Acabando el verano, aprovecho para volver al caluroso desierto para una nueva entrada dedicada a la sección de #MisionesSuicidas. Tras "Tobruk", ya analizada, toca hablar de otro de los clásicos de la campaña del Norte de África: "Mercenarios sin gloria" (Play Dirty), que contó con un emergente Michael Caine en el rol protagonista, escoltado por actores de la talla de Nigel Davenport, Nigel Green o Harry Andrews.
La Misión
Un grupo de mercenarios bajo mando del Ejército británico son enviados tras las líneas enemigas para destruir una base de combustible de Rommel. Al frente de la operación está un inexperto oficial británico (Michael Caine), que es el único que pertenece oficialmente al ejército británico. A su lado, el capitán Leetch, hombre de confianza del Coronel Masters, auténtico alma matter de la Operación que está empeñado en que el raid siga el camino que siglos atrás siguieron los cartaginenses en el Antiguo Egipto.
¿Cómo transcurre en la realidad?
El Comandante Masters pide al Ejército británico colaboración y el visto bueno para llevar a cabo una peligrosa misión tras las líneas enemigas. Su frase será "Dos hombres detendrán a Rommel: Hitler, al no suministrarle suficiente combustible, y yo". Frase que el General británico al mando (Harry Andrews) hará suya poco después. Ahí empieza el lío. Por un lado a Masters le dan el visto bueno para una Operación con tres jeeps y ocho personas, liderados oficialmente por Michael Caine, pero donde el capitán Leetch es el líder auténtico del grupo. Pero los británicos pretenden que esta misión fracase y quienes se lleven la gloria sea el propio ejército británico que partirá unas cuantas horas después siguiendo el mismo camino.
Por el camino, el grupo de "mercenarios" se topará con un grupo de Bereberes. Disimularán haciéndose pasar por un comando italiano hasta que se dan cuenta de la chapa de identificación del capitán Douglas (Michael Caine). Su inexperiencia casi cuesta caro, pero Leetch sale al paso acribillando a balazos a los bereberes. Proseguirán su camino llegando a la escena con mayor tensión subiendo a un risco. Con astucia, conseguirán subir dos de los tres Jeeps arriba de la montaña, pero el tercero caerá.
Tras hacer noche en el lugar, los alemanes hacen acto de presencia abajo y se esconden para una emboscada a los británicos. Ahí llegarán las tropas británicas que "seguían" el raid de nuestros protagonistas y que serán aniquiladas por los alemanes. Douglas intentará avisarles, pero Leetch (que tiene una recompensa si trae de vuelta vivo al personaje interpretado por Caine) lo evitará. Tras la escena, la tensión en el grupo se pone al rojo vivo.
Continúan la aventura, sobreviviendo a una zona minada en la cuál Caine está a punto de morir y uno de los miembros del grupo queda malherido. Una enfermera alemana superviviente de una ambulancia que atacarán, acaba ayudando a sobrevivir al hombre antes de un intento de violación por parte del grupo. Si algo queda claro a esta altura de la película es que el grupo son unos auténticos mercenarios, gente sin escrúpulos que "juega sucio" (título original de la película). Ese juego sucio que hace sobrevivir a Leetch es el que comenzará a seguir un Caine hastiado de todo y de todos.
La misión fracasará, al llegar al supuesto punto donde el enemigo tiene el combustible, pero los bidones están vacíos y todo es una trampa. Posteriormente irán a buscar un barco para salir de allí, no sin antes intentar explotar unos cuantos bidones de la zona. A estas alturas, el ejército británico, conociendo el fracaso, pedirá al Coronel Masters que traicione a los suyos debido a que Montgomery necesitará los bidones. Es decir, ahora no interesa volar por los aires el combustible, si no mantenerlos intactos para cuando el ejército llegue hasta allí.
Caine y los suyos hacen mucho ruido en una misión suicida. El enemigo está al aviso y ello provoca un fracaso absoluto. Los dos principales protagonistas sobreviven a la noche, no así el grupo. Por la mañana, los británicos asaltan el pueblo costero y Douglas convence a Leetch para salir con bandera blanca (tienen uniforme alemán), y así unirse a los británicos. Sin embargo, un inexperto soldado les dispara y acaba con sus vidas. "Que no vuelva a pasar" es lo que le espeta el oficial al mando a su soldado. Ya es tarde para esos "Mercenarios sin gloria".
Balance de la Misión (8/10) (Suicidómetro)
Atravesar el desierto, sobreviviendo a tribus, alemanes, al calor y a las tormentas del desierto, incluso teniendo que esconderse en un risco da mucho nivel al suicidómetro. Eso sí, le resta el hecho de no tener apenas escaramuza alguna con el enemigo. La única escena bélica al 100% se da al final en ese asalto suicida un tanto caótico.
No obstante la misión es suicida desde el momento que un Coronel zumbado organiza una misión tan peligrosa como posiblemente innecesaria. Y en el momento en que el Ejército británico les utiliza como gancho para llevarse ellos mismos la gloria. Llegan a ser tan prescindibles que no importa venderles al enemigo con tal de que no vuelen por los aires el combustible de Rommel para aprovecharlo en el futuro. Todo muy improvisado y dejando claro lo perra que es la guerra.
No cabe duda que si de ocho hombres que inician la misión, los ocho mueren, queda claro que merece una nota alta en el suicidómetro. Pero cuidado, tiene truco, ya que los dos últimos en morir lo hacen por una inoportuna gañanada. Por parte de Caine a la hora de llevar bandera blanca y pasearse por el pueblo, y por parte de un pipiolo británico por dispararles. Una muerte tan absurda vale para dar nivel a la película, pero para restárselo en el suicidómetro.
La Película (Crítica)
Vaya por delante que el título original "Play Dirty" hace justicia a lo que muestra la película mucho más que el spoiler de "Mercenarios sin gloria". En su original, estamos ante un mensaje claro de lo bastardos que son todos los personajes de la película. Desde un Leetch que se vende por dinero, y toda esa cuadrilla de mercenarios que solo saben jugar sucio, hasta ese momento de intento de violación de la enfermera alemana. Unos auténticos perros de la guerra que tienen que jugar con lo que tienen para sobrevivir y cumplir sus objetivos.
En contrapunto, un Michael Caine que poco a poco va viendo que la única manera de hacer la guerra es esa, la de "jugar sucio". El título en castellano, sin embargo, hace referencia a todo ese tramo final, donde estos mercenarios de la guerra acabarán mal, sin gloria alguna, porque son vendidos por el propio ejército británico que nunca les tuvo en cuenta y que acabó quitándoles la vida, en la imagen final de ese soldado británico despistado (por no decir otra cosa). De ahí que me guste mucho más el original, que va más al grano y no destripa parte de la trama.
Dicho esto, toca analizar una película un tanto irregular. No veremos grandes escenas de combate, y la tensión va, como es habitual en estos títulos en pequeñas escenas. A mencionar todo el tramo del risco, tanto con el intento de subir los jeeps, como posteriormente el momento de la emboscada alemana a los británicos ante la atenta mirada de nuestros protagonistas que no pueden ni deben hacer ruido. A esta escena toca añadir la siguiente, con las minas. La tensión mientras intentan salvar la vida a Caine nos regala un momento tan cumbre que supera la mítica escena de "Tobruk" del campo minado.
Pero eso son pequeños fogonazos en una película que se desinfla perdiéndose en el desierto. No hay gloria, como el título dice, y como la propia película deja claro. Sin combates, siendo engañados por el enemigo, y con un tramo final suicida y caótico, la película no alcanza el nivel de los grandes títulos del género. Como película de hazañas bélicas y #MisionesSuicidas, estamos ante una acertada producción que bebe de "Doce del patíbulo". Tenemos, al igual que en el clásico de Aldrich, a un grupo de bastardos, unos perros a la gloria que nunca tendrán la gloria, ni la buscan... como tampoco buscan las medallas.
Y esos bastardos son capaces de ir contra todo, no parecen de fiar, pero acabamos confraternizando con ellos, queriendo que salga bien la misión. Ese cine sucio, que apareció en la segunda mitad de los años 60 (repito, tras "Doce del patíbulo") tiene en "Mercenarios sin gloria" un buen ejemplo. Una película tan sucia y dura, como acertada. Acertada por ese inicio, con un jeep con un vivo y un muerto, y la música alemana (lili Marlen) hasta que pasan a las líneas británicas y cambia la sintonía de radio. Ese tema alemán que volverá a hacer acto de presencia en el abrupto y absurdo final.
Porque al final de todo, la crítica a la guerra es clara. Nos han colado una de misiones suicidas pero, en el fondo, el único objetivo es criticar la brutalidad de un conflicto sinsentido. Ese sinsentido donde por lograr la gloria, los oficiales al mando envían a la muerte segura a sus subordinados. Ese sinsentido que provoca que sean capaces de venderlos por el bien de la guerra (algo así como daños colaterales). Ese sinsentido como ver la paz al final de una misión de locos y ser abatido a balazos por tu propio ejército.
Al final, la forma de ver la guerra de Caine y Davenport es bien diferente. Poco a poco van acercando posturas a medida que el primero ve que para hacer la guerra, toca ser más perro y "jugar sucio". Sin embargo, al final del film, se olvida de esa manera de jugar y acaba saliendo al aire libre con bandera blanca. Peor es lo de Davenport, que hastiado de todo, y a pesar de recomendar al personaje de Caine que es pronto para salir, acabará acompañándole, no se sabe bien si por el cansancio y ver la libertad a ese infierno, o por la recompensa que le espera si vuelve con Caine de una pieza. Sea la avaricia o el hastío, el resultado es mortal para ambos, demostrando que ese "Play dirty" que da título a la película, es la única forma de mantenerte vivo y de una pieza en ese mundo de locos.
Nota: 6,25
Lo Mejor: El tramo central de la producción y como Davenport lleva a Caine a su terreno
Lo Peor: No genera toda la sensación de peligro ni tiene la suficiente acción para acabar siendo creible o entretenida.
La Misión
Un grupo de mercenarios bajo mando del Ejército británico son enviados tras las líneas enemigas para destruir una base de combustible de Rommel. Al frente de la operación está un inexperto oficial británico (Michael Caine), que es el único que pertenece oficialmente al ejército británico. A su lado, el capitán Leetch, hombre de confianza del Coronel Masters, auténtico alma matter de la Operación que está empeñado en que el raid siga el camino que siglos atrás siguieron los cartaginenses en el Antiguo Egipto.
¿Cómo transcurre en la realidad?
El Comandante Masters pide al Ejército británico colaboración y el visto bueno para llevar a cabo una peligrosa misión tras las líneas enemigas. Su frase será "Dos hombres detendrán a Rommel: Hitler, al no suministrarle suficiente combustible, y yo". Frase que el General británico al mando (Harry Andrews) hará suya poco después. Ahí empieza el lío. Por un lado a Masters le dan el visto bueno para una Operación con tres jeeps y ocho personas, liderados oficialmente por Michael Caine, pero donde el capitán Leetch es el líder auténtico del grupo. Pero los británicos pretenden que esta misión fracase y quienes se lleven la gloria sea el propio ejército británico que partirá unas cuantas horas después siguiendo el mismo camino.
Por el camino, el grupo de "mercenarios" se topará con un grupo de Bereberes. Disimularán haciéndose pasar por un comando italiano hasta que se dan cuenta de la chapa de identificación del capitán Douglas (Michael Caine). Su inexperiencia casi cuesta caro, pero Leetch sale al paso acribillando a balazos a los bereberes. Proseguirán su camino llegando a la escena con mayor tensión subiendo a un risco. Con astucia, conseguirán subir dos de los tres Jeeps arriba de la montaña, pero el tercero caerá.
Tras hacer noche en el lugar, los alemanes hacen acto de presencia abajo y se esconden para una emboscada a los británicos. Ahí llegarán las tropas británicas que "seguían" el raid de nuestros protagonistas y que serán aniquiladas por los alemanes. Douglas intentará avisarles, pero Leetch (que tiene una recompensa si trae de vuelta vivo al personaje interpretado por Caine) lo evitará. Tras la escena, la tensión en el grupo se pone al rojo vivo.
Continúan la aventura, sobreviviendo a una zona minada en la cuál Caine está a punto de morir y uno de los miembros del grupo queda malherido. Una enfermera alemana superviviente de una ambulancia que atacarán, acaba ayudando a sobrevivir al hombre antes de un intento de violación por parte del grupo. Si algo queda claro a esta altura de la película es que el grupo son unos auténticos mercenarios, gente sin escrúpulos que "juega sucio" (título original de la película). Ese juego sucio que hace sobrevivir a Leetch es el que comenzará a seguir un Caine hastiado de todo y de todos.
La misión fracasará, al llegar al supuesto punto donde el enemigo tiene el combustible, pero los bidones están vacíos y todo es una trampa. Posteriormente irán a buscar un barco para salir de allí, no sin antes intentar explotar unos cuantos bidones de la zona. A estas alturas, el ejército británico, conociendo el fracaso, pedirá al Coronel Masters que traicione a los suyos debido a que Montgomery necesitará los bidones. Es decir, ahora no interesa volar por los aires el combustible, si no mantenerlos intactos para cuando el ejército llegue hasta allí.
Caine y los suyos hacen mucho ruido en una misión suicida. El enemigo está al aviso y ello provoca un fracaso absoluto. Los dos principales protagonistas sobreviven a la noche, no así el grupo. Por la mañana, los británicos asaltan el pueblo costero y Douglas convence a Leetch para salir con bandera blanca (tienen uniforme alemán), y así unirse a los británicos. Sin embargo, un inexperto soldado les dispara y acaba con sus vidas. "Que no vuelva a pasar" es lo que le espeta el oficial al mando a su soldado. Ya es tarde para esos "Mercenarios sin gloria".
Balance de la Misión (8/10) (Suicidómetro)
Atravesar el desierto, sobreviviendo a tribus, alemanes, al calor y a las tormentas del desierto, incluso teniendo que esconderse en un risco da mucho nivel al suicidómetro. Eso sí, le resta el hecho de no tener apenas escaramuza alguna con el enemigo. La única escena bélica al 100% se da al final en ese asalto suicida un tanto caótico.
No obstante la misión es suicida desde el momento que un Coronel zumbado organiza una misión tan peligrosa como posiblemente innecesaria. Y en el momento en que el Ejército británico les utiliza como gancho para llevarse ellos mismos la gloria. Llegan a ser tan prescindibles que no importa venderles al enemigo con tal de que no vuelen por los aires el combustible de Rommel para aprovecharlo en el futuro. Todo muy improvisado y dejando claro lo perra que es la guerra.
No cabe duda que si de ocho hombres que inician la misión, los ocho mueren, queda claro que merece una nota alta en el suicidómetro. Pero cuidado, tiene truco, ya que los dos últimos en morir lo hacen por una inoportuna gañanada. Por parte de Caine a la hora de llevar bandera blanca y pasearse por el pueblo, y por parte de un pipiolo británico por dispararles. Una muerte tan absurda vale para dar nivel a la película, pero para restárselo en el suicidómetro.
La Película (Crítica)
Vaya por delante que el título original "Play Dirty" hace justicia a lo que muestra la película mucho más que el spoiler de "Mercenarios sin gloria". En su original, estamos ante un mensaje claro de lo bastardos que son todos los personajes de la película. Desde un Leetch que se vende por dinero, y toda esa cuadrilla de mercenarios que solo saben jugar sucio, hasta ese momento de intento de violación de la enfermera alemana. Unos auténticos perros de la guerra que tienen que jugar con lo que tienen para sobrevivir y cumplir sus objetivos.
En contrapunto, un Michael Caine que poco a poco va viendo que la única manera de hacer la guerra es esa, la de "jugar sucio". El título en castellano, sin embargo, hace referencia a todo ese tramo final, donde estos mercenarios de la guerra acabarán mal, sin gloria alguna, porque son vendidos por el propio ejército británico que nunca les tuvo en cuenta y que acabó quitándoles la vida, en la imagen final de ese soldado británico despistado (por no decir otra cosa). De ahí que me guste mucho más el original, que va más al grano y no destripa parte de la trama.
Dicho esto, toca analizar una película un tanto irregular. No veremos grandes escenas de combate, y la tensión va, como es habitual en estos títulos en pequeñas escenas. A mencionar todo el tramo del risco, tanto con el intento de subir los jeeps, como posteriormente el momento de la emboscada alemana a los británicos ante la atenta mirada de nuestros protagonistas que no pueden ni deben hacer ruido. A esta escena toca añadir la siguiente, con las minas. La tensión mientras intentan salvar la vida a Caine nos regala un momento tan cumbre que supera la mítica escena de "Tobruk" del campo minado.
Pero eso son pequeños fogonazos en una película que se desinfla perdiéndose en el desierto. No hay gloria, como el título dice, y como la propia película deja claro. Sin combates, siendo engañados por el enemigo, y con un tramo final suicida y caótico, la película no alcanza el nivel de los grandes títulos del género. Como película de hazañas bélicas y #MisionesSuicidas, estamos ante una acertada producción que bebe de "Doce del patíbulo". Tenemos, al igual que en el clásico de Aldrich, a un grupo de bastardos, unos perros a la gloria que nunca tendrán la gloria, ni la buscan... como tampoco buscan las medallas.
Y esos bastardos son capaces de ir contra todo, no parecen de fiar, pero acabamos confraternizando con ellos, queriendo que salga bien la misión. Ese cine sucio, que apareció en la segunda mitad de los años 60 (repito, tras "Doce del patíbulo") tiene en "Mercenarios sin gloria" un buen ejemplo. Una película tan sucia y dura, como acertada. Acertada por ese inicio, con un jeep con un vivo y un muerto, y la música alemana (lili Marlen) hasta que pasan a las líneas británicas y cambia la sintonía de radio. Ese tema alemán que volverá a hacer acto de presencia en el abrupto y absurdo final.
Porque al final de todo, la crítica a la guerra es clara. Nos han colado una de misiones suicidas pero, en el fondo, el único objetivo es criticar la brutalidad de un conflicto sinsentido. Ese sinsentido donde por lograr la gloria, los oficiales al mando envían a la muerte segura a sus subordinados. Ese sinsentido que provoca que sean capaces de venderlos por el bien de la guerra (algo así como daños colaterales). Ese sinsentido como ver la paz al final de una misión de locos y ser abatido a balazos por tu propio ejército.
Al final, la forma de ver la guerra de Caine y Davenport es bien diferente. Poco a poco van acercando posturas a medida que el primero ve que para hacer la guerra, toca ser más perro y "jugar sucio". Sin embargo, al final del film, se olvida de esa manera de jugar y acaba saliendo al aire libre con bandera blanca. Peor es lo de Davenport, que hastiado de todo, y a pesar de recomendar al personaje de Caine que es pronto para salir, acabará acompañándole, no se sabe bien si por el cansancio y ver la libertad a ese infierno, o por la recompensa que le espera si vuelve con Caine de una pieza. Sea la avaricia o el hastío, el resultado es mortal para ambos, demostrando que ese "Play dirty" que da título a la película, es la única forma de mantenerte vivo y de una pieza en ese mundo de locos.
Nota: 6,25
Lo Mejor: El tramo central de la producción y como Davenport lleva a Caine a su terreno
Lo Peor: No genera toda la sensación de peligro ni tiene la suficiente acción para acabar siendo creible o entretenida.
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