Pan y circo (crítica de "Gladiator II")

El legado de Máximo será eterno. "Gladiator" fue un gran evento que resucitó el Péplum y que supuso otra muesca en un cine épico que en aquellos años estuvo en auge ("Braveheart", "El señor de los anillos" o "Troya"). Ya no se hace apenas cine como aquel. Por ello, la llegada de una nueva de romanos, dirigida por Ridley Scott podía traer alegría a quienes añorábamos ese tipo de cine hoy en día envuelto en capas y superpoderes.

El gran problema es que la nueva de romanos del director de "Gladiator" era una a todas luces innecesaria secuela, y no un proyecto que se distinguiera de aquel. Ya el trailer prometía ser un amago de remake/reboot y, en efecto, es imposible quitarse el aroma a aquel ilustre General romano que interpretaba Russell Crowe. Pero si ya en los créditos iniciales la música r imágenes servían de resumen de la primera está claro lo que persigue el director.

Tocar la fibra y conseguir adeptos entre los mismos que disfrutaron con aquella ración de pan y circo que proponía el director. Pero si "Gladiator" funcionó tan bien fue, en gran parte, por conseguir hacer un héroe de Máximo. Crowe desprendía en aquella película un carisma ejemplar, único, al alcance de muy pocos. Y eso es algo que se tiene o no se tiene. Y ahí, Paul Mescal está lejos de lograrlo. No ayuda, sin duda, que los diálogos sean un refrito con las mejores citas de Crowe.

"Gladiator II" no es una mala película si nos atenemos a lo que uno busca en ella. Quien disfrutó muchísimo de la primera (como un servidor) puede pasar un rato agradable. Los combates, más exagerados que entonces, la acción y alguna que otra histriónica interpretación satisfacen el placer del pueblo llano. El espectador no se sentirá estafado con la ración de sangre que hay, y con cumplir los apartados que la hacen clara secuela.

¿Qué apartados son esos? Nada que no se viera en el tráiler. Pero tenemos al héroe gladiador, conspiraciones, el ejército queriendo derrocar al emperador de turno y, una vez en la arena, la misma cantidad de combates seguidos con un mismo patrón, pretendiendo seguir la estela del original sin vergüenza alguna.

De entre las interpretaciones hay que destacar a Denzel Washington sin duda alguna. El doblemente ganador del Óscar está en su salsa, disfrutando del momento como un niño y eso se nota. Además, su personaje es el único con verdadero jugo del guion. Entre eso y que es un grandísimo actor, acaba devorando la pantalla en casi todas las tomas. Digo casi todas porque el tramo final es un descarrilamiento absurdo que a punto está con dar al traste con la película.

Un análisis más exhaustivo del largometraje dejaría en evidencia a Ridley Scott pero, sobre todo, al guion. Es cierto que en "Gladiator" la trama y el guion eran sencillos, básicos. Pero el resto de elementos con una BSO mítica y Crowe en estado de gracia elevaban la película a lo que es: un hito del género. Aquí no hay de eso, y la falta de una estrella a seguir y los diferentes bandazos hacen que el guion, intentando ser más elaborado, acabe cayendo en el ridículo.

Para intentar encajar con la primera esta historia se parte de una idea un tanto 'básica', pero a la que cada elemento que busque juntar a todos los personajes en la arena la hace más inverosimil. Tampoco ayuda el llevar una trama que en "Gladiator" era sencilla, a una a tres bandas, con (al menos) tres actores compartiendo galones. Ahí, como he dicho, Washington gana, Mescal no tiene posibilidad de lucimiento y Pascal... A Pascal a partir de su presentación acaba siendo un actor que "pasaba por ahí". Él no tiene la culpa.

Los duelos entre bambalinas resultan más exagerados, inverosímiles pero, al mismo tiempo, tópicos, que en "Gladiator". Un error enorme ya que la película cae en la indefinición intentando ser más política que la del año 2000 pero queriendo seguir dando protagonismo al héroe en la arena que, en esta ocasión queda abandonado a su suerte. Se le vende como héroe mucho antes de que pueda serlo. Lo que en "Gladiator" quedaba natural en el viaje del héroe, aquí queda forzado.

Y alguno dirá que con todo lo que acabo de repartir a Scott, el guion y la producción en sí, mejor alejarse de ella. Pero, he titulado esta crítica "Pan y circo" precisamente por ello. Aquí no esperemos ver un clásico del Péplum, ni una buena secuela, ni una película de autor. Pero quien quiera otra ración de entretenimiento para la plebe, puede disfrutar de "Gladiator II". Eso sí, sabiendo que un segundo visionado o un análisis de varios momentos puede dejar, como en el cuento, al 'emperador' en pelotas.


Nota: 6

Lo mejor: Quienes adoramos la primera podemos disfrutar de esta segunda por su acción y por las reminiscencias a Máximo.

Lo peor: Un guion flojete queriendo jugar a cosas de mayores. Cayendo en la parodia o en lo absurdo con un final muy pobre.

Comentarios

Formulario de contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *