II Guerra Mundial, junto a Deborah Kerr.
Ya en 1957 llegó aquella gran película: "El puente sobre el río Kwai". Siete Oscars de la Academia para la película, aunque su Mayor Shears no llegaría a obtener nominación. En los créditos su papel encabezaba el reparto por encima del de Sir Alec Guinnes... sin embargo cualquiera que haya visto la película reconocerá a Guinnes (ganador del Oscar) como el gran protagonista de la obra, y a Sessue Hayakawa como el secundario de lujo (Que sí sería nominado).
Eso no quita para que su papel sea importante en la película. Él consigue escapar de ese infierno y debe volver para conducir a un comando liderado por Jack Hawkins. Un hombre al que la guerra le da igual, que no quiere ni oir hablar de aquel sitio, pero que debe volver por obligación... y ese final, ese "Ústed" que le espata al Coronel Nicholson cuando este está boicoteando la voladura del puente, forman parte de la historia del cine bélico.
Algunas películas más
Los 50 acabaron para Holden con una película que muchos consideran Western pero que en términos cinéfilos debería considerarse, cuanto menos, cine histórico, y siendo más detallistas es más cine bélico que película del Oeste: "Misión de audaces". Tras las cámaras John Ford, y de protagonista John Wayne... y a caballo. Hasta ahí el toque Western, además de la forma de rodar y la secuencia del pueblo. Sin embargo la película trata sobre la Guerra Civil Americana, por lo tanto un conflicto bélico.
Poco más hubo en la carrera de Holden, que se iría apagando al poco de entrar los 60, y que fue olvidado de un cine bélico al que había abrazado en esa década con siete películas en apenas nueve años. "La brigada del diablo" (1968) fue ese particular canto del Cisne, una película entretenidísima, con buenos ingredientes de la época para ser puro espectáculo y que salía a la estela de "Doce del patíbulo" en ese cine sobre misiones imposibles. Junto a él Cliff Robertson y Dana Andrews.
Por último, y para manchar en cierto modo su periplo bélico: "Evasión en Atenea", una de esas películas que he llegado a ver varias veces en diferentes momentos de mi vida para descubrir que no estaba equivocado de pequeño cuando pensé que era un film malo. Una película rara, con cierto toque friki y que bebe de ese cine italiano de los años 70 que, imitando al Spaghetti Western, narraba hazañas bélicas. Su papel, por suerte, es menor, en comparación al de otros ases que pusieron su nombre a semejante despropósito: Roger Moore, Telly Savalas, David Niven o Claudia Cardinale.
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