Hoy en la sección dedicada al cine europeo, voy con uno de esos títulos que creo que la gran mayoría tienen en muy buena estima. No me la juego apenas si digo que se trata de una de las cintas alemanas que ocuparían un lugar en el podio de la gran mayoría, dentro del cine germano y, por ende, del europeo, pues su filmografía, gracias a la II Guerra Mundial, es la más destacada del cine bélico europeo. "Stalingrado" llegó en 1993, en la década siguiente a "Das Boot" y la década anterior a "El hundimiento", las otras gran aplaudidas.
El film fue dirigido por Joseph Vilsmaier y no se escatimaron gastos para llevar a cabo la propuesta en conmemoración del 50 aniversario de tan dolorosa (y clave) derrota del ejército alemán. Se trata de una película aplaudiendo una dolorosa derrota, donde perdieron la vida miles de soldados alemanes y del Eje, así como soviéticos. En honor a ellos se hilvanó una película que se centró en un grupo pequeño de soldados, de diferentes rangos, y como les influyó a ellos el conflicto.
La película nos muestra la idílica vida en Italia de unos soldados de permiso. Han combatido heroicamente en el Norte de África a las órdenes de Rommel y por ello algunos serán condecorados, caso de Fritz (Dominique Horvitz) y Rollo (Jochen Nickel). En esa escena introductoria algo atropellada (llevan a un borracho en silla de ruedas a la ceremonia a la que llegarán de aquella manera) conoceremos al estirado oficial que nos acompañará en la propuesta, interpretado por el siempre elegante oficial nazi Thomas Kretschmann, que fue aquí donde inició su gran carrera en el cine bélico.
La cinta no dará tregua, pues de esa pequeña intro pasaremos tras una larga travesía en tren, a la URSS y a las puertas del mismísimo infierno de Stalingrado
La siguiente hora de la película es una avalancha de puro cine bélico. Pese a que estamos en 1993 (todavía no ha llegado "Salvar al soldado Ryan") y el cine europeo no es Hollywood, la sangría y carnicería de la ciudad soviética quedan fielmente reflejadas en un par de escenas de combate. La primera con el ataque a las fábricas de una ciudad derruida en escombros. Y, posteriormente, a esa lucha por las calles, con los civiles viviendo en el auténtico infierno.
A destacar de este tramo los momentos de suave calma antes de la tormenta, como el estar escuchando el fútbol en la radio (algo que ya vimos en "Das Boot") o ese alto el fuego para recoger a los heridos, mostrando ese gesto de humanidad (mal confundida con confraternización con el enemigo) que había entre los soldados rasos, ajenos a esos altos oficiales que viven en un mundo despiadado como el que han creado.
"Stalingrado" es una película perfectamente orquestada por etapas. La primera parte nos centra en el combate callejero en la ciudad, tal y como posteriormente veríamos en "Enemigo a las puertas" (J.J.Annaud, 2001), pero también nos mostrará que fuera de esas puertas del mismísimo infierno estaba el frío invierno, que acabaría con cualquier resquicio de esperanza en el disparatado triunfo que esperaba Hitler.
Condenados a trabajos como desactivadores de minas, nuestros protagonistas irán a parar a una misión que les servirá para recuperar su lugar en el ejército. Para ello llega la ESCENAZA de la película. Uno de los momentos que más me han encantado del cine bélico, un combate hombres contra carros donde un pequeño y reducido grupo de alemanes hace frente a la maquinaria soviética.
Sangre a borbotones, miembros por todos lados. Granadas estallando en los morros, el temblor en la tierra que propician esos vehículos y, ante todo, ese sabor del trabajo bien hecho que desprende esa celebración final donde nuestros heroícos hombres, repudiados, volverán a ser soldados de bien. Y como soldados de buen se les recompensará... con la ilusión que les puede generar ejecutar a prisioneros, en su mayoría civiles, incluyendo un pobre muchacho que les había ayudado en la ciudad al comienzo del fragor de la batalla.
Sin Salida
De esa espiral que lleva al mismísimo infierno no podrán escapar nuestros queridos soldados.Ninguno de los cuatro principales (incluyendo al joven Gege) ni ese colegui que se encuentran por el camino, Otto, llegará a salir vivo de ahí. La muerte aguarda de las maneras más absurdas, aunque generalmente de frío. Con la esperanza perdida y el ejército rindiéndose, el querido Rollo se deja consumir mientras los dos protagonistas principales, tras asistir al suicidio de un borracho Otto, se ponen manos a la obra a buscar la salida por el lugar más complicado: El Este. Un auténtico suicidio en toda regla, pero la única manera de huir el infierno que les acecha, que no es otra que huir hacia adelante.
Por el camino hemos asistido a todo tipo de tropelías, con unos oficiales dispuestos a matar a sus tropas sin impunidad alguna. Enviándoles a la muerte segura, dejando que se pudran físicamente, mientras ellos viven con todo tipo de lujos tal y como muestra ese cobertizo donde se pegan un buen atracón previo al desenlace. Por el camino, la película también nos mostrará algunos hechos históricos como el último avión que voló desde Stalingrado, ese momento en que quieres que los queridos protagonistas salgan huyendo de ahí, pese a "hacer trampas", pero el destino no quiere dejándoles a las puertas de huir.
Con fecha y hora, se nos informa de que ningún avión más salió de aquel infierno, con lo cuál ya sabemos que nuestros protagonistas están condenados a seguir en un combate cuya única salida parece la muerte.
Con gran dosis de realismo, y unas escenas de combate muy logradas, "Stalingrado" consigue ser una cinta de alto nivel dentro del cine europeo, sobretodo gracias a todo su tramo inicial, con una gran recreación de la ciudad (superada posteriormente por Jean Jacques Annaud en "Enemigo a las puertas") y de los combates cuerpo a cuerpo, pero elevada a los altares por esa escena en la nieve (de la que se recoge la foto del cartel promocional) que merece la pena ver una y otra vez, tal y como hice en mi infancia donde me vi la película en Canal + en no pocos pases.
Quizás flojee un poco en todo su tramo final, algo extendido y sin combates, donde tiene lugar la famosa escena del fusilamiento, la del intento de llegar al avión que parte rumbo a la querida Alemania o el cobertizo de lujo de los oficiales. Tres escenas, junto al desenlace propiamente dicho sin apenas tiros y sin la presencia soviética, que pueden llegar a cansar en sus 45 minutos finales pero que, al mismo tiempo, se agradecen para descubrir la odisea que supuso todo ello.
Porque sin ese tramo, quedaría la sensación de que allí se moría en el combate, y para nada fue del todo cierto. El frío y la desesperación de un ejército a la deriva y derrotado, abandonado desde Berlín a su suerte, son otros hechos a tener en cuenta y que se pueden observar en cada fotograma de ese Tercer Acto de la película. Al principio de la misma les decían que Dios estaba con ellos, o así rezaba la hebilla del cinturón (momento al que la "Stalingrado" rusa de 2013 tiene un homenaje, con Thomas Kretschmann parafraseando algo que su personaje en la versión alemana escucharía antes de entrar en combate).
Stalingrado es una casi sobresaliente película bélica, que he tenido siempre en muy buena estima. El tiempo ha enfriado en mí las sensaciones de mi infancia, pero no por ello dejo de reconocer sus virtudes, y que resulta a todas luces una gran película, y una de las mejores del cine bélico europeo. También se lo parece al público, como muestran sus buenas notas como el 7,2 filmaffinity, o que en la #ligadecinebelico haya ascendido a la máxima categoría con vuestros votos. Un infierno hecho película, y uno de los escasos ejemplos de gran cine bélico de la II Guerra Mundial rodados entre "Un puente lejano" (1977) y "Salvar al soldado Ryan" (1998).
Nota: 8,5
Lo Mejor: La escena de hombres contra blindados. De las mejores del cine bélico
Lo Peor: El lento y agónico desenlace donde los personajes acaban siendo muertos en vida
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