Porque a fin de cuentas, "La tregua" no deja de ser el título que hace mención a una tregua entre ambos bandos (nacional y republicano) en una situación donde es inevitable tener que dejar las rencillas de un lado ante la lejanía del hogar. Todos los presentes ansían volver a su España por mucho que allí gobierne un dictador (en el caso de los republicanos).
De esta manera el largometraje avanza sobre terreno bastante seguro. Sin florituras, se nos lanza un drama sobre prisioneros de guerra y sus odios políticos y como están obligados a entenderse si no quieren volverse locos allí dentro de un Gulag soviético. Cuanto mayor es la tensión dentro del campo, mejores sensaciones muestra la película.Es destacable la labor tanto del equipo técnico de cara a la dirección artística y decorados, como del vestuario y fotografía. Un film oscuro, con tonos blancos y grises, remarcando el invierno soviético, el frío y el horror de la guerra sin necesidad de entablar combate alguno. Lejos, muy lejos, del frente, miembros de la División azul y republicanos que habían huido a La URSS durante la guerra y soñaban con volver a casa, conviven en una situación límite.
La película es larga y se llega a hacer larga, no se puede negar. Son 150 minutos de cine carcelario donde apenas se vislumbra muy poco de intento o amago de fuga. Sin el plus en cuanto a acción o emoción que le da una fuga a todo largometraje del subgénero, lo que tenemos es un drama carcelario al uso donde su mayor virtud será, al mismo tiempo, su talón de Aquiles, ya que es imposible contentar a todo el mundo y, cuando sale a la palestra la Guerra Civil, siempre hay quien critique.Puede resultar básico, y lo es, luchar por la conciliación entre ambos bandos en una época donde era difícil olvidar la reciente guerra. Si hoy en día sigue habiendo heridas incluso entre quienes no vivieron aquellos tiempos convulsos, qué no pasaría por las cabezas de los que estaban allí entonces. Pero el mensaje claro del film no es otro que el de sentirse orgulloso de ser español y esa 'morriña' por la patria perdida.
El sueño, más allá de la libertad a cualquier precio es el de volver a casa. Por ello una fuga no tiene sentido a kilómetros de la civilización y el objetivo es seguir vivos mientras se aguarda a ser liberados. Algo que tardó tanto tiempo que es muy difícil reflejar con fidelidad en 150 minutos, por mucho que se intente. De ahí que los lapsus de tiempo resultan tan largos como, en algunos momentos, poco creíbles. Para concluir sin dilucidar cuánto tiempo pasa desde 1947 (última fecha que se menciona) y la liberación de los prisioneros.El epílogo es, pues, un tanto largo. El clímax llega tan pronto en comparación que la sensación de todo lo que le sigue no es otra que la de querer apretar muchos años de angustia en bastante poco tiempo. Salen airosos lo mejor que pueden, pero es inevitable pensar que ahí falta algo. Y más cuando las últimas muertes y acontecimientos en pantalla acaban resultando algo atropellados con el remate final de un desenlace un tanto poco creíble donde se bebe, en cierta manera, de algún clásico como "Embajadores en el infierno", el otro drama carcelario de la División Azul.
A destacar, por encima de las creíbles interpretaciones principales, la de Fernando Valdivielso, el asturiano republicano del grupo, y quien más espuma saca por la boca. Las escenas de mayor violencia física o verbal acaban teniendo su firma, y es él quien mayor mal rollo e incertidumbre genera. El odio de los perdedores, reflejado en esa interpretación que, por desgracia, quedará olvidada en la temporada de premios."La tregua" no es ninguna joya, y su duración acaba jugando en su contra si bien es inevitable pensar que a menos que hubiese sido una miniserie, es imposible abarcar tanto en las dos horas de rigor. Esa media hora, pues, resulta necesaria a la par que agotadora. Es el destino de una película que busca el realismo del conflicto y recordar, en pos de la reconciliación, todo el dolor pasado. Por encima de todo, España, con esa escena del himno 'neutral' de ambos bandos que llega a emocionar por muy cursi y sencilla que sea en las bases.
Nota: 6,25
Lo mejor: Fernando Valdivielso y la crudeza de los momentos más dramáticos
Lo peor: La no trama. Un largometraje que más allá de mostrarnos la convivencia entre hermanos peleados, no tiene ningún punto de inflexión con acción.
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