Hoy en la sección dedicada al cine sobre la II Guerra Mundial rodado durante el conflicto, toca hablar de "Un americano en la R.A.F." ejemplo del cine de aviación de la época y una pequeña rareza dentro del cine realizado previo a la participación abierta de los EEUU en la guerra. Y es que "Un americano en la R.A.F.", dirigda por Henry King, se estrenó en septiembre de 1941, dos meses y medio antes del bombardeo a Pearl Harbor y la entrada oficial del país a la guerra.
Por ese motivo toca destacar que se trata de una película abiertamente probritánica, cuando Hollywood había abierto un poco más las miras tras unos inicios donde no querían herir la diplomacia con la Alemania del III Reich. En la misma, Tyrone Power es un piloto que acabará enrolándose en las fuerzas aéreas británicas para combatir al enemigo. En el reparto también tenemos el rostro femenino de la época, Betty Grable, la belleza de la que se enamorarían no pocos soldados durante la guerra.
En apenas hora y media Henry King nos relata una de esas historias tan típicas y tópicas de la época, con un triángulo amoroso (aunque en realidad son hasta tres los pretendientes de la guapa Grable) para hacer más amena la ausencia de secuencias bélicas. Durante la primera hora veremos par de transcursos aéreos pero ninguno de ellos será estrictamente bélico. Lanzar panfletos desde un bombardeo es la primera misión que observamos ya en suelo británico.
Después, eso sí, la media hora final se centra bastante más en la guerra y deja de lado el conflicto romántico, relegando la presencia de Grable en ese tramo final. Ahí veremos un raid sobre Alemania que concluye con el avión de nuestros dos protagonistas divididos por el amor de una mujer, cayendo en la teóricamente neutral Holanda. Sin embargo, su sorpresa radica en que una vez en suelo holandés verán como se acercan tropas alemanas de las que deberán huir. La clásica secuencia del alemán malo de turno está ahí, como en otros títulos de la época.
Posteriormente llegará el tour de force final, una escena que bebe de su época y ,por lo tanto, tiene sus lagunas, donde el querido Tyrone Power deja el bombardeo para coger un spitfire y sobrevolar Dunkerque. La secuencia tiene todas las acrobacias y piruetas aéreas aprendidas de los clásicos de finales de los 20 y principios de los 30 sobre la Primera Guerra Mundial. Una exhibición casi circense de aviones por doquier y algunos cayendo (quizás con algún plano repetido, todo hay que decirlo). Pero es la escena más lograda y lo que hasta ese momento eran unos bombarderos un tanto cómicos vistos hoy en día, mejoran en unos spitfires que pese a las limitaciones, tienen planos logrados para el año en el que estamos. No olvidemos, 1941.
Destacar de esta secuencia la mención a Dunkerque. Los hechos de Dunkerque sucedieron entre mayo y junio de 1940, con lo cuál podríamos estar ante el primer título que menciona la Operación Dinamo, de una manera sencilla y más desde el aire, pero con un plano en tierra (donde el plano oculta todo lo necesario para que no se note, aunque se intuya, que está rodada en estudio). Es, junto a la huída post-bombardeo de la secuencia bélica anterior, el momento álgido de la película.
¿Y el resto? El resto de la producción es puro relleno para deleite de los amtens de Tyrone Power, Betty Grable y el cine clásico que más honor hace a ese nombre de clásico, el de esos títulos desconocidos que no son serie B porque el presupuesto y actores eran de primera fila. "Un americano en la R.A.F." tiene todo ello, una historia sencilla, unos cimientos que se podrían caer con extrema facilidad, pero se apoya en un buen director como Henry King y en dos rostros que el público de la época podían adorar.
Tyrone Power se pasa toda la primera media hora en modo "cachondeo" pasándoselo bien e intentando tirar la caña a toda mujer que se precie. De hecho eso mismo sucederá en la secuencia final, donde se insinúe abiertamente que había quedado con una enfermera. Pero, claro, cuando Betty Grable viene a cuidarte tras tu escaramuza bélica, te olvidas de la enfermera guapa de turno. Ese tono de humor, unido al romance, es el que sujeta el entretenimiento de la primera hora de la película, donde se deja de lado los uniformes exceptuando en el inicio.
El entramado bélico, como digo, puede resultar escaso y se hace de rogar. Pero resulta interesante comentar este título debido a ser pionero en el cine propagandístico USA de la guerra. Estrenada antes de la entrada en guerra de su país, resulta interesante observar esa escena inicial donde abiertamente se dice o insinúa (cierto o no) que los pilotos americanos dejaban sus aviones lo más cerca de la frontera con Canadá (recordemos, aliada de Gran Bretaña), para que una vez en tierra y con ingenio se pasaran de un lado a otro de la frontera.
El personaje de Tyrone Power violará en la primera escena dicho gesto sobrevolando la frontera y aterrizando en un aeródromo haciéndose el despistado. De ahí y únicamente por interés económico acabará llevando un bombardero a las islas británicas antes de acabar enrolándose en la RAF para combatir al enemigo, o para seguir ligando, no queda claro muy bien el motivo. Es un inicio atractivo, que pone con extrema sencillez y cierta guasa, al espectador en situación. Lástima que posteriormente la película se limite a seguir el ABC de las historias clásicas románticas, con escaramuza de combate que justifique que sea considerada bélica, relegada al tramo final. Pasable.
Nota: 5
Lo Mejor: El inicio explicando la situación.
Lo Peor: Poco atrevida, se limita a cumplir el expediente de cine para ver en pareja en la época.
Por ese motivo toca destacar que se trata de una película abiertamente probritánica, cuando Hollywood había abierto un poco más las miras tras unos inicios donde no querían herir la diplomacia con la Alemania del III Reich. En la misma, Tyrone Power es un piloto que acabará enrolándose en las fuerzas aéreas británicas para combatir al enemigo. En el reparto también tenemos el rostro femenino de la época, Betty Grable, la belleza de la que se enamorarían no pocos soldados durante la guerra.
En apenas hora y media Henry King nos relata una de esas historias tan típicas y tópicas de la época, con un triángulo amoroso (aunque en realidad son hasta tres los pretendientes de la guapa Grable) para hacer más amena la ausencia de secuencias bélicas. Durante la primera hora veremos par de transcursos aéreos pero ninguno de ellos será estrictamente bélico. Lanzar panfletos desde un bombardeo es la primera misión que observamos ya en suelo británico.
Después, eso sí, la media hora final se centra bastante más en la guerra y deja de lado el conflicto romántico, relegando la presencia de Grable en ese tramo final. Ahí veremos un raid sobre Alemania que concluye con el avión de nuestros dos protagonistas divididos por el amor de una mujer, cayendo en la teóricamente neutral Holanda. Sin embargo, su sorpresa radica en que una vez en suelo holandés verán como se acercan tropas alemanas de las que deberán huir. La clásica secuencia del alemán malo de turno está ahí, como en otros títulos de la época.
Posteriormente llegará el tour de force final, una escena que bebe de su época y ,por lo tanto, tiene sus lagunas, donde el querido Tyrone Power deja el bombardeo para coger un spitfire y sobrevolar Dunkerque. La secuencia tiene todas las acrobacias y piruetas aéreas aprendidas de los clásicos de finales de los 20 y principios de los 30 sobre la Primera Guerra Mundial. Una exhibición casi circense de aviones por doquier y algunos cayendo (quizás con algún plano repetido, todo hay que decirlo). Pero es la escena más lograda y lo que hasta ese momento eran unos bombarderos un tanto cómicos vistos hoy en día, mejoran en unos spitfires que pese a las limitaciones, tienen planos logrados para el año en el que estamos. No olvidemos, 1941.
Destacar de esta secuencia la mención a Dunkerque. Los hechos de Dunkerque sucedieron entre mayo y junio de 1940, con lo cuál podríamos estar ante el primer título que menciona la Operación Dinamo, de una manera sencilla y más desde el aire, pero con un plano en tierra (donde el plano oculta todo lo necesario para que no se note, aunque se intuya, que está rodada en estudio). Es, junto a la huída post-bombardeo de la secuencia bélica anterior, el momento álgido de la película.
¿Y el resto? El resto de la producción es puro relleno para deleite de los amtens de Tyrone Power, Betty Grable y el cine clásico que más honor hace a ese nombre de clásico, el de esos títulos desconocidos que no son serie B porque el presupuesto y actores eran de primera fila. "Un americano en la R.A.F." tiene todo ello, una historia sencilla, unos cimientos que se podrían caer con extrema facilidad, pero se apoya en un buen director como Henry King y en dos rostros que el público de la época podían adorar.
Tyrone Power se pasa toda la primera media hora en modo "cachondeo" pasándoselo bien e intentando tirar la caña a toda mujer que se precie. De hecho eso mismo sucederá en la secuencia final, donde se insinúe abiertamente que había quedado con una enfermera. Pero, claro, cuando Betty Grable viene a cuidarte tras tu escaramuza bélica, te olvidas de la enfermera guapa de turno. Ese tono de humor, unido al romance, es el que sujeta el entretenimiento de la primera hora de la película, donde se deja de lado los uniformes exceptuando en el inicio.
El entramado bélico, como digo, puede resultar escaso y se hace de rogar. Pero resulta interesante comentar este título debido a ser pionero en el cine propagandístico USA de la guerra. Estrenada antes de la entrada en guerra de su país, resulta interesante observar esa escena inicial donde abiertamente se dice o insinúa (cierto o no) que los pilotos americanos dejaban sus aviones lo más cerca de la frontera con Canadá (recordemos, aliada de Gran Bretaña), para que una vez en tierra y con ingenio se pasaran de un lado a otro de la frontera.
El personaje de Tyrone Power violará en la primera escena dicho gesto sobrevolando la frontera y aterrizando en un aeródromo haciéndose el despistado. De ahí y únicamente por interés económico acabará llevando un bombardero a las islas británicas antes de acabar enrolándose en la RAF para combatir al enemigo, o para seguir ligando, no queda claro muy bien el motivo. Es un inicio atractivo, que pone con extrema sencillez y cierta guasa, al espectador en situación. Lástima que posteriormente la película se limite a seguir el ABC de las historias clásicas románticas, con escaramuza de combate que justifique que sea considerada bélica, relegada al tramo final. Pasable.
Nota: 5
Lo Mejor: El inicio explicando la situación.
Lo Peor: Poco atrevida, se limita a cumplir el expediente de cine para ver en pareja en la época.
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