Llegamos a puestos importantes del #Belicómetro actoral que incluye las mejores interpretaciones de la historia del cine bélico según @micinebelico. Hoy toca ver qué actores se quedan a las puertas del Top20. Como estos viernes anteriores, os invito a opinar sobre si algunas de estas interpretaciones merecerían mejor o peor suerte y qué interpretación seguís echando en falta en la lista. Gracias por participar.
Toca reconocer a Martin Sheen porque, digámoslo, nadie lo ha hecho nunca. Su papel siempre ha pasado de puntillas en "Apocalypse now" y eso que él cargó en sus espaldas gran peso de la película. Omnipresente como protagonista principal, el hecho de que un par de secundarios acapararan algunos momentos del film ha hecho olvidar que gran parte de la película bebe de la voz en off y del rostro de un incrédulo Martin Sheen que no sabe muy bien qué hace en un río durante la Guerra de Vietnam. Se cortó la mano con un espejo por el papel, tuvo un ataque al corazón... en definitiva, casi se deja la vida por interpretar a Willard, ese personaje algo misterioso que lidera una operación "extraoficial" por Vietnam.
Su gran papel con la II Guerra Mundial de fondo tuvo lugar en "Vencedores y vencidos" sobre los juicios de Nuremberg. Pero como ese film no cabe en esta lista y tiene un reconocido y reputado personaje en "La cruz de hierro" me ha hecho incluirle en lista. ¿Quién no recuerda a Stransky? Ese oficial prusiano dispuesto a conseguir una cruz de hierro y volver a su casa como un héroe siendo un auténtico zote, un cobarde y no querer mancharse el uniforme. Ese cobardica de manual que acaba tirando de orgullo o vayan ustedes a saber de qué cuando Steiner le canta las cuarenta. Schell, genio y figura, como Stransky.
No, no es un papel para la historia. Sí, posiblemente su mejor interpretación bélica fuera en el "Yang Tse en llamas". Pero merecía la pena honrar a McQueen y ese Hilts con el que nos obsequió. Porque aquí, dos imágenes valen más que mil palabras. Su momentazo "Nevera" donde con chulería acaba siendo castigado y jugando con la pelota de beisbol... y esa fuga en motocicleta donde, curiosamente, él llegó a interpretar a uno de los alemanes que le persiguen, con lo cuál se perseguía a sí mismo. Magia del cine, y un papel simpático de los que hacen época.
Una de esas películas hechas para denunciar el racismo en Estados Unidos. Una de las mejores películas sobre la Guerra de Secesión, y dónde Matthew Broderick (bastante sosete en su papel) lidera un ejército formado por hombres afroamericanos libres que combaten contra el ejército confederado por la liberación de los esclavos. En el camino, acabarán convirtiéndose en todo aquello en lo que denuncian, pero logrando la gloria. Denzel Washington despegó a raiz de este papel que le daría un Óscar. En el reparto destacar también a Morgan Freeman.
Oddball. Oddball. Oddball. Lo digo tres veces por si no ha quedado claro. Su papel de ese tanquista norteamericano hippie, un tanto alocado y, porque no, ¿drogado? Sin duda alguna un simpático y divertido personaje en una película que a pesar de mezclar dosis de humor es una de hazañas bélicas. El objetivo es el oro, y para la historia la imagen de Eastwood, Savalas y Sutherland cual cowboys en busca de un Tiger alemán. El reparto se las trae, pero el bueno de Donald Sutherland se merienda a todos dos o tres veces, acaparando todo el protagonismo cada vez que aparece en pantalla.
Uno de esos papeles que me gusta reivindicar siempre. Uno de esos actores que tienen un nivel excepcional pero una película que al ser demasiado europea pasó de puntillas en algunos sectores. Pero lo que hace Harris en ella es, simplemente, excepcional. Ese oficial alemán, con el rostro cansado de la guerra pero sabiendo cuál es la misión. Capaz de hablar con un niño como si fuera un adulto, de hacerle ver que le condena a muerte. Un hombre que tiene un objetivo entre ceja y ceja y que, a pesar de ser el "malo" uno acaba queriéndole ver más en pantalla. No le hace falta hablar mucho para saber que su mera presencia impone.
Clint Eastwood y Cooper colaboraron para dar vida al francotirador más letal de la historia de los Estados Unidos. El resultado, una irregular película con buenas escenas bélicas pero donde destacaba, por encima de todo, la brillante interpretación de Cooper. Tanto en el terreno del hogar, alejado de la guerra, y ese drama que nos recuerda al de "En tierra hostil" con el soldado que no se adapta en casa, como en el terreno bélico, aportando suficiente firmeza y sobriedad a su personaje, necesaria para trasladarnos a ese duelo de francotiradores en Irak.
El bueno de Idris Elba interpretó a un Comandante de un país africano en una de esas historias sobre niños soldados que pone los pelos de punta. Como de punta ponía su histriónico personaje, un alocado hombre que intenta hacer máquinas de matar de unos pobres niños indefensos. El resultado, un hombre que acaba corrompido, hundido en las miserias de quien sabe que fuera de ese mundo no es nadie, todo lo contrario que los niños que crecen con la esperanza de, quizá algún día, poder borrar esa guerra de sus memorias. Esa parte final del personaje es tan interesante como el desarrollo camino de la locura del mismo.
No podía fallar Kirk Douglas. Quizá es un papel poco reconocido por la prensa debido a que el gran alegato de Stanley Kubrick eclipsó cualquier papel. Sin embargo, cabe señalar que, sobretodo en la primera parte, vemos a un Kirk Douglas capaz de dejarse la vida defendiendo a sus hombres. Puede que su pérdida de protagonismo tras el juicio influya a la hora de valorar a un personaje que en las dos secuencias finales, con el discurso antimilitarista ante su superior, como ese momento previo a la taberna dejando a sus hombres disfrutar de cinco minutos más de vida, acaban de rematar un personaje a la altura del peliculón que protagoniza.
Si Stransky estaba en lista no podía faltar, sin duda alguna, el protagonista principal de la obra de Sam Peckinpah. James Coburn nos ofrece ese rol de Steiner, un veterano sargento que cuida de sus hombres, que se desvive por ellos y que cada bala que uno de ellos recibe, le da en el pecho. A diferencia de Stransky, su alter ego, él sí conoce "Donde crecen las cruces de hierro" auténtico leitmotiv de la película. Tanto su indumentaria andrajosa, el barro por todo el cuerpo, esa barba descuidada de tres días y el llevar un arma soviética ayudan a la construcción de un personaje único y necesario para el género.
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