Corazones de acero (David Ayer, 2014)

Hoy toca comentar un título del que hace unos años realicé la crítica tras su visionado en cines: "Fury", titulada en España "Corazones de acero", e interpretada por Brad Pitt, Logan Lerman, Shia LeBoeuf, Michael Peña y John Bernthal. Tras las cámaras, David Ayer.

Barro y sangre
Lo primero que llama la atención de la película es la suciedad en uniformes y rostros del grupo principal, a bordo del tanque Fury. Ese realismo de hombres en barro nos retrotraerá durante más de una hora a un título imprescindible del cine bélico como es "La cruz de hierro". Destacar esa escena inicial con el caballo paseando entre tanques y ese grupo, por no decir banda, que liderará la propuesta.

Aquí tenemos durante más de una hora una orgia de violencia tanto verbal como física. Encabezada con un 'Chacal' (Pitt) que nos resulta intrigante, del que iremos conociendo pequeños detalles a lo largo de la película. No obstante, no se nos dan excesivos apuntes del resto, personajes intrigantes, misteriosos, todos ellos con una dualidad o bipolaridad digna de estudio pero que acaban siendo estereotipos con, si acaso, dos posturas, como será el caso del joven Lerman y su bautismo de fuego.

La escena de Chacal obligando a disparar al pobre muchacho, intentando con ello que sea un hombre, nos hará odiar la vena violenta del misterioso Sargento al mando. Una escena cuya suciedad hará remover tripas. Sobre todo por tratar de visualizar a un americano matando a sangre fría de manera un tanto arbitraria o aleatoria. Que el resto de soldados y oficiales asistan al ajusticimiento sin poner un pero, no les hace menos violentos.

A lo largo de la película, pese a que el personaje de Chacal será el que más nos atraiga y la principal estrella de la función, esta no deja de mostrarnos la evolución de un pobre muchacho obligado a matar, con un tour de emociones que van desde una romántica posible pérdida de virginidad (o no), a sacar su ira combativa. Sus ojos observarán el horror, si bien en su último tramo llegará a alcanzar la valentía bélica soltando toda la testosterona... Para acabar casi pidiendo ayuda a su mamá. Lo dicho, personajes dignos de estudio.

Una de tanques
Por encima de todo lo mencionado, tenemos que quedarnos con la idea de que "Fury" es una película de tanques, con todas las letras. A alguno le chirriará la manera de combatir. Pero el espectador medio que quiere un rato de belicoserismo aceptará muy gustosamente lo que David Ayer nos propone, ya que la mayoría de la producción va sobre (o dentro) de un tanque. Nos enseña esa lata de sardinas, con sus puntos débiles, durante más de una hora. Eso es algo que no se ha visto en el cine. ¿La Das Boot de los tanques? Ale, ya lo he dicho.

Aceptaremos, también, que el recurso tomado prestado de "Star Wars" para distinguir quien dispara a quién (láser rojo y verde) no nos distraerá del realismo visceral de dichas escenas de combate. Ayer acierta, de manera precisa, en ir marcando picas en el camino, con el parón en el momento necesario y una batalla tanquista (3 contra 1) para disfrute del espectáculo.

La última 'comida'
La escena de la cada en el poblado alemán me perece sublime. En el cine me cortó la respiración. La frialdad inicial y dureza de un 'Chacal' que se nos abrirá un poco más, sobre todo al joven interpretado por Logan Lerman. Los huevos para las dos mujeres, la escena 'sexual' fuera de plano. Todo parece fascinante por esa dualidad que desprenden los protagonistas y que se acrecentará con la llegada de los otros tres miembros del grupo, borrachos.

Biblia bendiciendo la mesa en medio de la II Guerra Mundial, esa máquina de matar que sigue (cual francotirador Jackson de "Salvar al soldado Ryan") la palabra del señor pero acaba siendo su instrumento en la tierra para llenarle de almas, el mexicano del grupo con un sombrero de lo más peculiar no sabiendo ni dónde está... Y el bestia del grupo, duro como una roca, que esconde mucho de su pasado en esa fachada.

Este último será el encargado de dinamitar la comida ante la mirada de un 'chacal' que evita ponerse de mal humor y con cierta parsimonia o tranquilidad, no dudará en comer los huevos lamidos (perdonad la expresión) por su subordinado. Finalmente, no quedará más remedio que enfadarse, poniendo punto (casi) final a la escena. El fatal desenlace bombas mediantes será el detonante que haga click en la cabeza del pobre muchacho. Las ruinas, dejando ver el rostro de la inocente muchacha de la que se había encaprichado, nos devuelven ese aura de suciedad y sufrimiento que tiene el 70% de la película.

Giro radical
No sabemos si fueron la falta de ideas o si realmente pensaron que dotar de heroicidad a unos personajes bastardos como ellos solos, discípulos de los "Doce del patíbulo" les ofrecería un final espectacular. El caso es que todo el tramo final hace descarrilar la perfecta imperfección de lo que ha acontecido con anterioridad ante nuestros ojos.

Primero, con el tramo de perdones, donde parece justificar a todos y cada uno de sus protagonistas de sus actos previos. Como si quisieran pedir perdón a Dios para que este, una vez mueran, acepte sus almas. En segundo lugar, con la actitud nada paternal de 'Chacal'. Si algo había repetido toda la película era que quería salvar a toda su tripulación. Algo que choca con ese acto de absurda heroicidad final. Como también choca que en menos de 24 horas haya cogido cariño a ese 'pipiolo' que no traga al principio de la obra.

La escena bélica final es espectacular, no cabe la menor duda, desde el aspecto de acción bélica. Pero torpe a más no poder. Primero por vender como ejército flojete a los alemanes. Que sí, en esos meses ya iba con la reserva de la reserva, pero no justifica la inmolación mediante la cuál morirán unos cuantos (muchos) soldadoa, desmembrando ese regimiento (o lo que sea), justificando así la decisión suicida de Chacal. Pero un hombre dispuesto a salvar a los suyos no piensa un plan tan suicida, innecesario a todas luces, del mismo modo que un ejército por mal que esté, no se lanza en modo Banzai contra un tanque que no puede moverse.

Todo ese final nos hace evadirnos y alejarnos del genial realismo previo de la cinta de Ayer. No se puede aceptar, prácticamente casi nada de esos 35 minutos finales. Porque ni siquiera los personajes siguen los derroteros mostrados en el tramo que le precede. El hecho de dejar vivo al protagonista, no hace sino poner luz y un Happy end a un final un tanto torpe, por espectacular que sea en cuanto a sangre, barro y tiros.

Únicamente en la muerte de los personajes puedo estar de acuerdo. Ninguno de ellos lo hace languideciendo. Son muertes instantaneas, exceptuando la del ya malherido Chacal que ha recibido tres balazos y ya no puede deleitarnos con más 'Kartoffen' fritos cuando, fuera de plano, muera tras caerle una cantidad ingente de granadas.

No soy tan drástico como muchos que, de manera justificada, suspenden a la película por ese tramo final. "Corazones de acero" me sigue pareciendo una película con muchas virtudes en gran parte de la película, y una decisión garrafal que tira por la borda el trabajo anterior. Si fuera duro podría bajarle más puntos, pero sigo manteniéndole (no sin dudas) el 7 de nota... Porque durante 2/3 partes de película estaba siendo de lo mejor del cine bélico del SigloXXI.

Nota: 7

Lo mejor: El aire bastardo y sucio heredero de Peckinpah en "La cruz de hierro"
Lo peor: Ha quedado claro: El descarrilamiento final.

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