El hombre que mató a Hitler y después al Bigfoot (Robert D.Krzykowski, 2018)

En el catálogo de Amazon Prime Video me encontré con esta película poco conocida sobre uno de los grandes hechos de la II Guerra Mundial: El asesinato de Adolf Hitler en una misión ultrasecreta que estuvo durante largos años clasificada por la CIA. Calvin Barr, un joven estadounidense con numerosas misiones secretas a sus espaldas durante el conflicto, fue el encargado de ejecutar al auténtico Adolf Hitler, y no al señuelo número 2 que fue el que encontrarían en un búnquer al final de la guerra.

La película nos relata en modo flashbacks los momentos de dicha misión, con el contacto soviético y la "maldición" que le caerá a Calvin por el cumplimiento de tan arriesgada misión donde deberá infiltrarse entre las tropas alemanas, donde contemplará los horrores del holocausto antes de poder verse a solas con Hitler, a quien entregará un mensaje directo del Tío Sam. Sam Elliot ("Cuando callan las trompetas") es el encargado de dar vida a dicho gran héroe norteamericano.

La película, sin embargo, va más allá y nos muestra los recientes acontecimientos (nuevamente mantenidos ocultos por la CIA) donde un virus peligrosamente mortal estuvo a punto de convertirse en pandemia (cual premonición del Covid-19) proveniente de Canadá. El portador, no es otro que el Bigfoot, ser en opinión de muchos mitológico, pura leyenda, pero que estuvo a punto de mandar a la humanidad al garete si el bueno de Barr no hubiese intervenido para acabar con él.

El título de la película, sí señor, no ofrece dudas de lo que trata la película, ya que contiene los dos spoilers más importantes. Pero sirve para hablarnos de un héroe americano rechazado por sí mismo y, dicho sea de paso, por su país, que le dejó en el olvido hasta que fue rescatado para una nueva causa, cual Vengador (de Marvel) de la vida. Sam Elliot dota al protagonista de la serenidad necesaria para hacerlo creible. Él se echa la película a la espalda en este corto (90 minutos) pero intenso viaje que nos llevará desde la vida civil americana (en los años 40 y en el Siglo XXI) a la Alemania del III Reich, además de los bosques de Canadá.

La perfecta cohesión de un montaje sólido y efectivo, hace de la película un viaje crepuscular de un héroe sin hogar. Como un buen forastero, como el buen Ethan Edwards de "Centauros del desierto", el personaje interpretado por Sam Elliot cabalga rumbo a las diferentes aventuras que le deparó la vida. Con ese duelo final, muy del Western, donde tiene que bajar al barro para combatir contra el mismísimo Bigfoot en una pelea memorable.

Antes, eso sí, el regusto del espectador que quiere buen cine bélico queda saciado con la ingeniosa manera de acabar con Hitler (que no desvelaré). Una misión prácticamente suicida completada con éxito por un hombre cuyo nombre quedó en el olvido por culpa del intento de su Gobierno (y otros) de ocultar la realidad. Hitler no murió en un cine de París, tal y como nos enseñó Tarantino. Su verdugo fue un joven llamado Calvin Barr.

El resultado final es una notable película bélica en sus apenas par de escenas, y un sobresaliente ejercicio dramático de Western Crepuscular, con un Sam Elliot en estado de gracia (¡que le den el Óscar!) y un guión sin fisuras basado en las Memorias del propio Calvin Barr, con un montaje eléctrico que te mantiene en vilo desde el primer minuto. ¡Un Diez!


¡INOCENTES! Feliz día de los inocentes. 28 de diciembre. A continuación un breve comentario sobre el título.

La película decepciona, sin lugar a dudas. No por el hecho de que el episodio de Hitler sea escueto, si no por lo mal llevado que acaba siendo el del Bigfoot a excepción de esa sangrienta pelea final. La muerte de los dos personajes a los dos monstruos de la naturaleza del título son los dos único momentos donde la película cumple con lo que parecía prometer. El resto, un drama con un ritmo tedioso, con saltos temporales impropios de una producción del Siglo XXI. Eso sí, lo único donde no os he mentido es en Sam Elliot. Él tira de la película con lo que puede. Y sí, estamos ante una especie de Western crepuscular, pero el director no se lo cree o no sabe lo que es dicho género. Tiene la suerte de que al menos Elliot se tomó en serio un proyecto que suena a chiste y, por desgracia, procura ser seria.

Nota: 4/10

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