Hacía tiempo que quería revisionar este interesante Western pero la falta de tiempo unida a que el poco tiempo se emplease en fomentar cine para el blog me apartaba de este clásico fordiano. Sin embargo, buscando un resquicio en el cine militar, que tiene su hueco en este blog, y teniendo en cuenta que aquí analicé "Algunos hombres buenos", una película judicial militar tiene cabida, y "El sargento negro" es, precisamente, eso mismo: Un drama judicial militar.
Quienes no conozcan de qué trata la película, esta va de un sargento afroamericano de la Caballería que es acusado de asesinar a un oficial de alta graduación, y de vejar y asesinar a su dulce hija. El sargento niega los hechos pero sus actos parecen indicar lo contrario... y a lo largo de 105 minutos Ford nos lleva de un juicio donde poco a poco se van conociendo nuevos detalles a ese Lejano Oeste de puertas a fuera, presente en flashbacks de quienes relatan los acontecimientos.
Estamos ante la película de narrativa menos fordiana que se recuerde. Un hombre clásico como él, que empleaba los flash-backs en contadas ocasiones, ante una película repleta de ellos. Un film que se divide en dos partes pero cuyo montaje las va alternando con maestría. Estamos, no obstante, en una época donde el cine judicial estaba ganando protagonismo, con esa joya de la corona que es "Testigo de cargo" (Billy Wilder, 1957). Y Ford realiza una película en esa tónica, con un suspense mucho más cercano a Hitchcock que a Ford. Eso sí, cuando se trata de "puertas hacia fuera", de esos flashbacks, ahí saca toda la caballería a pasear para realizar un bello western fordiano.
El resultado es una película que viaja por dos rumbos diametralmente opuestos: El Western clásico del maestro del género, y una especia de experimento atreviéndose con un género, el judicial, la intriga o el suspense, donde el director no estaría tan cómodo. Quizás es por ello que en la parte judicial son los chascarrillos, presentes en ese gran y noble juez interpretado por Willis Bouchey, los que mantienen más el interés que conocer el desenlace de la trama. Su mujer y ese "Agua" que pide constantemente ante la atenta mirada de su fiel escudero entretienen al espectador cuando falta la acción. Esa acción que poco a poco irá in crescendo en territorio indio.
En cuanto al mencionado desenlace y sin entrar al spoiler puro y duro. Señalar que estamos ante un desenlace algo rocambolesco por lo que sucede. De la nada más absoluta y sin venir a cuento, se da un giro de guion sin justificación ni arte. Es decir, el encargado de defender no logra sacar la verdad a la luz. Simplemente, la verdad sale a la luz de una manera un tanto forzada que queda como un pequeño borrón en una impecable muestra de ejercicio fordiano y experimentación. No obstante, estamos ante un buen clásico del maestro.
Y eso que asistimos a una película cuyo reparto principal tiene rostros como los de Woody Strode o Jeffrey Hunter, dos actores del momento pero con un peso y currículum poco atractivo. En definitiva, un Western fordiano sin su actor fetiche pero que, fuera de los westerns con The Duke resulta ser de los más eficientes. Tanto como Western como película judicial. Porque giro rebuscado al margen, que para los cánones de la época se puede llegar a aceptar guionísticamente como efectista (más que efectivo), la trama judicial está bien llevada y todo flashback muy bien utilizado.
Es como si Ford hubiese abusado de ese estilo toda su vida. Y, sin embargo, apenas lo había hecho en contadísimas ocasiones hasta este momento. Cabe recordar que los dos flashbacks más famosos de la historia fordiana los tiene en la película "El hombre que mató a Liberty Valance", título rodado con posterioridad a "El sargento negro". En él Ford narra toda la trama en flasback para, además, incluir otro pequeño momento así dentro de la propia historia, cuando Tom Doniphon revela la verdad sobre "El hombre que mató a Liberty Valance". Sin duda, el momento de mayor esplendor, en mi opinión, del cine fordiano. Y eso realizando algo tan poco suyo como el saltar la narrativa lineal de los acontecimientos. Un fenómeno. Por ello, "El sargento negro" puede haber sido en su historia algo así como un banco de pruebas previo a una de sus obras maestras más reconocidas.
Un elemento visual realmente atractivo de la presente película es el hecho de apagar focos y centrar toda la iluminación en quien está en testificando. Poco a poco centra todos los esfuerzos en esa persona, en cada momento de la película alguien diferente para, acto seguido pasar al Lejano Far West y contar un pequeño cachito de esa gran verdad que hay detrás de "El sargento negro". Y esa verdad no es otra que lanzar un claro mensaje antirracial. En todo momento deja ver con claridad qué personajes le acusan porque le creen culpable pero qué personajes lo hacen, como el fiscal del caso, por puro racismo.
Señalar que un título así hoy en día sería imposible de titular así en España. Para empezar por la connotación de ese "El sargento negro" En unos tiempos donde está, lógicamente, mal visto. Para continuar porque Ford NO hace distinción alguna a la raza en su título: "Sergeant Rutledge". En efecto, aunque el tema racista está ahí, y Ford defenderá a capa y espada, con Jeffrey Hunter como su abogado en el terreno, la inocencia del sargento, en ningún momento deja entrever en su título la temática de la película. Cosa que sí se hizo en España para enfatizar de alguna manera en el asunto.
El resto de ingredientes de la película, una BSO muy acertada obra de Howard Jackson, un tema principal mítico y un reparto como he dicho repleto de rostros poco asiduos al cine fordiano o menor con respecto a otras obras pero bien integrados. De hecho el propio Hunter habrá brillado en poquísimas ocasiones a la altura de en esta película donde le dan tal importante rol. Romanticismo, western e intriga... con dosis de suspense e incluso escenas que puedan ofrecer terror. Y ese miedo constante presente en las muertes en off marca de la casa. "El sargento negro" es un gran western. Quizás al hablar del especialista en Westerns pase muy desapercibido incluso dentro de su cine de caballería. Pero para eso estoy hoy aquí, para ensalzar a esta película. "Sergeant Rutledge" es un muy buen western y uno de los mejores ejemplos de cine judicial.
Nota: 8
Lo Mejor: Lo bien que sabe llevar la historia Ford y lo bien que enlaza los flashbacks pese a no estar en su elemento.
Lo Peor: El rocambolesco giro final, un tanto forzado, pese a necesario para este tipo de películas judiciales.
Quienes no conozcan de qué trata la película, esta va de un sargento afroamericano de la Caballería que es acusado de asesinar a un oficial de alta graduación, y de vejar y asesinar a su dulce hija. El sargento niega los hechos pero sus actos parecen indicar lo contrario... y a lo largo de 105 minutos Ford nos lleva de un juicio donde poco a poco se van conociendo nuevos detalles a ese Lejano Oeste de puertas a fuera, presente en flashbacks de quienes relatan los acontecimientos.
Estamos ante la película de narrativa menos fordiana que se recuerde. Un hombre clásico como él, que empleaba los flash-backs en contadas ocasiones, ante una película repleta de ellos. Un film que se divide en dos partes pero cuyo montaje las va alternando con maestría. Estamos, no obstante, en una época donde el cine judicial estaba ganando protagonismo, con esa joya de la corona que es "Testigo de cargo" (Billy Wilder, 1957). Y Ford realiza una película en esa tónica, con un suspense mucho más cercano a Hitchcock que a Ford. Eso sí, cuando se trata de "puertas hacia fuera", de esos flashbacks, ahí saca toda la caballería a pasear para realizar un bello western fordiano.
El resultado es una película que viaja por dos rumbos diametralmente opuestos: El Western clásico del maestro del género, y una especia de experimento atreviéndose con un género, el judicial, la intriga o el suspense, donde el director no estaría tan cómodo. Quizás es por ello que en la parte judicial son los chascarrillos, presentes en ese gran y noble juez interpretado por Willis Bouchey, los que mantienen más el interés que conocer el desenlace de la trama. Su mujer y ese "Agua" que pide constantemente ante la atenta mirada de su fiel escudero entretienen al espectador cuando falta la acción. Esa acción que poco a poco irá in crescendo en territorio indio.
En cuanto al mencionado desenlace y sin entrar al spoiler puro y duro. Señalar que estamos ante un desenlace algo rocambolesco por lo que sucede. De la nada más absoluta y sin venir a cuento, se da un giro de guion sin justificación ni arte. Es decir, el encargado de defender no logra sacar la verdad a la luz. Simplemente, la verdad sale a la luz de una manera un tanto forzada que queda como un pequeño borrón en una impecable muestra de ejercicio fordiano y experimentación. No obstante, estamos ante un buen clásico del maestro.
Y eso que asistimos a una película cuyo reparto principal tiene rostros como los de Woody Strode o Jeffrey Hunter, dos actores del momento pero con un peso y currículum poco atractivo. En definitiva, un Western fordiano sin su actor fetiche pero que, fuera de los westerns con The Duke resulta ser de los más eficientes. Tanto como Western como película judicial. Porque giro rebuscado al margen, que para los cánones de la época se puede llegar a aceptar guionísticamente como efectista (más que efectivo), la trama judicial está bien llevada y todo flashback muy bien utilizado.
Es como si Ford hubiese abusado de ese estilo toda su vida. Y, sin embargo, apenas lo había hecho en contadísimas ocasiones hasta este momento. Cabe recordar que los dos flashbacks más famosos de la historia fordiana los tiene en la película "El hombre que mató a Liberty Valance", título rodado con posterioridad a "El sargento negro". En él Ford narra toda la trama en flasback para, además, incluir otro pequeño momento así dentro de la propia historia, cuando Tom Doniphon revela la verdad sobre "El hombre que mató a Liberty Valance". Sin duda, el momento de mayor esplendor, en mi opinión, del cine fordiano. Y eso realizando algo tan poco suyo como el saltar la narrativa lineal de los acontecimientos. Un fenómeno. Por ello, "El sargento negro" puede haber sido en su historia algo así como un banco de pruebas previo a una de sus obras maestras más reconocidas.
Un elemento visual realmente atractivo de la presente película es el hecho de apagar focos y centrar toda la iluminación en quien está en testificando. Poco a poco centra todos los esfuerzos en esa persona, en cada momento de la película alguien diferente para, acto seguido pasar al Lejano Far West y contar un pequeño cachito de esa gran verdad que hay detrás de "El sargento negro". Y esa verdad no es otra que lanzar un claro mensaje antirracial. En todo momento deja ver con claridad qué personajes le acusan porque le creen culpable pero qué personajes lo hacen, como el fiscal del caso, por puro racismo.
Señalar que un título así hoy en día sería imposible de titular así en España. Para empezar por la connotación de ese "El sargento negro" En unos tiempos donde está, lógicamente, mal visto. Para continuar porque Ford NO hace distinción alguna a la raza en su título: "Sergeant Rutledge". En efecto, aunque el tema racista está ahí, y Ford defenderá a capa y espada, con Jeffrey Hunter como su abogado en el terreno, la inocencia del sargento, en ningún momento deja entrever en su título la temática de la película. Cosa que sí se hizo en España para enfatizar de alguna manera en el asunto.
El resto de ingredientes de la película, una BSO muy acertada obra de Howard Jackson, un tema principal mítico y un reparto como he dicho repleto de rostros poco asiduos al cine fordiano o menor con respecto a otras obras pero bien integrados. De hecho el propio Hunter habrá brillado en poquísimas ocasiones a la altura de en esta película donde le dan tal importante rol. Romanticismo, western e intriga... con dosis de suspense e incluso escenas que puedan ofrecer terror. Y ese miedo constante presente en las muertes en off marca de la casa. "El sargento negro" es un gran western. Quizás al hablar del especialista en Westerns pase muy desapercibido incluso dentro de su cine de caballería. Pero para eso estoy hoy aquí, para ensalzar a esta película. "Sergeant Rutledge" es un muy buen western y uno de los mejores ejemplos de cine judicial.
Nota: 8
Lo Mejor: Lo bien que sabe llevar la historia Ford y lo bien que enlaza los flashbacks pese a no estar en su elemento.
Lo Peor: El rocambolesco giro final, un tanto forzado, pese a necesario para este tipo de películas judiciales.
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