La espía número 13 (Richard Boleslawski, 1934)

Antepenúltima entrada en la sección de la Guerra de Secesión. Hoy vuelvo a la carga con Gary Cooper en el reparto, algo nada nuevo pues lo tuvimos presente en "El honor del capitán Lex", en un drama romántico con tintes de espionaje que sirve para variar el rumbo e incluir un título de espionaje sobre la contienda: "La espía número 13".

La película, dirigida por Richard Boleslawski para la Metro Goldwin Mayer en 1934 tuvo por dúo protagonista a Marion Davies y Gary Cooper que aquí tiene un rol protagonista pero eclipsado por la presencia femenina, auténtica protagonista y heroína de la función. Ella da vida a una actriz que es alistada por el ejército de la Unión para ejercer de espía en el Sur. Él, un oficial Confederado cuya misión es intentar montar una rebelión en un estado del Norte para generar un nuevo frente que obligue a la Unión a perder la guerra.

Con esa premisa se inicia una película en la que la mayoría de cosas que vayan a pasar se pueden presuponer. El romance entre ambos surgirá y, pese a sus engaños y defender diferentes banderas, la película guarda un breve tramo final al entendimiento entre ambos rivales. De una escaramuza final con nuestros protagonistas demostrándose su amor se acabará pasando a ese Happy end en la posguerra encasquetado en una breve escena que hoy en día iría tras los créditos de lo corta que es.

Por el camino, topicazos del género, aunque con buen gusto por algunos elementos. Las escenas de combate están bastante mimadas, desde un inicio militar con ambos bandos alternándose en el montaje cantando canciones típicas del Norte y Sur, hasta ese bombardeo a cañonazo limpio de una localidad sureña, para acabar con ese plano de los protagonistas observando desde una puerta como fuera tiene lugar una sangrienta batalla entre los dos ejércitos.

También el hecho de ser una historia de amor entre los dos bandos nos deja ese regusto a "Romeo y Julieta" de donde se puede sacar algo limpio de un conflicto entre hermanos. El entendimiento es el fin máximo que persigue la película al igual que sus protagonistas, condenados a defender su bandera porque es lo que les ha tocado y han mamado. Su corta duración y el mencionado buen gusto en el combate para un título que se aleja del frente son dos buenos argumentos a favor de la película.

Pero no todo iban a ser alabanzas a una película que es claramente víctima de la época en la que fue rodada. Los años 30 fueron años de musicales, y por ello, al igual que harían los Hermanos Marx, acaba teniendo algún que otro momento musical para lucimiento del personaje femenino de la producción. Momentos que aportan poco en una película de espionaje o romántica de tintes más dramáticos, donde se da importancia a esa lucha fratricida. De ahí que la música, en mi opinión, no acabe de enganchar más allá de lucir vocecilla.

No obstante, si hay algo que puede echar para atrás a cualquier persona que se quiera tomar en serio la película no es otra cosa que el momento 'Black' de la película. Y es que en su primera misión, Marion Davies tiene que hacerse pasar por afroamericana. Pintada la cara (aunque recordemos que es en Blanco y negro) de una manera que puede resultar chapucera, dejando claros sus facciones nada afroamericanas, se va de lleno al Sur poniendo vocecilla y acento de mujer afroamericana sureña. O lo que los productores creían que debía ser.

¿En serio nadie en todo el ejército Confederado se da cuenta de que esa mujer no es de color? Está claro que sin ese detalle la película no seguiría, pero choca bastante. Como choca que en una segunda misión surja el amor entre dos protagonistas que se habían conocido antes. Ya a Cooper le hacía tilín la mujer afroamericana sureña, pero cuando ve a la rubia de buen ver, ahí ya comienza el romance. No darse cuenta de que son la misma mujer es como cuando Clark Kent se quitaba las gafas, se sacaba los calzoncillos y ya era Supermán.

Omitiendo ese detalle que chirría tanto que corre el riesgo de hacer descarrilar la producción, y apoyándonos en la idea de que estamos ante un título de 1934 que rinde en cierto modo homenaje a aquellos combatientes, "La espía número 13" se deja ver. No es, para nada, una mala película de su época. Aunque rodada hoy en día y con los mismos ingredientes quizás pensaríamos otra cosa de algunos despropósitos.

Nota: 5

Lo Mejor: Algunos planos de combate. Cuando los extras salen a la palestra.

Lo Peor: Pintarse la cara, poner acento y creer que el espectador aceptará pulpo como animal de compañía.




Comentarios

  1. Acá se olvida sobre los personajes secundarios, que si fueron reales y que son obviados por el común de la gente. La Espía Número 27 es Pauline Cushman, la Jefa de Marion Davies en el film. Fue, tal como en la película, una actriz de teatro, con múltiples misiones como espía para la Unión. Descubierta por los Confederados en su momento, enjuicida y sentencida a la horca, como en la película. Se salvó, no por la Espía Número 13. Fue por contarer fiebre tifoidea y se pospuso la ejecución hasta recuperarse. Pero en una Campaña de Rosecrans, los Conferdados retroceden y es salvada y su salud recuperada. Retirada como espía, se le nombra Mayor Cushman, vestida de militar en viajes por el Norte y participa en el circo de P.T. Barnum. El otro personaje, es Allan Pinkerton, algo más conocido. Detective al servicio de Lincoln para cuando se muda a Washington tomar posesión del cargo, con el famoso viaje jugando al escondite por Baltimore, cuna de simpatizantes sureños, camino a Washington. Tambén famoso, porque en la Campaña de la Península, le daba datos sobreestimando muy considerablemente las fuerzas Sureñas a McClellan.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Formulario de contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *