Tras repasar como fueron los inicios del Cine en referencia a la I Guerra Mundial y ver la difusión del conflicto en la gran pantalla a lo lardo de 20 años tras el término de la Gran Guerra, ahora toca hacer repaso final a los films que tuvieron su existencia posteriormente a la irrupción de la II Guerra Mundial.
Abre el repaso una película propagandística. No cabe la menor duda de que el estallido de la segunda contienda obligaba más a poner su vista a la nueva guerra. Por momentos podría parecer que la Gran Guerra no hubiera existido. Era algo anticuado hablar de un conflicto que ya pasaría a la historia. Sin embargo, podía ser útil.
Así fue como nació "El sargento York", obra puramente propagandística con la guerra como telón muy de fondo, que sirvió para que Cooper lograra un Oscar por la mejor interpretación haciendo del Sargento Alvin York, héroe improvisado de la Gran Guerra. Se presentaba al personaje como alguien ajeno al conflicto, que se enrolaba en el ejército para combatir a un enemigo que no pisaría su tierra. El mensaje para el público estaba claro. El enemigo volvía a ser el mismo ejército, y tocaba desde el cine empezar a hacer la propaganda de "beligerancia" para un ejército aún fuera de la guerra.
No se hicieron muchas más películas sobre el conflicto en gran parte por motivos evidentes. Con Alemania centrada en la propaganda, Inglaterra efectuando films con lo que podía primero para hablar del enemigo en común y después para ensalzar a todos los contribuyentes: mujeres, niños, militares, pilotos... incluso los vecinos de Holanda o Francia. Francia invadida. Y EEUU marcándose fuera de la guerra entre el 39 y 41 y después haciendo films como churros con japoneses y alemanes como enemigos. Sin duda alguna la I Guerra Mundial no estaba de moda.
Y realmente nunca más lo volvió a estar. La época dorada de la contienda en el cine había pasado a mejor vida, pero eso no evitó que con el tiempo se realizaran films sobre la misma. Entre ellos toca destacar de refilón a "La reina de África", film de aventuras, que no pudiera considerarse bélico, pero con la I Guerra Mundial de telón de fondo, algo parecido a lo que sucedería años más tarde, en 1962 con "Lawrence de Arabia".
Nos centraremos en, precisamente, "Senderos de Gloria". Juntar a un actor y productor de la talla de Kirk Douglas con un director en pleno crecimiento creativo como Stanley Kubrick tuvo un gran momento de gloria. Tuvo pocas películas el genial director y la gran mayoría superaban el notable y llegaban por momentos a la excelencia. El film en cuestión es uno de ellos.
Si Renoir criticaba a las clases y la aristocracia y Pabs o Milestone en cierto modo denunciaban la sanguinaria guerra que se llevaba vidas a su paso, "Senderos de Gloria" se centraba puramente en la institución militar para darle el golpe. Concretamente a los franceses, pero bien pudiera haber sido otro ejército cualquiera.
Durante un asalto a una colina mueren muchas personas, en balde, sin apenas haber conseguido avanzar. Kirk Douglas y los suyos fracasan mientras un comandante intenta abrir fuego sobre sus propias líneas. Este mismo jefe militar será el encargado de exigir la muerte de gran parte de los "cobardes" soldados, que finalmente se quedará en una ejecución "ejemplar" de tres hombres, uno por unidad. Cruel, con el destino marcado desde antes incluso del juicio. Kubrick critica el militarismo por encima de todo, la impepinable idea de seres superiores y de que o se acatan las normas o se paga caro.
Monicelli, por su parte, nos contaba una fábula de la guerra. Dos hombres que no querían saber nada de la misma, dos auténticos cobardes y vividores que luchan por sobrevivir en un ejército como el italiano -con la fama que tuvo el mismo en ambas guerras-. El resultado es el elevar, con el paso del tiempo, a los dos pobres hombres en héroes.
Ayudaba, también, que mientras la Primera Guerra se quedó como una crítica social, la II servía para grandes misiones. Muchos films sobre la IIGM trataban de misiones arriesgadas, de familias en sus casas. La Primera guerra, en cierto modo, se vivió anclada en las trincheras y en la cruel guerra aérea, y por ello se quedó ahí. O se trataba de narrar una crueldad ya narrada, o se tiraba de lo fácil, de una película de aventuras de la II guerra.
Aun así hubo, lógicamente, excepciones. "Rey y Patria" y "Johnny Cogió su fusil" son dos ejemplos distintos de la guerra desde el lado británico. El primero tiene su defecto de narrar, en cierto modo, algo que Kubrick hizo con maestría. Llegar tarde en cuanto a año de publicación y ser un tema tan cercano como parecido -el de un enjuiciamiento rápido y posterior ejecución por cobardía- jugaron en su contra en esta olvidada pero notable película. Mientras tanto la segunda ha pasado a la historia. Ver a un hombre mutilado -o imaginarlo- con la voz en off, recordando su pasado y sobretodo viviendo su presente, aun vivo, pero sin poderse mover, sintiendo, aún así, todo cuanto le rodea.
La crueldad de la guerra tuvo su vertiente australiana con "Gallipoli", obra que lanzó a Peter Weir al estrellato y sirvió de catapulta definitiva a un por entonces ya lanzado Mel Gibson. Una historia sobre la amistad por encima de todo, de dos velocistas. Pero sin olvidar la crítica a los británicos, que no tuvieron ningún problema en emplear a los australianos para tareas tan duras como aquella batalla tan cruenta alejada de la zona central del conflicto.
Desde ese film, en 1981, se podría decir que las escasas escaramuzas han llegado del lado francés, posiblemente el que menos olvide el género, con las películas de Tavernier como "Capitán Conan", si bien se centraban sus films en la postguerra. Un director de la talla de Jean Pierre Jeunet aportaría su granito de arena con "Largo domingo de noviazgo", film con bellísima fotografía, mientras los Oscars consideraban con su nominación a film de habla no inglesa a "Feliz Navidad", una película basada en hechos reales acontecidos en 1914, en la primera navidad de la guerra, cuando hubo un alto el fuego por parte de ambos bandos.
Curiosamente, Hollywood, la industria encargada de lanzar películas como churros tiene esta guerra un tanto olvidada. El relanzar del género bélico a partir de "Salvar al soldado Ryan" ha tenido muchas películas en estos últimos 16 años, pero únicamente "War Horse", precisamente del propio Spielberg nos muestra la I Guerra Mundial. Las otras películas reconocibles del género bélico de estos últimos años se centraron en la II o en Irak... incluso con Somalia (BlackHawk derribado) de por medio.
No es casual, pues, que este subgénero, el de la I Guerra Mundial, tenga menos películas tanto reconocidas como al alcance del espectador. Exceptuando la década de los 20 de crecimiento del cine mudo y los inicios del sonoro, la Gran Guerra ha sido, como hemos podido observar estos días pasando por Gance a Renoir y llegando a Tavernier o Jeunet, una cosa de los europeos. "Senderos de Gloria" es, por lo tanto, la excepción que confirmaría la regla dentro de todo este universo de películas
Abre el repaso una película propagandística. No cabe la menor duda de que el estallido de la segunda contienda obligaba más a poner su vista a la nueva guerra. Por momentos podría parecer que la Gran Guerra no hubiera existido. Era algo anticuado hablar de un conflicto que ya pasaría a la historia. Sin embargo, podía ser útil.
Así fue como nació "El sargento York", obra puramente propagandística con la guerra como telón muy de fondo, que sirvió para que Cooper lograra un Oscar por la mejor interpretación haciendo del Sargento Alvin York, héroe improvisado de la Gran Guerra. Se presentaba al personaje como alguien ajeno al conflicto, que se enrolaba en el ejército para combatir a un enemigo que no pisaría su tierra. El mensaje para el público estaba claro. El enemigo volvía a ser el mismo ejército, y tocaba desde el cine empezar a hacer la propaganda de "beligerancia" para un ejército aún fuera de la guerra.
No se hicieron muchas más películas sobre el conflicto en gran parte por motivos evidentes. Con Alemania centrada en la propaganda, Inglaterra efectuando films con lo que podía primero para hablar del enemigo en común y después para ensalzar a todos los contribuyentes: mujeres, niños, militares, pilotos... incluso los vecinos de Holanda o Francia. Francia invadida. Y EEUU marcándose fuera de la guerra entre el 39 y 41 y después haciendo films como churros con japoneses y alemanes como enemigos. Sin duda alguna la I Guerra Mundial no estaba de moda.
Y realmente nunca más lo volvió a estar. La época dorada de la contienda en el cine había pasado a mejor vida, pero eso no evitó que con el tiempo se realizaran films sobre la misma. Entre ellos toca destacar de refilón a "La reina de África", film de aventuras, que no pudiera considerarse bélico, pero con la I Guerra Mundial de telón de fondo, algo parecido a lo que sucedería años más tarde, en 1962 con "Lawrence de Arabia".
Obras cumbre
Entre ambos films pasaron once años, pero justamente en medio tuvieron lugar las otras dos grandes películas recordadas del conflicto. Si Francia tenía en "La gran ilusión" de Renoir su obra maestra, Estados Unidos tuvo en "Senderos de Gloria" la otra gran película del conflicto, mientras Italia, en 1959 nos enseñaba con "La gran guerra" a volver a ver el humor como parte del juego dentro del horror.Nos centraremos en, precisamente, "Senderos de Gloria". Juntar a un actor y productor de la talla de Kirk Douglas con un director en pleno crecimiento creativo como Stanley Kubrick tuvo un gran momento de gloria. Tuvo pocas películas el genial director y la gran mayoría superaban el notable y llegaban por momentos a la excelencia. El film en cuestión es uno de ellos.
Si Renoir criticaba a las clases y la aristocracia y Pabs o Milestone en cierto modo denunciaban la sanguinaria guerra que se llevaba vidas a su paso, "Senderos de Gloria" se centraba puramente en la institución militar para darle el golpe. Concretamente a los franceses, pero bien pudiera haber sido otro ejército cualquiera.
Durante un asalto a una colina mueren muchas personas, en balde, sin apenas haber conseguido avanzar. Kirk Douglas y los suyos fracasan mientras un comandante intenta abrir fuego sobre sus propias líneas. Este mismo jefe militar será el encargado de exigir la muerte de gran parte de los "cobardes" soldados, que finalmente se quedará en una ejecución "ejemplar" de tres hombres, uno por unidad. Cruel, con el destino marcado desde antes incluso del juicio. Kubrick critica el militarismo por encima de todo, la impepinable idea de seres superiores y de que o se acatan las normas o se paga caro.
Monicelli, por su parte, nos contaba una fábula de la guerra. Dos hombres que no querían saber nada de la misma, dos auténticos cobardes y vividores que luchan por sobrevivir en un ejército como el italiano -con la fama que tuvo el mismo en ambas guerras-. El resultado es el elevar, con el paso del tiempo, a los dos pobres hombres en héroes.
Hasta la actualidad
Ahí se podría decir que terminó, con ese par de films tan cercanos en el tiempo, la gloria de la I Guerra Mundial en el cine. La II cogió y acaparó protagonismo de una manera soberbia. El cine había crecido en masa durante los años y para los años 30-40-50 se hacían aun más películas. La segunda contienda ganó en cercanía y acaparó el protagonismo.Ayudaba, también, que mientras la Primera Guerra se quedó como una crítica social, la II servía para grandes misiones. Muchos films sobre la IIGM trataban de misiones arriesgadas, de familias en sus casas. La Primera guerra, en cierto modo, se vivió anclada en las trincheras y en la cruel guerra aérea, y por ello se quedó ahí. O se trataba de narrar una crueldad ya narrada, o se tiraba de lo fácil, de una película de aventuras de la II guerra.
Aun así hubo, lógicamente, excepciones. "Rey y Patria" y "Johnny Cogió su fusil" son dos ejemplos distintos de la guerra desde el lado británico. El primero tiene su defecto de narrar, en cierto modo, algo que Kubrick hizo con maestría. Llegar tarde en cuanto a año de publicación y ser un tema tan cercano como parecido -el de un enjuiciamiento rápido y posterior ejecución por cobardía- jugaron en su contra en esta olvidada pero notable película. Mientras tanto la segunda ha pasado a la historia. Ver a un hombre mutilado -o imaginarlo- con la voz en off, recordando su pasado y sobretodo viviendo su presente, aun vivo, pero sin poderse mover, sintiendo, aún así, todo cuanto le rodea.
La crueldad de la guerra tuvo su vertiente australiana con "Gallipoli", obra que lanzó a Peter Weir al estrellato y sirvió de catapulta definitiva a un por entonces ya lanzado Mel Gibson. Una historia sobre la amistad por encima de todo, de dos velocistas. Pero sin olvidar la crítica a los británicos, que no tuvieron ningún problema en emplear a los australianos para tareas tan duras como aquella batalla tan cruenta alejada de la zona central del conflicto.
Desde ese film, en 1981, se podría decir que las escasas escaramuzas han llegado del lado francés, posiblemente el que menos olvide el género, con las películas de Tavernier como "Capitán Conan", si bien se centraban sus films en la postguerra. Un director de la talla de Jean Pierre Jeunet aportaría su granito de arena con "Largo domingo de noviazgo", film con bellísima fotografía, mientras los Oscars consideraban con su nominación a film de habla no inglesa a "Feliz Navidad", una película basada en hechos reales acontecidos en 1914, en la primera navidad de la guerra, cuando hubo un alto el fuego por parte de ambos bandos.
Curiosamente, Hollywood, la industria encargada de lanzar películas como churros tiene esta guerra un tanto olvidada. El relanzar del género bélico a partir de "Salvar al soldado Ryan" ha tenido muchas películas en estos últimos 16 años, pero únicamente "War Horse", precisamente del propio Spielberg nos muestra la I Guerra Mundial. Las otras películas reconocibles del género bélico de estos últimos años se centraron en la II o en Irak... incluso con Somalia (BlackHawk derribado) de por medio.
No es casual, pues, que este subgénero, el de la I Guerra Mundial, tenga menos películas tanto reconocidas como al alcance del espectador. Exceptuando la década de los 20 de crecimiento del cine mudo y los inicios del sonoro, la Gran Guerra ha sido, como hemos podido observar estos días pasando por Gance a Renoir y llegando a Tavernier o Jeunet, una cosa de los europeos. "Senderos de Gloria" es, por lo tanto, la excepción que confirmaría la regla dentro de todo este universo de películas
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