Llega el final del ranking del mejor cine bélico rodado en lo que llevamos de Siglo según mi modesta opinión. Hoy desvelo las que considero mis cinco películas preferidas del Siglo XXI. Por mero descarte, quienes hayáis ido siguiendo la lista o hubieseis visto en su momento el #Belicómetro podréis haber intuido más o menos sus títulos.
Quinto puesto para una propuesta europea. La que considero mejor película bélica europea de las últimas décadas, y de las mejores de todos los tiempos. Todo ello gracias a un sensacional maestro de ceremonias que fue Bruno Ganz. Impactante en la piel de Adolf Hitler. Él es el alma de la fiesta y, por mucho meme que haya al respecto, borda su papel, injustamente poco reconocido en premios. El resto de la película diaecciona bastante fielmente aquellos últimos momentos del Berlín de la guerra, tanto dentro como fuera del búnker. Fue nominada a Mejor Película de habla no inglesa.
Posiblemente, junto a "Gran Torino" de las últimas grandes obras del sensacional Clint Eastwood. Venía en estado de gracia cuando apostó por dirigir dos títulos bélicos consecutivos sobre la misma batalla: Iwo Jima. En la versión USA se centró en los avatares sobre la famosa bandera que ondeó en el monte Suribachi. Pero donde estuvo genial y por ello merece este puesto de medalla de chocolate fue en la versión japonesa. Cruza, sucia y mucho más bélica que la otra propuesta. Ken Watanabe como rostro conocido y un reparto japonés (pues se rodó, lógicamente, en dicho idioma) componen un cuadro del caos y la derrota. Con un ejército orgulloso capaz de suicidarse antes que rendirse.
Podio para Christopher Nolan por aportar su estilo a un drama bélico. La película la dividió en tres zonas: Tierra, mar y aire. La más sobresaliente en cuanto a calidad técnica fue, sin duda, la parte destinada a la aviación con Tom Hardy. Pero lo realmente sobresaliente fue el montaje, sin el cuál no lograría la sensación que obtiene. Esa espiral al mismísimo infierno de la guerra donde convergen los protagonistas de las tres mencionadas zonas con un tramo final que sacia el apetito del espectador. Antes, la Banda Sonora de Hans Zimmer y el mencionado montaje se encargan de ir llevando al espectador a su terreno.
Si Nolan descubrió un cine bélico diferente arriesgándose con el montaje, Sam Mendes quiso hacer un doble mortal apostando por la sensación de plano secuencia. De este modo, y aunque con truco como casi toda peli que emplee el famoso plano secuencia largo, el film se divide en dos gigantescos planos secuencia con un pequeño corte perceptible para el espectador. La escena nocturna en el poblado francés con los juegos de luces y sombras es de matrícula de honor, y es que entre todos sus sensacionales apartados técnicos, el que más destaca es la fotografía de Roger Deakins. La trama es más bien lo de menos, una excusa para poner al espectador de lleno en la guerra. Esa sensación no se separa de la butaca al estar en constante contacto con los soldados protagonistas en su misión por diferentes terrenos de la Gran Guerra.
No es ningún secreto para quienes me sigan desde hace tiempo. Siempre he defendido mi debilidad por este título que forma parte de mi adolescencia y disfruté en cines (como muchos de los aquí presentes). Jean Jacques Annaud dirigió esta obra que besa el Western, que nos muestra pinceladas de cómo funcionaba la propaganda soviética y de uno de sus héroes. Un duelo entre dos francotiradores en medio de una mastodóntica batalla como fue Stalingrado, mantiene en vilo al espectador a lo largo de algo más de dos horas. De entre todo el reparto sobresale holgadamente Ed Harris como el francotirador alemán. Pese a sus licencias (recordemos que estamos ante una película y no un documental), "Enemigo a las puertas" sigue siendo un título bastante aplaudido y querido entre la afición. Por ello sigue estando en primera posición en mi ranking.
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