"Los mejores años de nuestra vida" (William Wyler, 1946)

Acabado mi homenaje a la II Guerra Mundial narrada cronológicamente, me vi en la obligación de dedicar una entrada a una película sobre los efectos de la guerra, pero que se apartaba completamente del cine bélico: "Los mejores años de nuestra vida", el clásico que William Wyler estrenó en 1946 tras haber prestado servicio a la Propaganda Hollywoodiense.

El director
Wyler dedicó sus esfuerzos entre 1942 y 1945 a documentales de guerra, donde sobresaldría el de "Memphis Belle". Dichos documentales podréis encontarlos en Netflix, junto a una serie documental que habla de la labor de cinco grandes directores que dedicaron sus esfuerzos a la guerra, incluidos Ford o Huston, además del grandísimo Wyler. Entre medias, pudo rodar un largometraje: "La señona Miniver" sobre el esfuerzo británico, centrándose en una madre coraje y en su familia bajo las bombas.


El éxito de Miniver llevó al director a su primer Óscar de la Academia de Hollywood, tras tres años consecutivos de nominación sin premio. Su siguiente largometraje oficial exceptuando documentales sería este "Los mejores años de nuestra vida", que obtuvo hasta siete Oscars, consiguiendo Wyler su segunda estatuilla. Completaría el triplete particular con "Ben Hur". A estos tres largometrajes debemos añadir que tras las cámaras dirigiría grandes obras como "Vacaciones en Roma", "La calumnia", "El coleccionista" o "La gran prueba", completando uno de los más magníficos currículums de toda la historia para un director.

Los actores
El coral reparto de "Los mejores años de nuestra vida" se centra en tres veteranos de guerra interpretados por Fredric March, Dana Andrews y Harold Russell. Como detalle, este último NO era actor, y en efecto, tal y como se ve en la película, era un veterano de guerra que había perdido las dos manos. Su papel fue tan memorable que no solo obtendría el Oscar, si no que se llevó dos premios, ya que le darían uno honorífico por dar ánimos a los veteranos de guerra. March se llevó el premio al Mejor Actor y Dana Andrews no sería nominado nunca. Destacar que Andrews merecerá un episodio aparte el año que viene dado su amplio cv bélico, con un buen puñado de títulos rodados durante la IIGM.

En el apartado femeniino tenemos también un amplio reparto con Myrna Loy, Teresa Wright, Virginia Mayo y Cathy O'Donnell. A pesar del éxito de la película, sus roles secundarios en la trama llevarían a que ninguna de ellas obtuviera nominación alguna a los premios de la academia. Teresa Wright ya había trabajado anteriormente con el director en "La Señora Miniver" ejerciendo el rol de la novia del hijo de la Señora Miniver, que era piloto de avión. Por dicho papel, obtendría el Óscar como mejor Secundaria.

La Trama
La película nos muestra a tres completos desconocidos que vuelven a la ciudad de la que son natales los tres. Uno de ellos, Al Stephenson, el más veterano y Sargento durante la contienda, vuelve a su apacible vida con una mujer que le ama y con sus hijos. Eso sí, su idílica vida contrastará con las borracheras que se coge para olvidar el reciente pasado de la guerra. No le faltará trabajo al ser ascendido en el banco en el que trabajaba por el mero hecho de ser un héroe de guerra.

Por su parte, Fred (Dana Andrews) parece tenerlo todo en orden, con sus padres, con una mujer con la que se casó antes de partir al frente a bordo de un bombardero. Sin embargo, para él no hay trabajo, o al menos no uno digno... y la mujer con la que se casó no es lo que él esperaba. A esta nada fructífera historia de amor se une que una noche de borrachera conocerá a la hija de Al, iniciando un flirteo amoroso que no gusta al ex Sargento.

Por último tenemos a Homer, interpretado por el actor amateur y veterano de guerra Harold Russell. Con ganchos en lugar de manos, este ex marinero en la ficción vuelve a su casa y no soporta la compasión con la que le miran todos, desde sus padres a una novia (Wilma) a la que quiere pero no soporta ver al no poderla abrazar como es debido. En una escena llegará a gritar a unos niños autoproclamándose "monstruo", a pesar de que él procura hacer una vida normal al dominar perfectamente los ganchos.

Frases
La dureza de Willer en la trama, con cierto sentido del humor negro, se hace patente en algunas frases nada halagüeñas para sus protagonistas. El personaje de Al dirá dos frases lapidarias en el tramo inicial de la producción. Por un lado señalando tras dejar a Harold con su familia que a pesar de lo que le enseñó la marina a utilizar sus ganchos "no pudieron enseñarle a abrazar a su novia, ni a acariciarle el pelo".

Poco después, antes de salir del taxi llegará a decir que "me siento como si fuera a desembarcar en Normandía" ante el claro miedo de volver a su hogar, a casa, y no saber como sería recibido.

Otra frase que destacaría del tramo inicial del film es la siguiente:
"A menos que haya otra guerra. Entonces no tendremos que preocuparnos porque volaremos en pedazos el primer día". Era 1946, aún no había comenzado la guerra fría, pero Wyler ya destacaba el peligro de una futura gran guerra dado el armamento que se estaba gestando.

Escenas
Wyler dota de fuerza no pocas escenas de la película. El inicio es desolador. Un ex tripulante de un bombardero buscando un avión para volver a casa. No le ofrecen nada en los próximos días, mientras que un ricachón llega con vuelo "reservado" a donde quiere y no le importa pagar porque le lleven el equipaje. El personaje de Dana Andrews, mientras tanto, tendrá que recorrer el aeropuerto hasta el otro lado de la pista de aterrizaje, cargando su petate, para llegar a una cantina repleta de ex veteranos de guerra que esperan volver a casa. Algunos aceptarán un vuelo a cualquier otra ciudad al no tener para casa.

Finalmente conseguirá entrar en un bombardero que debe ser destinado a otro puesto. Junto a él dos personajes más: Al y Harold, sargento de infantería y marinero sin manos.. De este modo Wyler nos junta los tres tipos de soldados por tierra, mar y aire, para meternos en sus vidas en diferentes zonas: el que lo tiene todo y no es feliz, el que intenta mirar con buenos ojos a la vida pero ésta le da la espalda, y el que se ha adaptado a vivir sin manos pero teme como reaccionará su familia (a pesar de ya saberlo) a verle diferente.

Esas escenas de como se reencuentran los veteranos con sus familias serán uno de los puntos de interés de la película, uno de los momentos cumbres con los que Wyler nos muestra las penurias de la guerra a través de quienes vuelven de la misma pero no se les agradece lo suficiente. No será el único momento de ello, porque a pesar de que el jefe del Banco ofrece un buen rango y sueldo a Al, por contra el personaje de Dana Andrew se las verá para conseguir empleo digno, cobrando 32,50 Dólares a la semana, cuando en el Ejército cobraba 400 al mes. Para haceros una idea, el banquero Al cobraría en su nuevo puesto 1.000 mensuales.

La dureza pasa a una historia de amor en el tramo central, donde Dana Andrews y la hija de Al llegarán a un romance truncado por su padre. Ahí volverá a cobrar protagonismo Andrews con una de las escenas más memorables del film, cuando una vez camino del divorcio de una mujer que no le quiere y a la que él tampoco, acaba en un cementerio de aviones, con toda la chatarra. Subirá por última vez a un bombardero y ahí Wyler echa a volar la imaginación del espectador.

No vemos ningún flashback, no oimos grito alguno. Pero una música angustiosa, que nos atrapa y nos aprieta fuerte, que nos mete el miedo en el cuerpo se une a un plano de un sudoroso Andrews, al ruido en off de los motores de un avión mientras el plano recorre de un lado al otro mostrando los 4 motores (o donde deberían estar). Finalmente, un plano lejano se acerca al avión con el sonido de un despegue. El avión, obviamente, no está despegando, pero el efecto que consigue Wyler con la cámara es exactamente el mismo. Un truco cinematográfico que nos pondrá los pelos de punta.

Antes de esa grandísima secuencia tenemos una no menos importante, en la que un hombre con el periódico, desayunando su bocadillo echará en cara a Homer que ¿por qué ha perdido las manos?, destacando que es una guerra a la que los políticos le enviaron y que era innecesaria. Un hombre intentando demostrar que el nazismo y el imperialismo japonés no hubieran sido molestia para los EEUU mientras, en frente, un patriota que defendió la libertad se acabará poniendo rojo, al igual que el camarero, un Dana Andrews que acabará perdiendo el empleo por defender a su amigo y propinar un guantazo a semejante personaje.

Pero Wyler no es tonto. La dureza de algunos momentos de la película y la depresión que pudiera generar en cualquier veterano de guerra acabará suavizada en un Happy End que puede gustar más o menos pero que deja redondo el final del film. Por un lado tenemos una boda, auspiciada por un Andrews que arrepentido de no haber sido valiente en sus decisiones animará a Homer a que le pida a Wilma que se case. Este lo hará tras mostrarle con lo que tendrá que cargar el resto de sus vidas. Llegamos a ver los muñones en lugar de extremidades, y como este se puede poner el pijama pero no abrocharlo. Wilma aceptará su destino para seguir ligada a la persona a la que ama.

Una boda para unirlo todo, como buena película romántica, aunque esta no lo sea más que un drama social. En dicha boda, preciosa con planos tan impactantes como el de Dana Andrews buscando a la hija de Al en medio de la marabunta de invitados... y que acaba no ya con el abrazo de todos los presentes, si no con los dos enamorados que, cual Romeo y Julieta veían imposible su amor, dándose un beso. En ese momento, cuando la película debe acabar con un beso y alegría, Andrews destaca a su amada que no sabe lo que les esperará, que no tendrán mucho dinero para salir adelante... el final es feliz, con dos parejas mostrándose su amor, pero al mismo tiempo amargo, con dos futuros inciertos.

Nota: 8,5

Lo Mejor: La dureza de algunas escenas donde, sin regodearse en el dolor, nos muestra lo difícil que debió ser la vuelta al hogar.
Lo Peor: El romanticismo de la parte central nos hace olvidarnos durante una hora de los problemas reales que intenta acusar el film.


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